La vida en Historioburgo resultaba ser curiosamente normal desde que la Batalla Final se había librado. Para ponerlos un poco en contexto, repasemos lo que había ocurrido en esta ciudad prácticamente desde que un maligno maleficio la había creado a partir de una tierra lejana que todos desconocían que existía.
En el Bosque Encantado, donde todos los personajes de cuentos clásicos (o al menos la versión que existía en esa realidad) vivían y habían recibido lo que nosotros conocemos como sus “felices para siempre”. Después de la boda de Blancanieves con el Príncipe Encantador, la Reina Malvada se apareció en el lugar donde se había llevado a cabo la mágica ceremonia que sellaría un final feliz. La maligna mujer lanzó una amenaza que sacudió a toda la tierra.
Lanzaría la Maldición Oscura, un hechizo de magia tan malvada y con propiedades colosales que se tendría que pagar un precio muy alto para lograr lanzarlo. Por desgracia, la reina lo pudo pagar a costa de la vida de su propio padre (o mejor dicho corazón) y el maligno hechizo fue lanzado desde el corazón del reino.
Blancanieves y el Príncipe, temiendo lo peor, fueron a visitar a un antiguo ser que ellos creían, tenía la única forma de salvarlos y saber cómo es que podían evitar el lanzamiento del maleficio. Aquel ser había sido encarcelado por ellos mismos cuando representó una amenaza para un par de amigos suyos.
El Tenebroso. El mago que lo sabía todo y tenía la magia más oscura que se podría haber imaginado. Aunque también era conocido como Rumplestilsking.
Esa criatura que en algún momento fue un humano sediento de poder, les reveló que la Maldición Oscura seria inevitable. Explicando que quedarían en una prisión peor que en la que él estaba, quedarían congelados en el tiempo y despojados de todas sus memorias. Atrapados en una vida ajena mientras que la Reina Malvada quedaría victoriosa. Sin embargo, el único rayo de esperanza era la pequeña niña que Blancanieves llevaba en su vientre en esos momentos.
Les advirtió que la pequeña tenía que salvarse del hechizo, que ella encontraría la manera de llegar a donde ellos estaban cuando cumpliera su vigésimo octavo cumpleaños. Ella era la destinada a liberarlos de la Maldición Oscura, librar la Batalla Final que definiría el destino de todos y dar los ansiados “finales felices” que todos ellos merecían.
Tal y como lo predijo, el hechizo fue lanzado, alcanzó cada rincón del reino. Blancanieves dio a luz, el Príncipe Encantador, usando un ropero mágico a partir de un árbol ancestral, dado por el Hada Azul y tallado por el propio Geppetto, la princesa, que había sido bautizada como Emma por su madre, fue enviada a la Tierra Sin Magia, donde serían enviados sus padres sin recuerdos de sus vidas pasadas ni con el conocimiento de que tenían una hija que había quedado desamparada al aparecer repentinamente en la carretera.
Sí bien, la pequeña niña tuvo una vida difícil, supo sobrevivir sola. Emma Swan creció para ser una agente de fianzas, y como fue predicho por el Ser Oscuro, al cumplir su cumpleaños número veintiocho, su vida tomo un giro inesperado al aparecer en la puerta un hijo que había abandonado diez años atrás.
El pequeño la convenció de ir a su hogar, en Historioburgo. Aquel mismo pueblo atrapado en el tiempo donde las personas no envejecían al ser los personajes de todos aquellos cuentos clásicos incluidos los padres de Emma. El niño, cuyo nombre era Henry, le reveló que sus padres jamás la abandonaron porque quisieron, pero la mujer, al haber tenido una vida difícil y ser escéptica a las ideas tan locas que decía el pequeño, no le creyó tan fácil.
Sin embargo, poco a poco las locas ideas del niño no sonaban tan raras, más al ver la actitud tan rara que tenía la mujer que había adoptado a Henry, Regina Mills. La alcaldesa de Historioburgo y quien curiosamente era la Reina Malvada, la única que sabía la verdad y que se sintió amenazada con la presencia de Emma en la ciudad.
Para dejar las cosas claras, Emma pudo romper la Maldición Oscura, otros villanos atacaron la ciudad en muchas ocasiones, pero la Salvadora (el título que se le dio a Emma) con la ayuda sorpresiva de Regina (quien pudo enmendar sus acciones con el paso de los años) lograron superar todos los obstáculos.
Sorpresivamente y como se dijo hace un momento, la ciudad gozaba de una curiosa tranquilidad nada… normal. Habían pasado un par de meses desde que Emma había librado la Batalla Final contra el Hada Negra y ahora todo estaba bien. Los días continuaron y cada habitante de Historioburgo continuó con una vida normal.
La Abuelita siguió atendiendo la Cafetería. Emma y Killian se hicieron con el control de la comisaría, encargados de la seguridad de la ciudad. Blancanieves continúo dando clases en la escuela mientras que David decidió volver a sus raíces y trabajar en el campo, en la granja que ambos compartían con su pequeño hijo Neal y ayudando a Emma de vez en cuando. Henry volvió a la escuela, gozando de su adolescencia y una vida normal… mientras que la que más sorprendía a todos era Regina Mills.
Todas las buenas acciones y las veces que salvó a la ciudad, la hicieron merecedora del cariño de todos en la ciudad. Ahora sí era alcaldesa por decisión democrática mientras que el título de la Reina Malvada se había reducido a Reina. A pesar de todo, era una buena monarca, no solo por el hecho de saber cómo derrotar toda la magia maligna que los atacara, sino que sabía cómo atender las necesidades habituales de una ciudad en la Tierra Sin Magia.