La mañana siguiente me despertó con el olor del desauino.
-Eres el mejor-dije tomando un poco de todo lo que había frente a mi y colocándolo en mi plato.
-Me lo han dicho un par de veces.
-Creído –bufé.
Pero siempre es bueno escucharlo de nuevo.Ahora terminate tu desayuno.En serio no es sano que pases demasiado tiempo sin comer.
-Quien lo dice?
-Yo.
-Quien eres tu para darme ordenes?
-La única persona que está a cargo de ti ahora.
-Touche.
-Mientra tu desayunas que te cuento el plan que diseñe para hoy.
Sus planes incluían grandes paseos por la ciudad que conocía pero antes debíamos hacernos cargo de Misky y su momento del baño.Momento que no habría llegado de no ser porque sin querer derrame café sobre el luego girarme como una posesa por las cosquillas que Ian comenzó a hacerme.
-Oh no-Mis-traté de disimular mi risa al ver al felino bañado en cafeína-Mira lo que me hiciste a hacer a mi bebé-lo tomé en mis brazos.
-Yo lo bañaré no te preocupes.
-Yo llenaré la tina tu busca las toallas.
-Si tu lo dices , asi nos dividiremos las tareas – me encamine al armario.
Las agarré y volví al baño tan pronto como pude.
-Cómo le gusta el agua?
-Templada.
Baje las toallas sobre el mueble mientras él terminaba de preparar todo y acomodé un mechón que se había escapado de mi cabello y caía sobre mis ojos.
-Ahora solo hay que traer al pequeñin.
Lo tome entre mis brazos.
-Ya está aquí-dije asintiendo.Pero en cuanto terminé de decir esas palabras el peludo animal saltó asustado de mis brazos dirigiéndose a las cortinas y haciéndome resbalar culpa del charco que había en el piso haciéndome caer sobre Ian.