Cuando nos bajamos en el aeropuerto no me dí cuenta de que estaba sosteniendo su mano tan fuerte hasta que noté mis nudillos blancos.
-¿Qué te gustaría hacer?
-¿Existe alguna remota posibildiad de que me enconja y pueda escabullirme en tu maleta así viajo contigo?
-Emm....tentandor una versión mini de tí-dijo alargando su mano a mi vientre.
Mano que fue retirada de ese lugar con un simple cachetón. Era demasiado precipitado para pensar en eso ahora.
-Baby steps honey, baby steps-respondí riendo.
La confusión que su rostro manifestaba era digno de una fotografía.
-¿Y eso que es?
-Es mi mantra.
-Ah si?-me miró curioso.
-Si lo adopte luego de que mi mundo se estuviese viniendo abajo.
-Es un buen mantra para comenzar desde cero.
-¿Ves?. Tu sí lo entiendes.
-¿Y quien no lo haría? Está bastante claro aunque un poco ambiguo.
-¿Ambiguo?
-Claro se puede aplicar a tu vida a algún plan o bien puede tratarse de un negocio.
-Tu y tus ideas-dije empujándolo con mi cuerpo.
Ian aprovechó la oportunidad para tomar mi mano y tironearme , llevándome dentro de la tienda de recuerdos , conocida por mí como el cielo mismo.
-Antes de irme quería comprarte algo que te recordara a mí y aunque soy bueno escuchando a la gente, soy pésimo eligiendo regalos...Así que toma lo que tu quieras.
-Pero
-No aceptaré un no como respuesta-dijo colocando un dedo sobre mi boca.Acto seguido intente morderlo.
-Gatita salvaje-dijo riendo.
Me acerqué a su oído para susurrarle.
-Solo tuya.
Me alejé lentamente no sin antes percibir el escalofrío que le recorrió la espalda. Comencé a caminar por los pasillos del local y me sentía literalmente como un niño dentro de una juguetería .
No sentía tanta emoción desde que luego de juntar dinero por meses pude comprarme esa Barbie que tanto quería. Era increíble la cantidad de cosas que habían cambiado desde la última vez que había estado aquí.
-Amber-me llamó Ian desde detrás de uno de los estantes.
-¿Si?-corrí a su lado.
-¿Quieres esto?-dijo señalando uno de los estantes en los que reposba una rosa dentro de una especie de cápsula bastante similar a la que aparecía en "La Bella y la Bestia".
-Es igual a la del cuento-dije asombrada.
-Lo sé, por eso te llamé, para que la vas.A partir de ahora será tuya.
Quedé muda , no sabía que decir , que hacer. Solo quería llorar y aú no sabía si era de felicidad o tristeza o ambas. Era un torbellino de emociones.
Ian aprovechó mi inmutez para tomar el objeto a la caja y pagar por él.
-Buen día señorita-se dirigió a la cajera-Nos llevamos esto