One little bite ( Sett x Aphelios)

Omake (Especial de día de muertos): Kukla

Una historia basada en hechos reales y anécdota personal de la autora adaptada al universo de lol.

—Lamento mucho molestarlas pero no sabía a quién más recurrir—explicó la mujer Vastaya al matrimonio de mujeres frente a ella.

Era casi las ocho de la noche cuando su vecina y madre del mejor amigo de Aphelios tocó a la puerta con rostro de preocupación. Diana y Leona que preparaban a sus hijos para dormir, se preocuparon de verla a ella y a Sett en el marco de su puerta. Los invitaron a pasar y los llevaron a la cocina donde Leona les ofreció una taza de café y una leche con chocolate caliente respectivamente.

Una vez que estuvieron cómodos, la madre de Sett les explicó su situación y lo repentino de su visita. Una vez que terminó de explicarles, Diana y Leona intercambiaron miradas y sonrieron.

—No sé preocupe, Sett puede quedarse en nuestra casa en lo que regresa de su viaje de negocios— dijo Diana de manera afable.

— ¿De verdad? Se los agradezco mucho— contestó la mujer y luego miro a Sett a un lado suyo.— Vamos Settright da las gracias—

Sett no había hablado durante todo ese tiempo, estaba avergonzado. Cuando su madre le había dicho que empacará en su mochila un cambio de ropa y su pijama favorito, creyó bien echar en su mochila su kigurumi de león y su peluche favorito. De haber sabido que su madre lo dejaría en casa de Aphelios, hubiera elegido otro pijama y no ese. Aunque Phel y él eran buenos amigos, no quería que lo viera con un pijama de leoncito.

— ¿Settright?—le llamó de nuevo su madre al ver que no contestaba.

—Puedo quedarme solo en casa, te prometo que me portaré bien— trató de convencer a su madre con el fin de evitar la vergüenza.

—Nada de eso señor, estaré fuera bastante tiempo. Además recuerdas la última vez que te deje solo una hora, le pegaste a ese niño Rakan que vive en la otra cuadra—

— ¡Se lo merecía! ¡Se burló de Aphelios y me dijo “lampiño”!—bufó Sett cruzándose de brazos.—Todo porque le dijimos que se veía ridículo con esa capa—susurró entre dientes.

—Creí que te gustaría quedarte con Aphelios y su familia pero si no quieres, te llevaré conmigo a una aburrida junta de negocios y podrás quedarte solo en el hotel. Oí que se aparece una niña fantasma de noche pero si no te da miedo puedes venir conmigo—dijo la mujer dirigiéndole una mirada altiva a su retoño.

A Sett se le erizó las puntas de sus orejas al escuchar a su madre y suspiró rendido.

—Gracias por dejarme quedar en su casa— dijo el joven vastaya con las orejas gachas.

—Nos da gusto que te quedes aquí Sett, sobre todo porque Aphelios se sentirá un poco triste sin Alune. — explicó Leona.

— ¡¿Le paso algo a Alune?!— preguntó Sett preocupado, ambos hermanos eran muy amigos suyos.

—No, en realidad— dijo Diana pasando su mano detrás de su nuca.

—Tuvo un accidente está tarde con la escalera y está reposando en otra habitación—explicó Leona.

—Menos mal—suspiro Sett aliviado.

—Ella ya está durmiendo pero Aphelios todavía estaba despierto en su cuarto ¿Por qué no te pones tu pijama en el baño y vas a verlo? Iré a revisarlos en unos minutos— le guiño el ojo la castaña.

—Sí, gracias—Al escuchar “pijama” a Sett se le erizó nuevamente las orejas y bajo la mirada. No tenía opción, tendría que usar ese pijama frente a su mejor amigo. Se bajó de la silla donde estaba sentado  y luego regresó sobre sus pasos. Abrazo a su madre y depositó un beso en su mejilla.

—Ten buen viaje, ma— dijo el pequeño y se marchó hacia el cuarto de Aphelios.

Mientras se dirigía hacia las escaleras, se volteó a ver a la sala que se encontraba a oscuras. De día ese lugar no se veía tan aterrador pero de noche, la colección de muñecas de Leona  que reposaba sobre la tapa del piano se veía aterradora. Últimamente, la madre de Aphelios le había tomado gusto por coleccionar muñecas venidas de todos lados de Runaterra. Su última adquisición era una muñeca llamada Kalista proveniente de las Islas de las Sombras; un regalo del hermano de Leona, tío de Aphelios y Alune, Atreus. El constantemente viajaba y aprovechaba enviarles una muñeca para su hermana y regalos para su cuñada y sobrinos como muestras de cariño.

Aphelios le había confesado en secreto a Sett que odiaba la colección de muñecas de su madre ya que por la noche, cuando deseaba bajar para tomar un vaso de agua  de la cocina, sentía que lo observaban. Sett le había restado importancia al asunto  y le había dicho que eran un montón de trapos con cabellos artificiales y no debía temerles pero ahora que él mismo las veía con sus propios ojos, entendió porque Aphelios se sentía así respecto a ellas. Sus brillantes ojos de vidrio y sus sonrisas estilizadas en conjunto con esos vestidos recargados y elegantes las hacían ver un tanto aterradoras.

—Diug, horribles— soltó sacándoles la lengua.

Giró su cabeza para dejar de verlas e iba a subir el primer escalón cuando escuchó un fuerte acorde del piano que le hizo pegar un brinco, como si alguien hubiera tocado aquellas teclas a propósito. Y asustado subió a toda velocidad las escaleras y se metió al baño. Debió imaginarlo porque el piano estaba tapado por una tela, seguramente sus nervios le habían hecho una mala pasada. Trató de tranquilizarse y ya más calmado, se puso el pijama y se dirigió a la habitación de Aphelios. Seguía tan consternado por lo del sonido del piano que había olvidado completamente el asunto del pijama.



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En el texto hay: primer amor, yaoi, league of legends

Editado: 10.01.2021

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