El conejo mágico se vio envuelto de las tinieblas de la depresión, y sus colores azules se fueron desvaneciendo como la letra de una canción olvidada, para así hacerse presente el color gris de la tristeza del sol, los pensamientos suicidas se mostraban en su cuello, mientras observaba sus piernas marcadas y su vida trucada por un arlequín sin mísera compasión, era presa de un sentimiento de dolor latente en su pecho. El conejo mágico se acercaba al precipicio, listo para acabar con su vida, pero una luz lo detuvo, ere el destello de un par de lentes tirados al lado del precipicio, entonces se acercó a ellos y es ahí donde ve a una joven lista para acabar con su vida, en sus muñecas se observaban los cortes de la vida y como el destino la había llevado hasta su ultimo día, pero el conejo mágico estaba presente, era su misión salvar a todos, pero había perdido el horizonte y su misión ahora era difusa. La joven estaba lista para saltar, acabar con su dolor, pero del pecho del conejo mágico algo empezaba a brotar, como si el viento del sur se formara junto a los vendavales del norte, para simplemente crear un huracán de notas musicales violentas y ruines, sus pensamientos negativos se habían apoderado de él, su color gris estaba totalmente tomando el control, es en ese momento que una lagrima de sol se mostró en las mejillas de la joven, por un segundo el conejo mágico recordó, quien era y porque nació, alzo la vista y quebró en llanto.
La joven escucho el sollozo de un ser especial, diviso al conejo, no podía asimilar lo que estaba mirando, es por eso que volteo al precipicio y se percató de la altura, dio un paso atrás y se acercó al noble mago, que solamente miraba el cielo llorando.
-Señor conejo, ¿está bien? – la joven secaba las lágrimas del conejo, si sin querer le recordó a un viejo amigo. – Todo está bien, tranquilo, no estás solo… - la joven que momentos atrás se intentaba suicidar, ahora simplemente se encontraba apaciguando la tormenta de los ojos del mago.
-Perdí el camino, me perdí a mi mismo, ahora estoy solo, ahora estoy abandonado y la muerte es lo único que me queda… - el conejo mágico repetía cada palabra como si fueran la única verdad, pero es en ese momento que escucho en sus oídos las palabras de un antiguo conocido y es así como el mundo se silenció y ahora se encontraba en un hermoso prado lleno de margaritas y girasoles.
-Conejo, ¿hace cuánto nos conocemos? – dijo un hombre de traje y sombrero de coba con sus labios resecos y las cuentas de sus ojos vacías.
-Tú ya no estás aquí, hace mucho te marchaste y me dejaste solo… - Menciono el conejo mientras se encontraba de rodillas y mirando al césped, a su alrededor miles de hermosas mariposas azules revoloteaban, pero en sus mejillas las lágrimas aun caían.
-Mi mágico amigo, yo jamás me fui, siempre estoy ahí, aunque no me puedas ver o me puedas escuchar, ¡así como tu¡ - menciono el hombre mientras se acercaba con su bastón hasta quedar frente al conejo mágico. – A veces la vida es dura y aunque tú pienses que por tener una lápida en el cementerio me he ido, siempre estaré para decirte lo mágico que eres, lo importante que eres en este mundo y en todos los mundos donde tu desees estar. – se arrodillo sobre una de sus rodillas para así poder hacer que el conejo lo viera, sus cuencas vacías podían parecer aterradoras, pero para el conejo, era como ver el espacio y regresar, era como descubrir el hermoso despertar de una estrella moribunda. – Compañero, tu jamás estarás solo y aunque no lo creas tu misión no ha terminado, así que toma tus colores y vuela libre en el inmenso mar del cielo. – toco la frente del conejo mágico y este despertó para ver como la joven lloraba con una sonrisa mientras lo abrazaba a él.
La joven se levanta y se limpias las mejillas para así solamente decir pocas palabras.
-Eres Runo, el conejo mágico, salvaste mi vida y el salvo la tuya, entonces creo que me puedo marchar en paz, gracias por darme una oportunidad de volver a verte, no te olvides de mí, soy Susana. – La joven se desintegra en miles de polillas blancas como la nieve.
- Solamente era una visión del pasado… pero, ¿Por qué dice que salve su vida…? – Es ahí donde el conejo se percata de un pequeño altar con la foto de la joven Susana, y junto a él una nota escrita por la madre de la misma, “Amada hija, me hubiese encantado poder haberte escuchado cuando estabas con nosotros, pero ahora que no estas, entiendo tu dolor y me arrepiento de haber sido egoísta… Te extraña mi amada Susy…”, el conejo entendió, Susana solamente quería salvar una vida para así poder ascender.
El conejo mágico dejo una carta de póker, el as de corazones, para luego darse la vuelta y encontrarse con el sombrero de copa que había dejado en la tumba del delirante escritor, en él se encontraba una pequeña nota, la cual dice:
“Esto es tuyo mi mágico amigo.
Firma: D.E.”
El conejo se colocó el sombrero y desapareció en un destello azul.
Fin
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Editado: 02.10.2020