One Shots

10 de octubre.

Dónde quiera que voy siempre anhelo encontrarme tu cara, tu sonrisa, tus ojitos que tanto me gusta ver hasta que me pierdo y termino pidiéndole perdón al tiempo por detenerlo cada vez que pensaba en ti, en verdad no hay ningún solo día donde tenga la esperanza de encontrarte por casualidad y correr abrazarte, a besarte, a decirte que te amo, que te extraño y que me haces mucha falta, que mi vida ya no es la misma sin ti, solo son días grises y borrosos.

 

Pasaron 6 meses y por fin lo hice, por fin te vi, por fin te encontré, por fin te abracé, por fin te besé.

Mi corazón latía demasiado rápido por un momento pensé que se me saldría del pecho y me sentía tan hiperactiva que quería brincar, gritar y hasta correr, pero todo eso con tu mano entrelazada con la mía.

Tus labios rozaban mis mejillas con delicadeza y con ternura al saludarnos; podía notar tu nerviosismo al hablar conmigo y tú podías notar el mío, podíamos notar las lágrimas de nuestros ojos que irradiaban amor, llenos de dicha, de alegría y un poco de tristeza.

Nos abrazábamos tan fuerte como si en ese momento nos estuviéramos yendo como agua entre los dedos y no hacía falta hablar, en ese momento las palabras sobraban y nuestros corazones se hablaban mediante nuestros rápidos latidos.

 

No podíamos dejar de mirarnos porque a pesar de unos meses los dos habíamos cambiado y para mí eras, y serás el hombre más apuesto que mis ojitos han podido ver, y te ríes cuando te digo eso porque dices que te veo con ojos de amor, pero es que estoy tan enamorada de ti, de tus defectos y de tus virtudes, de cada detalle que te hace ser tú.

Tampoco podíamos quitar esas sonrisas en nuestras caras que siempre nos han delatado como somos felices juntos.

 

Era como andar brincando en las nubes, como un sueño del que no quería despertar y por un momento quería pellizcarte para confirmar que todo era real, que te tenia al frente de mí, que en serio todo estaba pasando porque tenía miedo de despertar y que nada fuera verdad como muchas veces me había pasado quedándome en la cama triste deseando que estuvieras conmigo.

Y en cada abrazo me invadía la paz, me invadía tu olor que quisiera que se quedará conmigo todos los días, me invadía tu amor, me invadía los recuerdos de los cuales pronto íbamos hacer más. En ese momento en tus brazos quería detener el tiempo también, quería quedarme ahí por siempre, fusionarme contigo porque cuando estoy ahí sé que todo va a estar bien y que nada me va a pasar porque me siento protegida, me siento como en casa.

 

Pero te tenías que ir y yo también, el encuentro estaba por terminar sabiendo que era incierto el próximo encuentro y que tan cercano podría ser, así que te abracé por última vez muy fuerte y  te sostuve de la mano pidiéndote que no te fueras aunque tenías que; despidiéndote me diste un beso y aunque fue casto, tierno y nostálgico fue suficiente para seguir creyendo en nuestro amor y esperar por estar juntos, fue suficiente para saber que nuestra historia aún no había terminado, fue suficiente para decirte que aún tienes mi corazón y que yo tengo el tuyo, fue suficiente para decir "Te amo, nos vemos pronto."



#17709 en Otros
#5130 en Relatos cortos
#28151 en Novela romántica
#4657 en Chick lit

En el texto hay: amor propio, amor, amor -odio-celos

Editado: 08.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.