One Shots

Duendes y Mariposas II

-Me estoy orinando.

-Anthony baja la voz, hay gente alrededor ¿no puedes ser más discreto?

-ME ESTOY ORINANDO.

- ¡CALLATE! –dije tapándole la boca a las risas, hasta que sentí algo húmedo en mis manos.

-Qué asco. –dije lloriqueando. –me lamiste.

-Ay Marina como si no te hubiera pasado mis babas ya –se paró frente mío y me tomo de la cintura. - Y como lo haré ahora. –subió una de sus manos y la dejo en mi mejilla, mientras que la otra la había dejado en mi cintura.

Me acercó más a él y unió nuestros labios.  Pude sentir este beso con una vibra diferente, me había dejado algo inquieta, el no solía besarme cuando había gente alrededor.

Nos separamos de ese beso casto y seguimos caminando hacia la estación del metro. Me tomo de la mano, y ese hecho me sorprendió bastante porque es algo que el tampoco hacia o talvez si, pero después de unos minutos me a soltaba. Algo andaba mal o simplemente a lo mejor quería formalizar las cosas entre los dos.

- ¿Cómo estuvo tu día hoy? –le pregunté.

-Aburrido, me dormí en mi clase de taller.

- ¿Ya te he dicho que eres demasiado dormilón?

-Flojo también.

- ¿No se te olvido agregar algo?

-Que así me amas.

-Yo nunca dije amar. -hice un mohín a lo cual él se mostró indignado y volteo la cara, acción que me hizo reír. Solté su mano y tomé el riesgo de abrazarlo por detrás, sentí como se incomodaba, pero en vez de quejarse solo se volteo y beso mi cabeza.

- ¿Te gustaría caminar más rápido? –me soltó, pero había sonado bastante grosero, solo me le quede mirando y asentí, él se dio cuenta que si me había disgustado en el tono que me había hablado. -Es que en serio me estoy haciendo del uno.

-Está bien. –contesté calmada.

 

Me llevaba de la mano de nuevo, pero caminamos algo acelerado por la mayoría del camino hasta que llegamos a la estación, a pesar de eso íbamos contando anécdotas sobre nuestra niñez, y como alguna vez viví cerca de él y jamás lo vi.

Llegamos a la estación y casi me mete al baño de hombres porque no me había soltado de la mano cuando corrió para el baño.

 

-Lo siento. -dijo riendo bajito.

-Tonto. –le dije. –anda ve, no quiero que te hagas de baño encima.

 

Busqué unas bancas que estuvieran cerca del baño donde estaba Anthony, y me senté. No pasaron más de tres minutos que me había sentado y él ya estaba a mi lado.

 

-Marina... Tengo que decirte algo.

Mi mente dio miles de vueltas en ese momento, no sé si era en el gesto serio que su cara había tomado o sus demostraciones afectivas anteriormente, pero algo si andaba mal ¿de verdad si quería formalizar algo conmigo? Si era eso, no sabría que responder porque días anteriormente ya había decidido ponerle un límite, yo no era juguete de nadie, me gustaba estar con él, pero sin un compromiso, ya no podía seguir con el de esa manera, pero yo misma me contradecía.

-Dime. –contuve la respiración.

-Tengo que decirte la verdad... Yo, yo-o te quiero muchísimo –hizo una ligera pausa y suspiro. - yo si te quiero Marina, pero me di cuenta que solo como amiga. Te digo esto porque no quiero hacerte daño, busca alguien que te quiera de verdad, en serio no te merezco, necesitas a alguien mejor, quedemos como muy buenos amigos porque así fue como llegamos a esto.

-Te me adelantaste porque si no lo hacías tú, tendría que hacerlo yo, agradezco que me lo digas, y lo entiendo, creo que era bastante claro que una relación entre los dos no iba a funcionar.

 

Ojalá hubiera dicho eso.

 

-Está bien, lo entiendo perfectamente, no te preocupes.

- ¿Todo bien?

-Todo bien. –dije algo temblorosa ¿Por qué rayos estaba temblando y sentía las lágrimas amenazándome con salir?

-No estás bien, no te pongas así.  –se acercó para abrazarme sin embargo me aleje, no quería ningún contacto con él, no quería que me volviera abrazar.

-Por cierto, ¿qué es eso? -señalo un papel de un tamaño un poco grande en mis manos tratando de desviar a conversación.

-Oh ¿esto? –señale- es mi tarea de taller, es de papel reciclado si observas bien. –le esboce una sonrisa fingida y le desvié la mirada para que no viera que quería llorar.

-Marina... Yo quiero quedar bien contigo.

-Estamos bien. -voltee mi mirada tratando de visualizar si ya venía el metro para irme a mi casa, ya quería irme.

-Marina...

-Ya no digas nada... ¡Oh! Mira es mi metro.

-Te mando mensaje al rato ¿va?

-Vale. –dije despidiéndome con a mano y subiendo al metro.

 

Subí al metro y lo único que quería es llorar de lo estúpida que me sentía porque es como si solo hubiera sido su pasatiempo, pero eso yo ya lo sabía, yo se lo permití. Éramos como esos estúpidos amigos con derechos, pero a mi si me gustaba, y luego volví a entender por qué casi nunca quería verme dentro del instituto, y si accedía a verme era muy distante.

Seguí tratando de aguantarme las lágrimas y le marqué a mi mejor amiga.

 

-Liz...

- ¿Que paso?

-Ya no va a pasar nada, te lo dije tenia razón...

-Espera ¿le dijiste?

-Al contrario, él fue.

Se me olvido que estaba conteniendo mis lágrimas y las deje salir ¿era una broma ¿porque jodidos lloraba? Se supone que yo iba a terminar con eso, solo se me adelanto entonces ¿Por qué me estaba afectando?

-Marina tranquila ¿sí? ¿ya vas camino a tu casa? Estoy en el parque con Dylan, ven.

-Si ven, eres nuestra hija. –contesto Dylan, él era novio de Liz y también buen amigo mío.

-Muévete Dylan –contesto Liz y se escuchó como si le hubiera dado un golpe a alguien, aunque bueno ese alguien de seguro era Dylan. –Marina contesta.



#17713 en Otros
#5130 en Relatos cortos
#28163 en Novela romántica
#4661 en Chick lit

En el texto hay: amor propio, amor, amor -odio-celos

Editado: 08.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.