Oh, oh, I like It baby...
¿Porqué tuvo qué ser así?
Mis lágrimas no dejaban de caer mientras lo veía a los ojos, el, allí, indiferente como siempre, sin una pizca de remordimiento en sus ojos, simplemente me veia llorar con lástima.
¿Como pude ser tan estúpida al enamorarme de mi mejor amigo? Sabía que esto me afectaría en un futuro, pero... Nadie dijo qué dolería tanto.
— ¿Por qué?— inquirí con voz entrecortada.
El solo bajó su mirada.
—¡Te he dicho que me gustas, Imbécil!— ya no sé cuánto tiempo llevaba llorando, pero ya era lo suficiente para qué mis ojos comenzarán a arder.
En mi mente pasaron todos nuestros momentos juntos como rayo, nos tratábamos como algo más que amigos, besos, caricias, actos de servicio, romanticismo...
¿Todo fué una mentira? ¿Nunca me quisiste como realmente yo pensé?
Acaso... ¿Fui un juego para tí?
—Linda y-yo...—
—No me llames así, Chan— Reclamé casi gritando — No me confundas más.
—Dara— mencionó está vez mi nombre, y me observó con esa mirada qué me seguía enamorando. — Carajo, debes entenderme.
Lo mire incrédula — ¿Qué debo entender?, ¿El como hicimos el amor y luego me dices qué no quieres qué seamos algo formal?, ¿Que no te gusto?.
— ¡Te dije qué no debías ilusionarte! Sí, soy un idiota, pero me gustas también— exclamó exaltado, a lo qué yo solté una risa sarcástica — ¿ Es tan complicado entender qué esto fué un error?
—¡No puedo entender tu estúpida razón!, dime, si te gustó ¿Porque me ilusionaste así? ¿Te divertiste?— me pose frente a él tratando de demostrar superioridad, aunque estuviera rota por dentro —
—Me gustas, me vuelves loco, Dara — hizo una pausa y volvió a mirarme— Pero no quiero tener una relación, se qué esto es importante para tí, y qué te importa mucho la opinión de los demás.
El suspiró frustrado peinando su rizado cabello hacía atrás.
— A mí me no me importa lo qué tú familia piense de mí, no me gusta esas etiquetas qué la sociedad impuso para poder gustarnos— tomó mis hombros y me hizo mirarlo nuevamente, su respiración chocó contra mi rostro.
Incluso en los peores momentos,yo seguía perdida por él.
Solo podía sollozar mientras el me explicaba sus motivos, No entiendo qué estoy haciendo mal, el porque llegamos a está situación.
— ¿No podemos simplemente ser felices sin necesidad de llegar a una maldita etiqueta?— preguntó él, dejándome anonadada en mi sitio.
—¿A-A qué te refieres?— pregunté dudosa.
—No tenemos qué ser novios, ni amigos, nada de eso me importa, tu me gustas, te amo, te adoro, pero no quiero nada formal...— dictó con seriedad —
—Sabes qué eso no sería correcto, mi fami-.. —me interrumpió, mirándome con molestia.
— ¿Porque no piensas por tí por una vez en tu vida? ¡Deja de guiarte por las costumbres de tu familia! Es tú decisión, o te vienes... O te quedas.
—¿Quién te crees, eh?— lo empujé con molestia para qué me soltará — ¡¿ Cómo se te ocurre semejante disparate?! Estás alucinando Bang.
—¡Estoy tratando de abrirte los ojos!— grito de igual manera — ¿Crees qué a mí no me duele el hecho de qué te importa lo qué dicen los demás? No te pido qué me complazcas ni nada por el estilo... Te pido simplemente qué seamos tú y yo.
—¿Porque no puedes entender mi situación?— dije en un hilo de voz—
—Porque tu no comprendes la mía — dijo con dolor, ví como sus ojos se aguaron, realmente dolía estar así — Por favor Dara, Ven conmigo linda, al menos hasta qué me sienta preparado para tener algo más formal — y dicho eso me envolvió en su brazos — Por favor...
Negué y me separé de su abrazo, hecha un mar de lágrimas.
—No quiero verte, por favor, déjame sola — susurré señalandole la puerta.
El me miró desesperado y trato de tocarme pero luego asintió con la cabeza para salir de mi hogar.
Al escuchar la puerta cerrarse, no pude contener mi lamento y me derrumbé a llorar.
¿Había acabado todo?
Mi linda, preciosa Dara. Se qué probablemente no quieres verme en estos momentos, me bloqueaste de todas tus redes y no contestas mis llamadas, así qué he decidido mandarte cartitas como buen Romeo.
He decidido qué no voy a irme de tu lado, si debo cambiar mi actitud fría de Bad boy de la escuela, lo voy a hacer por tí,haré lo qué esté a mi alcance pará poder ser digno de ti. Hablaré con tus padres, tal vez así me puedan comprender mejor, tenemos un gran futuro por delante, no es necesario las etiquetas, novios, esposos etc... Yo te amo sin nada de eso, pero si estoy te hace feliz, entonces lo haré, para ver nuevamente tu bella sonrisa.
¿Quieres ser la Julieta de este Romeo?
Chan.
Han pasado ya dos años desde qué chan me envió esa carta, me gradué con honores y no volví a verlo, pero de alguna manera el volvía a escribirme, todas las noches sin falta había una nota en mi escritorio.
Mi madre se encargaba de colocarlas allí, incluso me enojé con ella por alcahuetear a Chan, sabiendo qué no quería verlo.
Aunque en el fondo, sabía qué yo era la qué estaba mal, me deje llevar por los prejuicios y todo lo qué diría la sociedad, y sé qué es muy tarde para arrepentirme.
Chan dejó de escribirme, poco a poco sus cartas dejaron de llegarme, y entré en pánico, lo extrañaba como nunca, siempre llorando como Magdalena por él.
Se había cansado de mí...
—Ve a buscarlo.
Miré a mi progenitora con sorpresa, y limpié mis lágrimas y comencé a guardar las últimas cartas.
—Ni siquiera sé si sigue en el país — comenté luego de unos segundos — Es claro qué ya sé olvidó de mí.
— Aún no es tarde, Chan es un buen muchacho, y está perdido por tí, ¡No lo dejes escapar!
— Pero mamá...
— ¡Pero nada! Ve por tu hombre, no hagas otra estupidez, Dara— me sonrió cálidamente y salió de mi habitación.
Qué grandísima estúpida soy.
Las personas me veían con rarezay algo de diversión. Pues en cierto sentido los entiendo, una iba corriendo por el vecindario con una pijama holgada y mis pantuflas de diseño de ranitas.