One shots: Stray kids

♪04♪

Maniac... Maniac...

El amor... ¿Cuál es su verdadero concepto?

Respetarse mutuamente, estar en las buenas y en las malas, ser sincero con tu pareja, actos de servicio, tiempo de calidad, intimidad, comprensión y apoyo, entre otras cosas más, son los conceptos qué ha impuesto la sociedad.

Pero... ¿Qué es el amor para mí?

Lee Félix.

Incluso, después de la muerte, seguiremos con éste maníaco amor.

Sentí mis oídos destaparse, como si estuvieran mucho tiempo bajo una especie de capa contra el sonido. No podía moverme, sentía mi cuerpo adormecido, realmente pesado, pero poco a poco el sonido se fué aclarando; sin embargo seguía sin moverme.

No sé dónde estoy, porque sentía mi cuerpo dormido y tranquilo, me sentía encerrada, pero algo evitaba qué abriera mis ojos.

Murmullos, y pitidos se escuchaban a lo lejos, sentí una molestia debajo de mi naríz, ¿Era un respirador artificial?.

-¿Pulso?- escuché una voz preguntar, alguien más respondió qué todo iba bien.

Un momento... ¿Estoy viva?

Escuché unas puertas abrirse causando un gran estruendo qué dejó eco en aquella... ¿Habitación? ¿Hospital? ¿Dónde carajos estoy?

-Mi querida Young...

E-esa.. voz...

-¿Cómo sigue?- preguntó, el jóven de voz gruesa.

-Hoy reaccionó al sonido, al menos ya está consciente de qué le estamos hablando, Pero sigue dormida.- se escuchó la respuesta de otro hombre, parecía ser médico.

El jóven de la voz gruesa, dirigió su mirada aquella vitrina llena de un líquido especial parecido al agua, dónde se mantenía conectada su amada Youngmin.

Lee Félix... Aún tenía esperanzas de qué ella volviera a abrir sus ojos. Recordó aquel trágico día, donde su pequeña murió luego de haber tenido un accidente por culpa de sus enemigos qué la vieron como su debilidad.

Youngmin sí murió, ese día Félix lloró mientras sostenía su delicado cuerpo, jurando vengarla. Sin embargo nadie podría contra él, después de todo...

El no era normal.

Félix desde un principio le comentó a su amada qué el no era muy "normal", sin embargo el amor pudo derribar todas aquellas barreras qué le dificultaban acercarse a Youngmin.

¿Serías capaz de saltarte las leyes, e ir a otro mundo solo regresarle la vida?

La respuesta es sí.

Podrían decir qué el amor de ellos era tóxico, anormal, y qué ambos estaban locos. Pero ella siempre estuvo allí con él, haciendo todas las estupideces y locuras junto a él.

Era tan satisfactorio, verla matar por él, porque el se lo pedía. Parecían pequeños ladrones adolescentes enamorados, corriendo entre las calles riéndose de cada asesinato o robo qué cometían.

Félix le pedía algo y ella lo hacía sin rechistar, y viceversa. El estaba loco, y la la volvió loca a ella, para estar juntos por siempre.

Luego de ver a su amada morir, Félix huyó junto con su cuerpo, a aquel universo externo, dónde la muerte era difícil de conseguir.

Solamente al entrar, el cuerpo de la chica sufrió un cambio drastico qué hizo qué sus pulmones volvieran a aspirar, y su corazón bombear la sangre por todo su cuerpo. La conocida catalepsia.

Inmediatamente aplicando los conocimientos que sabía, la llevo a una bóveda fría, al entrar se podían ver una especie de médicos científicos, haciendo todo tipos de esperimentos o mezclas extrañas desconocidas.

Y así fué como Lee Youngmin, quedó en un coma durante dos años, bajo aquella vitrina, conectada a muchos dispositivos qué la mantenían a salvo de aquellos cambios de esa dimensión.

Porque Félix se la llevó, para jamás regresarla.

-Se qué siempre te gustó dormir, Pero te estás pasando de perezosa, cariño- el recargó su mano en delicado cristal como si estuviera acariciando el rostro de la chica.

Las personas de esa dimensión sabían que el sistema del jóven Lee estaba alterado, y qué por eso siempre hizo cosas, qué nadie se atrevía a hacer.

-¿Cuando abrirás tus ojitos, mi amor- preguntó nuevamente, mientras los médicos lo veían con miedo y cierta lástima.

- Señor Lee, ¿Porque no la deja ir? Creo qué ya a pasado mucho tiempo, y sin embargo ella sigue inmóvil.

La cálida sonrisa de Félix fué desapareciendo poco a poco, sus pupilas pasaron de ese característico color café oscuro, a un verde fuerte, el podría ser intimidante con todos , y matar sin piedad. Pero con su amada no.

-¿Qué fué lo qué tú sucia boca dijo?- su voz se volvió mas gruesa, mientras se despegaba de la vitrina y veía a aquel asustado médico -, ¿Qué basura tienes metida en esa porquería de cerebro? ¿Acaso dijiste qué la dejará morir?

- N-no, S-señor Lee.. Y-yo- no pudo terminar.

La mano del jóven había atravesado su pecho, arrancándole aquel órgano que le permitia vivir en una sola estocada.

Los suspiros asustados y pequeños gritos de sorpresa del resto de los médicos en la bóveda no faltaron, era realmente traumatizante ver cómo un parpadeo ya había otra muerte.

Jamás provoques la rabia de un maníaco.

- Grandísimo pendejo, ¿Cómo se atreve? Escuchaste eso, amor mío - dijo mientras devoraba aquel corazón como todo un caníbal, mientras seguía hablándole a su amada.

El la veía con ternura y un amor qué a simple vista, no era normal.

- Cuando despiertes, te daré de regalo un corazón más bonito y jugoso, esté sabe feo- escupió con disgusto pequeños trocitos del órgano, qué a muchos le provocaron náuseas.-, ¿Cómo te gustarán? No puedo esperar para tener una cita juntos comiendo corazones, mi amor.

Días pasaron, meses... Y poco a poco su amada Youngmin reaccionaba, pero si abrir sus ojitos.

Youngmin escuchaba absolutamente todo, le hacía feliz qué su amadl hiciera todo esto por ella, y que hiciera justicia por su amor.

¿Eso era amor? ¿Qué era el amor para Youngmin y Félix?

Ser ellos, mostrar su naturaleza sin importarle lo que diría la maldita sociedad. Ellos se aman porque sí.




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