SOLITARIO ATARDECER

Sentado en una mecedora veo a lo lejos una de las tantas cúpulas que los sobrevivientes consiguieron hacer, cerca de ella,  varios montones de cuerpos son cremados, iluminando de forma siniestra el atardecer.

Me siento cansado, juro que traté de salvar  a tantos como pude, aunque lo perdí todo, recuerdo como mi familia cayó las primeras semanas, yo los enterré antes de descubrir que unos pocos éramos portadores sin necesidad de enfermar, me usaron para tratar de crear una vacuna, pero fue en vano, cada prueba fue un fracaso.

Todo esfuerzo terminó en colapso, la única solución fue crear esos refugios “estériles”, donde algunos se convirtieron en refugiados, yo mismo guíe varios contingentes, aunque nunca se me permitió ingresar al ser portador y potencial peligro, así que junto a otros con mi misma condición adoptamos como trabajo el de cremar a los muertos.

Hoy incineramos a los últimos sobrevivientes de la cúpula, mis compañeros de trabajo se fueron en busca de otro lugar, yo prefiero quedarme a ver el atardecer.