—Señorita Alaia debe retirarse en este momento porfavor acompañeme un familiar suyo la esta esperando— la confusión en mi rostro llega imendiatamente después de que la trabajadora social pronuncie esas palabras.
Mi madre murió hace un mes y mi padre nos abandono cuando yo era tan solo una bebe.
Recogo mis cosas rapidamente y sigo a la trabajadora social de la escuela muy de cerca mi, corazon en este momento es un manojo de nervios, nunca conoci a ningun familiar aparte de mi madre asi que la idea de tener uno y ya no tener que estar sola sin lugar a dudas me emociona.
Llegamos a su oficina y hay se encuentra un joven que por su apariencia asumo no rebasa los veintisiete años.
Algo dentro de mi me dice que me aleje, siento que e visto a esta persona una vez pero no logro recordar donde.
La trabajadora social me despide y yo salgo con el joven por la puerta principal después de haber atravesado varios pasillos.
—¿Quien eres?— preguntó pues la duda en verdad me carcome.
—Acaso no te lo dijeron— su voz suena mas como una pregunta que una amenaza.
—Dijeron que eras un familiar mio— contesto en automático.
—Pues asi es desde ahora vivirás conmigo ya e arreglado todo él papeleo para que te cambies de escuela, después de lo de tu madre no podia dejarte sola—en su mirada no encuentro ni un solo rastro de mentira.
—Puedes llamarme Ethan—dice con una sonrisa impresa en el rostro.
Subimos a su auto color negro, bastante discreto a decir verdad y observo como en vez de irse por las calles decide tomar una autopista, no se a donde nos dirigimos pero mi subconsciente no deja de advertirme que hay algo malo en todo esto, es como si observara una pelicula de la cual ya conozco el final pero no logro recordarlo.
Luego de dos largas horas de viaje al fin llegamos a una pequeña granja en medio de un enorme campo.
Él baja primero y después me abre la puerta indicandome que baje caminamos por un sendero y en cuanto estoy a punto de entrar en la casa siento como un objeto contundente golpea mi cabeza.
Despierto tiempo después atada en una silla y con un gran dolor en la cabeza, observo a mi alrededor y por el material de las paredes puedo asumir que estoy dentro de un granero, las lágrimas se empiezan a asomar por mis ojos no logro creerlo yo tan solo quería una familia y ahora me encuentro en esta terrible situación.
Deseo gritar pero se que nadie me escucharia y eso solo incrementa mi miedo no dejo de pensar porque esto me tiene que ocurrir precisamente a mi aunque no le deseo esto a nadie.
—Ya has despertado— Es la voz de Ethan la que me hace reaccionar y alzar la vista.
La luz se cuela de manera peligrosa por la puerta que el a abierto al entrar mis ojos no logran adaptarse rapidamente, finalmente cuando logro acostumbrarme me doy cuenta de que algo a cambiado en él sus ojos que antes me miraban sin malicia ahora me causan escalofríos, aparto la mirada rápidamente.
—¿Que debería hacer contigo pequeña?—la pregunta me deja atónita y solo atinó a mirarlo mal.
—Pudrete— mi respuesta se escucha más como una suplica que como una orden.
—Lo que la señorita ordene— dice y comienza a reírse de manera sadica.
Poco a poco su risa se va apagando y una maliciosa sonrisa se forma en sus labios.
— Ya se con que deberíamos empezar—dice.
Realiza un rapido movimiento con la mano y esta contiene de repente en ella una llama me la acerca demasiado al rostro y el terror que siento en ese momento es indescriptible, empiezo a llorar y la cabeza me da vueltas, quiero escapar pero solo consigo lastimar mis muñecas con las sogas que me atan a la silla.
—Que bueno que si seas tu a la que buscaba, seria una perdida de tiempo haber traido a otra chica— dice mientras me mira divertido.
—¿Que es lo que quieres, porque no me matas y terminas con esto?— digo y enseguida reflexionó no quiero morir pero tampoco deseo sufrir a manos de este tipo.
Desde que era muy pequeña le e tenido un inexplicable miedo al fuego, y sin embargo Ethan lleva tanto rato con la llama en su mano y aun no se a quemado ni parece lastimarle esta.
— Pequeña a su debido tiempo te matare, pero primero quiero que sientas lo que ella sintio— su respuesta me deja dudas, ahora en mi cabeza no dejo de pensar quien es ella.
Justo cuando termina de decir esa frase sopla la mano sobre la cúal lleva la llama y esta se apaga.
Empieza a caminar con paso lento hacia la puerta como si esperara que alguien o algo lo detuviera en su camino pero no hay nada y el gira él pórtico de la puerta y atraviesa tranquilamente el umbral hasta llegar del otro lado donde vuelve a cerrar la puerta dejándome sumida en la mas profunda oscuridad.
Siempre me e preguntado sobre él porque ocurren las cosas, todas las personas sufren pero no al mismo tiempo ni en el mismo momento de su vida y quisiera saber en que se basa este juego que llamamos vida para decidir cuanto y cuando hemos de sufrir.
La vida normalmente no nos trata como lo merecemos según nuestras obras si no al contrario muchas veces nos da mas de lo que merecemos, es como aquel padre bondadoso que en vez de regañar a su hijo lo premia, sin embargo, creo que nunca e obrado tan mal como para merecerme esto.
Las horas pasan y mi lengua se encuentra reseca, mis labios se comienzan a cuartear y el estomago me duele por hambre, las lagrimas que antes rondaban por mis mejillas ahora se encuentran secas.
Me concentró en dormir para no sentir pero no puedo la posición es muy incomoda y las sogas estan demasiado apretadas contra mis muñecas y tobillos.
No tengo noción del tiempo pero cuando Ethan vuelve a entrar puedo asegurar que han pasado muchas horas, él tiene una navaja en la mano y al ver como se acerca a mi no puedo hacer otra cosa que tener miedo.
Él me observa con esa mirada sádica que tanto lo caracteriza y me acerca la navaja a la mejilla.
—Llego la hora de jugar— dice y mientras habla se le forma una sonrisa en él rostro.
Tengo miedo tanto que ni siquiera puedo contestar a el parece no importarle, despues de todo no creo que haya venido a platicar.
La navaja que antes rozaba mi mejilla ahora la presiona haciéndole brotar las primeras gotas de sangre.
Él ardor es insoportable y un gemido lastimero sale como única respuesta de mi garganta; pero algo ocurre justo cuando el decide dejar mi mejilla y pasar a mi garganta la puerta se abre de manera estrepitosa y un halo de luz entra proclamándose dueño del lugar.
Ya no siento la navaja, observo a Ethan y este se encuentra tirado en el piso con la mejilla hinchada, sus ojos miran con odio al otro lado de la habitacion e instintivamente yo también volteo a ver hacia ese lugar.
En la esquina se encuentra un joven que no a de superar los 22 años es alto y por lo que logro observar parece conocer muy bien a Ethan.
—Asi que su sangre te a despertado de tu letargo —dice Ethan con una sonrisa sínica en él rostro como quien mira a la muerte y ya no le tiene miedo.
—La latismate asi que no esperes
perdon—ahora es él chico quien habla.
El me dirije una rapida mirada y en sus ojos puedo notar la preocupación dentro de mi siento que ya e vivido esto, aquel joven lo conozco pero no logro recordar de donde, siento que debería apartarme que esta situacion que no hara mas que dañarnos a todos.
Ethan comienza a reír como un sádico y el miedo dentro de mi crece, su figura empieza a evaporarse hasta que ya no logro verlo solo perdura su enfermiza risa que tanto miedo me provoca.
Él chico me desata rapidamente de la silla pero ahora solo tengo mas preguntas que problemas o al menos eso espero ¿Como logro Ethan irse?.
Pero aun mas importante es saber quien es este chico.
—¿Quien eres?— pregunto con la poca voz que me queda y observo como en sus ojos se refleja una mirada de tristeza y un dolor agudo.
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Editado: 03.06.2018