Esperaba que el tiempo no pasara tan rápido, después de todo no me siento del todo lista para hablar con Max, pero tampoco puedo dejar que pase más tiempo. Había mantenido el teléfono conmigo desde hace un rato, había borrado el mismo mensaje una y otra vez, explicando a Max la situación, pero, no podía mandarlo, esas palabras que estaban escritas no las podía mandar todavía, había algo que faltaba, pero no sabía con exactitud que era.
Eres un gran amigo, lo siento, no puedo verte como algo más.
No pasamos mucho tiempo juntos, pero fue bonito,
lo siento por no poder corresponder como desearías.
Espero que sigamos siendo amigos, o al menos intentar ser como era antes.
Leía una y otra vez, pero no estaba convencida aun, no sé cómo escribir las palabras correctas, que no duela al leerlas, porque a fin de cuentas es un rechazo. Las palabras adecuadas a pesar de que las piense demasiado igual seguirán doliendo. Como si de un balde de agua fría en pleno invierno se tratase. Sería más fácil si no te rompieran el corazón a unos días de navidad.
Una videollamada entrante me saco de mis pensamientos, me aleje de donde estábamos todos reunidos y fui al estudio del abuelo, al otro lado de la sala, no solo tendría más privacidad sino mejor recepción de internet.
—Hola —la voz de Max sonó un tanto alegre al otro lado.
—Hola, ¿Cómo has estado? —me senté frente al escritorio tendiendo así una gran vista del lago, que en primavera se seguía viendo espectacular y no se diga en verano, pero mi estación favorita seguiría siendo el invierno.
—Bien, aunque es diferente a lo que era cada año, pero no está nada mal, han venido algunos familiares.
—Hay que ver el lado positivo a todo ¿cierto? —estaba algo nerviosa, no esperaba una llamada de él, no habíamos hablado mucho los últimos días, estaba algo ocupada ayudando a la abuela y eso de que la señal no es muy buena aquí no era de mucha ayuda.
—Sí, puede que no sea del todo fácil, pero es la mejor opción. —nos quedamos un rato conversando, trataba de evadir a cada que se presentaba el tema de nosotros, no sabía cómo abordar el tema y no lastimarlo.
—¿Por qué no quieres hablar de lo que pasa entre nosotros? —su pregunta hizo que me sorprendiera. Mire a otro lado, a pesar de no estar físicamente cerca, tenía el presentimiento de que él sabía a lo que iba la conversación ahora.
—Lo siento, es que…
—No te preocupes, si no sabes cómo decirlo creo saber a qué va todo esto —su mirada reflejaba algo de tristeza.
—Me equivoque, y no mereces que te siga dando alas cuando no puedo llegar a quererte de la misma forma, sé que encontraras a alguien que te quiera como lo mereces. Espero que sigamos siendo amigos después de todo.
—No te preocupes —me miro con una sonrisa —seguiremos siendo los mejores amigos.
—Que no te escuche Mack, recuerda cómo se puso la última vez.
—Tienes razón, fue gracioso, es algo posesiva contigo.
—La entiendo, pero hemos estado juntas desde hace años, la considero como mi hermana —mantenía una sonrisa nerviosa en el rostro —no sé qué haría sin ella, con todo y sus locuras es la mejor.
Era algo incomodo seguir hablando, pero quería guardar la posibilidad que algo entre nosotros como amigos no cambiara tanto, es mucho pedir, ya lo sé, pero no pretendía perder su amistad en el momento que acepte tal propuesta.
Me quede en el estudio un rato, leyendo Orgullo y prejuicio, uno de los libros de la abuela que estaban en el estante a mi lado. Después de hablar con Max, preferí quedarme ahí leyendo, en todo lo que va de vacaciones no había leído nada. Me encanta leer esas historia de romance, un día me gustaría vivir alguna historia así, con un felices para siempre, aunque es muy difícil.
En los libros encontraba una ruta de escape a lo que es mi realidad, por eso siempre me la pasaba leyendo, en espera de ser la protagonista de mi propia historia de amor, pero lo que me está pasando ahora es demasiado cliché, un triángulo amoroso, no sé cómo llegue a este punto.
Hace unos meses, pensaba que mi primer beso seria hasta después de graduarme, tal vez en la universidad y mis problemas del primer amor también. Con Alex creí que no tendría oportunidad alguna. Cuando nos conocimos fue algo común, nada en especial, habíamos iniciado el segundo año en el instituto, aunque sobresalía entre todos mis compañeros. Su forma de expresarse cuando participaba hacía que me enfocara en sus palabras, ya que en varias ocasiones lograba distraer a los profesores haciendo más interesantes las clases, ya que se salía de lo común.
Mack en una ocasión, durante un trabajo en parejas me dijo que le atraía Alex, quien estaba a unos asientos de nosotras, lo miraba con un brillo en especial, siempre había sido así, Mack es el tipo de chica que se enamora pocas veces, no cualquiera logra llamar su atención, y que él lo hiciera lo hacía especial.
—¿Qué haces Ali? —Daryane entro al estudio haciendo que quitara mi vista del ventanal.
—Estaba leyendo —dije con una sonrisa mostrándole el libro que tenía en mis manos.