El silencio que se había apoderado del ambiente no solo resultaba incómodo, sino que llegaba a ser molesto. Decir que nadie estaba estupefacto ante esa escena sería decir mentiras, ya que, los pocas personas que se encontraban allí, les era inevitable disimular las miradas juzgadoras hacia la susodicha y protagonista del momento.
En cuanto a mí, agradecía internamente que Gloria estuviera a mi lado como apoyo, porque podría jurar que, de no haber sido así, hubiese estado en el suelo vomitando. Sentía como mis puños picaban, como si de repente la sangre circulante por mi torrente sanguíneo hubiera decidido, acumularse en ambas palmas de mi mano y las puntas de mis dedos. Debía ejercer presión con mis dientes o mi mandíbula caería de lleno al suelo al igual que mis ojos, que parecían querer salirse de sus cuencas.
En cuanto al pajarito…no sabría definir su estado, debido a que la única vista que tenía de él, era su ancha espalda. Pero el constante movimiento de sus manos, convirtiéndose en puños dio indicios de que luchaba contra sí mismo para no perder el control.
Por otro lado, la expresión de Lúxon era de asco. Sin mencionar que aún sostenía el vientre colgado de su antebrazo. Por supuesto sus ojos parecían haber tomado el rol de pelota de Ping Pong porque estos viajaban de Mackenzie hacia el vientre y viceversa.
—¿¡Qué has hecho!? —El chillido de Mackenzie nos trajo de vuelta a la realidad y por un momento, maldije el que haya roto el silencio—¡Maldito idiota! —Su figura se dirigió hacia el rubio que la observaba como si estuviese loca—¡Dame eso ya! —Arrebató con rabia el objeto y lo apretó entre sus manos—¡Eres un imbécil! —Sus ojos se cristalizaron y sus labios temblaron en cuanto dirigió su vista hacia Brandon—Yo…
—Eres una…—Brandon negó y volvió a hacer silencio.
Mackenzie gimió cubriendo su rostro y luego de llevar esa posición durante unos segundos, descubrió sus ojos y con rapidez se lanzó hacia Lúxon, quien instantemente se cubrió evitando que lograra golpearlo.
Las exclamaciones de la gente no se hicieron esperar, pero como era obvio, ignoré ese suceso y me ordené a mí misma a ayudar a mi amigo. Tomé valor para acercarme al percatarme de que Gloria me seguía y con brusquedad hice el intento de alejarle mientras que Gloria, posada del otro costado imitaba mi acción.
—¡Voy a matarte, hijo de puta! —Exclamó con furia—¡Has arruinado todo! —Sus puños volaban hacia el rostro de Lúxon, pero nosotras intentábamos que la gran mayoría de ellos, no llegaran hasta él—¡Y tú puta! —Sus puños tomaron un rumbo distinto y estos a gran velocidad siguieron su próximo destino.
Mi mejilla.
Fruncí mi ojo con dolor al recibir el impacto y sin pensarlo dos veces, tuve que alejarme para cubrir el lado izquierdo de mi rostro.
—¡Te aborrezco! —Siguió con su sarta de gritos y esta vez su puño encontró la mejilla de Gloria, pero esta al verla venir, logró desviarla e insertar ella sus nudillos con fuerza en el rostro de Mackenzie, logrando que su labio se partiera y de este la sangre escapara a borbotones.
—¡Te lo advertí! —Gloria camino hacia Mackenzie con la intención de seguir con lo suyo, pero Larry, despertó de su entumecimiento y corrió para detenerla por su cadera—¡Yo voy a matarte! ¡Zorra caprichosa e inmadura!
—¡Maldita…! —La voz de Mackenzie se perdió ante el tirón que recibió por parte de Brandon. Este poseía ambas mejillas rojas y sus labios en una línea recta—Brandon—Murmuró esta con voz de queda.
—Es suficiente—Volvió a tirar de ella, mientras caminaba hacia el exterior del edificio—Tu y yo habláremos, pero no aquí—Con seriedad clavó sus ojos en mí antes de irse y con su mandíbula ordenó que lo siguiera—No pienso ser el entretenimiento de todos estos idiotas que solo están disfrutando del patético Show que están dando—Los mencionados hicieron un gesto de indignación que, por supuesto, el pajarito ignoró.
—Ten—Lúxon me entregó un pequeño pañuelo descartable—Ahora ve—Asentí posando el papel en mi cortada mejilla y sin más que decir y ante las miradas de las personas, corrí detrás de Brandon y Mackenzie quienes ya habían salido del lugar. Al encontrarlos, ambos se habían detenido fuera del edificio y ambos movías sus extremidades, al parecer ya había comenzado la discusión. Suspiré y antes de salir, abroché mi chaqueta y cubrí mis manos en los bolsillos de esta.
Brandon arrebató el vientre de plástico que esta poseía y lo elevó frente a él—Tienes un minuto para explicarme que mierda es esto o juro que no querrás verme más furioso de lo que ya estoy.
Mackenzie tragó saliva y dirigió sus ojos hacia mí—No quiero que ella esté aquí.
—Me importa una mierda lo que tú quieras—La gravedad y frialdad en su voz erizó mi piel—Habla ahora.