Apliqué un poco de brillo labial y luego posé el envase sobre la repisa detrás del espejo. Elevé mis ojos, observando mi reflejo y fruncí mi ceño, completamente confundida.
Carraspeé, elevando mi mano con el pequeño objeto entre mis dedos. Mordí el interior de mi mejilla y liberé un profundo suspiro.
Esto sí que no estaba en mis planes.
No, por supuesto que no.
Chasqué la lengua, para luego borrar con un poco de papel, el labial recién aplicado. Rodé los ojos y salí del baño, cerrando la puerta tras de mí. Últimamente había estado sintiéndome rara, puesto que, no era algo habitual en mí. Días pasados, mi estómago parecía tener una batalla interna con mis órganos y al parecer, siempre perdía. Porque no había manera de que abandonara el baño Y para ser más específica, el WC.
—¿Bruja? —Elevé mis ojos hacia el pajarito, quien ingresaba a la habitación, luciendo extrañado—¿Te sientes bien?
Posé mi trasero sobre los pies de la cama—Si—Sacudí mi cabello en un intento de quitar el estrés—Todo está bien, pájaro.
—Bien, no me has dicho pajarito, por lo que debo suponer que no estás del todo bien—Tomó asiento a mi lado y posó sus manos sobre sus rodillas—¿Qué sucede?
Sacudí mi rostro—Nada, lo prometo.
—Has estado rara—Frunció su ceño—Y he estado armando teorías sobre tu comportamiento.
—Ah, ¿sí? —Asintió levemente—Ilumíname, entonces.
Rascó su barbilla—En un primer momento, creí que no estabas segura de estar conmigo...ya sabes, la gente se aburre... —Explicó—Pero luego me dije a mi mismo, ¿Quién sería lo suficientemente demente como para aburrirse de Brandon Rudd? ¿Cómo podría existir un momento en donde tú dejaras de estar segura sobre nosotros? —Sacudió su cabeza—Eso no es posible, porque, bueno... estás colada por mis huesos y yo soy demasiado hermoso.
Rodé mis ojos—Arrogante.
—Siempre—Carraspeó y liberó una sonrisa—Ahora, en serio, luego pensé que te habías enfermado como esa vez, por tus vómitos y eso. Pero descarté la idea.
Suspiré—¿Entonces?
Se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación de nuestro cuarto, en silencio, como si estuviera pensando en lo que diría a continuación.
—No has tenido tu periodo.
Me atraganté ante su afirmación—¿Qué?
—No usas tampón, los odias y tus toallitas están casi intactas. A menos que estés enferma de algo, porque según sé, a las chicas les viene una vez al mes... —Frunció su ceño—Y fuimos a comprarlas como hace... —Hizo silencio—Un mes.
Mordí mis uñas, nerviosa. Temerosa de que descubriera lo que yo acababa de hacer hace unos minutos.
Pero, pensándolo bien, tal vez esa idea ni siquiera cruce por su cabeza. Quiero decir, el pajarito no es tan listo como para sacar ese tipo de conclusiones. Sé a ciencia cierta, que hemos sido cuidadosos en relación a ello, así que, eso me tranquiliza.
Al menos por el momento.
—Estoy bien, lo juro—Intenté formar una sonrisa—No te...
—Estás embarazada.
Bueno, al menos, no lo descubr... ¿¡Qué!?
—¿Eh?
—Eso—Me observó neutro—Estás embarazada.
Tragué saliva—¿Qué?
—Tienes la cocina con humo, la bendición en camino, el retoño en tu vientre... ¿De qué otra forma debo decirlo para que lo entiendas, bruja?
—Pero ¿Cómo?
—Soy cardiólogo ¿Lo olvidas? —Elevó su ceja derecha—Tuve que leer muchos libros de medicina y eso no lo dejé pasar por alto—Sonrió—Además, estuve muy pendiente a ti y lo noté. Casi no cenabas y si lo hacías, corrías al baño. Sensible a los olores...
—Era pescado, eso no cuenta. Todos odian el olor a pescado.
—No todos—Refutó—Como sea, dormías más de normal y eso que, por lo general tu acostumbras a hibernar, pero esto ya era preocupante—Lo miré mal—Así que, no lo ocultes, ya lo sé.
Rasqué mi mejilla, guardando silencio por un momento, asimilando lo que acababa de ocurrir he intentado descifrar su comportamiento.
¿Estará molesto?
¿Estará asustado?
¿O simplemente estará sumido en una falsa tranquilidad, la cual explotará en cuanto caiga de lleno a la realidad?
—¿Me odias? —Susurré. Brandon giró su rostro y clavó sus ojos chocolates en los míos.
—¿Odiarte? —Lucía confundido—¿Por qué debería odiarte?
Me encogí de hombros—No lo sé.
Suspiró, ocultando su rostro entre sus manos. Y yo solo atiné a bajar mi rostro con pesar.
—Ay, bruja—Murmuró aún escondido entre sus manos.
Sentí mis ojos aguarse.
Y me maldije por ello, porque, no me gustaba hacerlo.
Odiaba no tener la fuerza para no llorar.
—Y-yo... no sé qué hacer—Tartamudeé—Y te veo así, tan triste y... me duele—Mordí mi labio inferior—No me gusta verte así, no lo soporto y mucho menos ser yo la causante.
—No estoy triste.
—Tampoco feliz.
Me observó intensamente por unos segundos, luego de descubrir su rostro, y allí se quedó, analizando cada parte de mi rostro.
—¿Qué?
—Te amo, Anel—Confesó serio—Realmente lo hago.
Apreté mis labios—Eso lo sé.
—Me siento...Joder—Te pusiste de pie, nervioso—Estoy... —Lo observé caminar nuevamente por todo el lugar, sus manos temblaban y sus pupilas se movían por cada centímetro del cuarto—Feliz—Giró hacia mí—Estoy demasiado feliz—Llevó ambas manos a su cabello y tiró de él—¡No puedo creerlo! —Chillaste y fruncí mi ceño al verte saltar eufórico en tu lugar—¡Bruja! —Exclamó—¡Me harás papá!
—¡Pájaro, no! —Grité al verlo correr y lanzarse sobre mí—¿Qué haces? —Me quejé incomoda debido a que su rostro estaba escondido en mi cuello.
—¡Estoy que muero! —Reíste—¡No puedo creer que allí hay un bebé!
—Pajarito... —Pegaste tus labios en los míos y me quejé ante la brusquedad—Brandon, necesito...
Separaste tu rostro—Seré papá y estoy demasiado feliz, así que, necesito celebrarlo—Te observé confundida—Ahora calla y déjame besarte.