Inhala y exhala.
Inhala y exhala.
Eran las palabras que repetía nerviosa y constantemente en mi cabeza, mientras seguía a Brandon fuera del bufet, hacía el exterior de la Universidad. Ambos íbamos en sumo silencio y se notaba a leguas la incomodidad y la tensión que poseían nuestros cuerpos.
Sabía que debía hablar con él, enfrentarlo, pero no creí que sería tan pronto.
No me sentía lista, a pesar de que moría por verlo.
Elevé mis ojos y lo observé caminar unos pasos más adelante nervioso y notablemente alerta por si decidía huir. Volví a bajarlos al ver que dirigía sus ojos hacia mí y me dí auto-apoyo mental al ver que nos dirigíamos a la zona trasera del edificio y que el tiempo para concretar la discusión cada vez se acortaba más.
Llegamos, Joder.
Nos detuvimos, más, sin embargo, ninguno articuló nada y parecía no nos atrevíamos a dar el primer paso.
—¿Qué estudias aquí? —Fue lo primero que oí salir de sus labios.
Apreté mis labios y luego de carraspear, me dispuse a responder—Logopedia—Asintió sin voltear, lo que me dio valor a continuar con nuestras primeras palabras—¿Salud? —Mojé mis labios—Nunca imaginé que estudiarías algo relacionado con la salud ¿En qué rama quieres especializarte?
Hizo un silencio breve para responder—Cardiología—Sacudió su cabello—No esperé que fuera lo mío, pero al parecer si lo era.
Bajé mis ojos a mis puños, los cuales, ejercían presión entre ellos tornando el resto de mis manos amarillas debido a la falta de circulación.
Más silencio.
Dios, esto es demasiado incómodo.
—¿Hace cuanto volviste? —Repentinamente cuestionó.
Rasqué mi cabello—Ayer, volví ayer—Asintió girando su cuerpo hacia mí, sin embargo, sus ojos continuaban lejos.
—¿Y Claudia?
—Murió—Sus ojos se posaron sobre mí, confusos—Sobredosis por drogas y alcohol…—Tragué saliva—Esa es la razón desencadenante de que esté nuevamente aquí.
Brandon mordió su labio inferior—Mierda—Gruñó—No sé cómo empezar.
Apreté mis manos en puños—Yo…
—¿Por qué querías evitarme? —Me interrumpió—¿Por qué joder? —Observé sus brazos temblar.
—No lo sé—Mi voz flaqueó—Estaba asustada.
—¿De qué? ¿De mí? —Hizo una mueca de fastidio—¿Estás bromeando?
Negué velozmente—No, no…—Suspiré—No por temor, es solo que, lo hice porque no sabría que decirte al tenerte frente a mí…—Sacudí mi cabello—Ya me había convencido de que no volvería a verte y de repente sucede esto y…
—¿Tienes idea, de cuánto tiempo te busqué e intenté hacer contacto contigo? —Camino hostilmente hacia mí—¿Acaso, tienes idea de lo que sentí al ver cómo te ibas y yo no podía hacer nada, por haber sido sedado como un animal? —Mi mandíbula tembló y él solo entrecerró sus ojos—Lo menos que esperaba de tu parte, era que, si algún día nos reencontrábamos, todo sería como antes.
—Todo ha cambiado Brandon.
—Deja el drama para las tele-novelas—Gruñó—Y se honesta y valiente por una maldita vez en tu vida— Mis ojos se llenaron de lágrimas—¿Ahora llorarás? Joder, era…
—¡Si me quedaba, mi madre te asesinaría! ¿¡Creíste que fue fácil para mí, irme con ella, sabiendo el destino que me esperaría!? ¿¡Qué fue sencillo dejar a Bertha, a Winston, a mi familia y a ti!? —Sollocé de cólera—¡Eran y son todo para mí! ¡Tú maldito pájaro del demonio lo eres todo para mí! —Hipé cubriendo mis mejillas—Si anteponer su seguridad antes que la mía, es ser cobarde…—Mojé mis labios—Entonces sí, soy cobarde.
Su postura estaba tensa—¿Por qué no me lo dijiste? Podríamos haber hecho algo ¡Estábamos juntos en esto! ¡No eras tú y el problema, éramos nosotros contra el problema, pero decidiste hacerte cargo tú sola! ¡Te atreviste a decidir por los dos!