—¿Qué carajos!? —Mis ojos se abrieron como platos al haber chocado duramente contra el suelo. Subí mi mirada y fulminé con esta a Brandon quién sostenía su cabeza entre sus manos y formulaba muecas, debido al dolor.
—Joder—De rodillas, acaricié mi adolorido codo—Eres un idiota.
—¿Bruja? — Frunció el ceño—¿Qué demonios hago aquí? ¿Dónde carajos estoy?
Rodé los ojos, poniéndome de pie—Pues deja que aclare tu mente…—Sonreí angelicalmente—Anoche alrededor de las tres de la madrugada, un idiota llamó a mi celular completamente borracho—Expliqué—Y como soy una chica piadosa y de gran corazón, fui en tu búsqueda y ¡Voilá! —Arrugó su rostro con dolor—Así es como llegaste aquí.
—¿Solo eso ocurrió?
Oh, carajos.
Me encrespé—¿Q-qué más podría haber pasado?
Rascó su nuca—No lo sé, por ello pregunto…—Presionó su cien—¡Joder como duele!
—Resaca—Afirmó una voz detrás nuestro—Compadezco a tus pobres meninges, eso sin contar a tus vasos sanguíneos y a tu glucosa—Gloria sonrió burlonamente.
Genial.
Gloria en modo doctor
—Realmente duele—Habló Brandon— Y tengo demasiada sed.
Gloria suspiró—No me sorprende…—Negó—Estás deshidratado, traeré algo para aliviarte.
Mis pupilas miraron el cuerpo de Gloria desaparecer por la cocina y nuevamente se posaron en Brandon, quien ya me observaba.
—Bien merecido lo tienes—Fue lo primero que salió de mi boca y este bufó—¿En qué estabas pensando? Podrían haberte hecho daño.
Brandon sonrió—Eso no sucedería.
Elevé una ceja incrédula—¿Qué tal si abusaban de ti? —Brandon lanzó una carcajada, a lo que yo, lo observé molesta.
—Las chicas no harían eso.
—No me refería específicamente al género femenino—Su sonrisa desapareció y me acribilló con sus ojos—No me mires así, pájaro, sabes que es cierto.
—Ten esto—Apareció Gloria con una bandeja repleta de aperitivos—Afortunadamente, en la cocina del hotel, todo lo que pidas lo tienen—Brandon recibió la bandeja y la colocó sobre sus muslos—Bebe todo el jugo, contrarrestará tu deshidratación.
—¿Esto es caldo? —Preguntó con asco—Los odio.
—Has perdido sal y potasio, ese caldo ayudará a reponerlos—Explicó situándose a mi lado. Brandon hizo una mueca y procedió a beber con ansiedad el vaso de jugo natural—Ya he llamado un taxi, no te encuentras en tus opimas condiciones como para salir solo.
Brandon rodó los ojos—No soy un niño.
—No lo parece—Esta vez comenté yo— Anoche eras un puberto, hoy eres un adulto que no le apetece seguir órdenes—Lo observé molesta—Por favor.
Oí a Brandon gruñir y dándole una última mirada me encaminé hacia el baño para hacer mis necesidades. Suspiré con cansancio, tomando de uno de los cajones una toalla sanitaria y una vez ya lista de la cintura para abajo, procedí a situarme frente al espejo para poder cepillar mis dientes y mi cabello.
—Son muy amigas ¿Verdad? —Una vez lista, salí del baño para detenerme abruptamente y esconderme detrás de una de las paredes para oír mejor.
Gloria sonrió e hizo una coleta algo despeinada sobre su cabello—La estimo demasiado, a pesar de haberla conocido por solo dos años, bastó para saber que sería mi mejor amiga.
Brandon asintió—Si, tiene ese don…—Suspiró—Solo debes verla para saber que es una de esas personas que quieres por el resto de tu vida.
Gloria lo observó con ojos brillantes—¿La querías?
Brandon bajó la mirada hacia su caldo y con la cuchara comenzó a removerlo incómodo—La quiero—Corrigió.
—¿Qué te detiene? —Interrogó Gloria.
Bufó—Ella—Mi amiga frunció el ceño—¿Cómo pelear por alguien que no desea que nadie se arriesgue por ella? —Liberé un suspiro y apoyé la parte trasera de mi cabeza en la pared.
—¿Y si estás equivocado?
Se encogió de hombros—Ya no importa, ahora está con ese imbécil de ricitos de oro—Gruñó molesto—¿Desde cuándo le atraen los rubios? —Apuñalaba con la cuchara al pobre líquido y mordía sus labios con fuerza—La bruja es de castaños, es ley.
Gloria lanzó una carcajada—Si tú lo dices.
(…)
—Tengo buenas noticias—Exclamó Gloria, tomándome de los hombros—La fase tres, ya está en marcha.
¿De qué está hablando?