Only you

Capitulo 25

Cogí las llaves y las introduje en la puerta, permitiéndonos a Mackenzie y a mí ingresar al departamento. No había logrado acabar con el orden, ya que, solo había podido traer ropa y algunos artículos para el baño, más no lo que era decoración para el lugar.

Posé su maleta en el suelo, mientras la observaba recorrer el lugar en el que viviría con la bruja o hubiese vivido.

Sacudí mi cabeza con frustración al recordar cómo se marchó luego de que Gloria diera los resultados y sin siquiera permitirme hablar.

Recuerdo haber visto cierto tipo de determinación en su mirada, como si hubiera decidido algo en ese momento.

Y era algo que no me dejaba tranquilo, sino que me preocupaba y por demás.

Por otro lado, mis padres no estaban enterados de absolutamente nada. Había hablado hace dos noches con mamá, pero no tuve el valor necesario para poder develar todo lo acontecido y temía hacerlo, pero sabía que estaba en mi lista de quehaceres y debía cumplirlo lo más pronto posible, antes de que ellos mismos lo descubrieran en unos meses al ver a Mackenzie.

—¿Aquí vivirías con ella? —Llamó mi atención la castaña e hice una mueca con mis labios.

—Sí.

Apretó sus puños—Supongo que ya estaban con la mudanza—Dijo despectiva—Lo digo por las pocas cosas que veo aquí.

Rasqué mi brazo y me limité a ignorar su voz—El departamento no cuenta con una habitación de huéspedes, así que dormirás en el cuarto y yo lo haré en la sala.

Su ceño se frunció—¿Y sobre qué dormirás? —Elevó una ceja—No hay nada en la sala a excepción de un par de cajas.

—Me las apañaré—Me encogí de hombros y volví a tomar la maleta.

—Oh, vamos…—La sentí seguirme—¿Qué es lo peor que podría pasar? —Preguntó con una sonrisa—¿Dejarme embarazada? —Negó—Eso ya lo hiciste.

Mi mandíbula se tensó—Escucha, entre tú y yo no existe nada. Estamos unidos por el niño que llevas ahí dentro y que estés viviendo aquí, no significa que somos algo o lo seremos en un futuro—Aclaré molesto—Estás aquí, porque de no ser por mi ayuda, ahora estarías quien sabe dónde y no dejaré que ese bebé pase por malos momentos—Gruñí—Es solo él quien me importa.

—Y la dramática de Anel—Rodó sus ojos—Sí lo entendí, pero hay algo que no termina de cerrar en todo esto—Rodé los ojos y volteé para alejarme de sus densos comentarios—Sí ella te amara ¿Por qué te abandonó como si nada? —Bufé abrumado—Quiero decir, el hecho de que esté embarazada no radica en lo que ella siente o sentía por ti, no era necesario terminar contigo.

—No lo ha hecho—Bramé cabreado—No ha terminado conmigo.

Su rostro se desfiguró de rabia, pero se esforzó en disimular—¿No lo ha hecho?

—No—Mojé mis labios—Y si eso quisiera, pues que vaya olvidándolo, no permitiré que lo haga.

—¿La obligarás a estar contigo?

Negué cada vez más molesto—Tú no lo entenderías y no es obligación cuando la otra persona también lo desea.

Mackenzie chasqueó la lengua—Yo no estaría tan segura—Sonrió con sorna—En la clínica se veía muy decidida a acabar con lo que sea que hubo entre ustedes…—Se alejó hasta la habitación—Estoy algo indispuesta, así que iré a recostarme—Guiñó un ojo y desapareció de mi vista.

Jodida loca.

 

 

 

 

Di una mordida a mi emparedado, mientras oía el pitido de llamada que intentaba realizar. Había decidido, luego de acomodar la sala para poder dormir, llamar a mis padres y ponerlos al tanto de la situación.

Honestamente no hubiese obtenido el valor de hacerlo tan pronto, de no ser por David, quién me alentó a sacarme ese peso de la espalda.

Últimamente ambos teníamos mala racha en lo que a chicas respectaba, sin embargo, esa mala suerte no se inclinaba en los estudios, ni interfería en la calificación de nuestros exámenes.

David la había cagado al estar con Gloria, enamorado de otra y yo lo seguí por el mismo camino, solo que con una pequeña diferencia. Estaba con la bruja, luego de haber dejado jodidamente embarazada a una loca.

¿Qué más puedo pedir?

Sí.

Tanto David como yo, habíamos nacido para arruinar todo.

Eso era algo que hacíamos a la perfección.

—¿Bebé? —Rodé los ojos con molestia.

—Mamá ¿Puedes dejar de llamarme así?, Me avergüenzas—Gruñí, dando otro mordisco.

Ella rió—Lo siento, cielo, es que no puedo evitarlo—Volvió a reír—Dime ¿Ya has terminado de mudarte? ¿Cuándo lo hará Anel?




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