Rodé los ojos y me crucé de brazos, molesta ante la actitud de la secretaria del hospital. Llevaba alrededor de diez minutos intentado hablarle, pero la presencia del idiota, hizo que dejara de darme su atención para posarla en él.
Diría que su edad rondaba los veintiún o veintidós años, su cabello estaba semi- recogido por una trenza pescado sujetada al final con una liga verde manzana. Usaba una chaqueta negra de gabardina y un pañuelo negro rodeando su delgado cuello. En cuanto a su parte inferior se me hacía imposible describirla debido a que estaba cubierta por la mesada del escritorio.
—¿Qué has dicho? —Cuestionó nuevamente la secretaria y conté mentalmente hasta diez para no mandarla a volar.
—Hemos venido a ver…
—Soy Elizabeth—Sonrió y dejó el lapicero sobre su bloc de notas, interrumpiéndome. En cuanto a Brandon, él clavó sus ojos en mí, nervioso y luego los posó en ella, quien esperaba una respuesta de su parte.
—Eh… ¿Qué tal? —Murmuró incómodo ante la mirada de la chica. Crucé mis brazos y me dediqué a mirarlos con una ceja elevada.
¿A esto se le llamaba coquetear?
No tenía tiempo para esto.
—Olvídenlo— Enojada caminé por los pasillos, ignorando los chillidos de la secretaria—Lo siento—Me disculpé al haber chocado de frente con un doctor que salía de unos de los laterales revisando unos papeles y luego de sonreírle, continué con mi camino.
¿Dónde carajo es…?
—¿Anel?
Giré estrepitosamente mi cabeza hacia la izquierda, divisando a Bertha, Cristal y Bianca en una de las sillas juntos a la pared.
—Al fin—Suspiré aliviada, acercándome a ellas—Cada vez es más difícil hallar a las personas en los hospitales—Desvié mis ojos hacia Brandon y la secretaria, quienes se aceraron rápidamente luciendo agitados—Y más aún si las personas que trabajan aquí, no hacen su trabajo y solo se dedican a coquetear.
La secretaria se sonrojó y apretó sus labios—Señorita no puede ingresar al hospital, así como así.
Elevé una ceja—Estuve más de diez minutos intentando que me atendieras, pero tú estabas muy entretenida coqueteando con mi novio—Brandon me observó directamente con una media sonrisa de lado—Y no encontré otra alternativa.
—Aun así…
—¿Qué está sucediendo aquí? —Cristal se ubicó a nuestro lado interrumpiendo a Elizabeth, junto a Bianca, quién se cruzaba de brazos al ver la palidez que cubrió el rostro de la joven.
—Doctora, no la había notado.
Bianca sonrió—Si, pude darme cuenta—Mojó sus labios—¿Es cierto lo que ha dicho ella? —Me señaló y esperó pasivamente la respuesta de la secretaria.
—Pues no—Respondió incómoda.
—Ah, ¿no? —Elizabeth negó—Pues cuando Anel mencionó el hecho de que coqueteabas con su novio, no te oí negarlo.
—Yo…—Tragó saliva—Esto no se repetirá lo juro.
Bianca asintió—Eso espero o caso contrario, tendré que hablar con mi mejor amigo el director de este hospital—Elizabeth negó.
—No será necesario—Nos observó a todos con nerviosismo y vergüenza—Lamento lo sucedido, yo… volveré a mi trabajo—Bianca asintió, viéndola irse a paso apresurado con el único objetivo de desaparecer de allí.
Cristal sonrió levemente—Así se hace, cariño—Volvió a lanzarse al asiento con decaimiento. Bianca presionó sus labios y se acercó con lentitud a ella, tomándolo por los hombros.
—Todo irá bien.
—Has oído al doctor—Dijo en un lamentoso tono de voz y eso me incentivó a acercarme para informarme sobre el estado de Winston—Está empeorando.
—Buenos días—Giramos nuestro rostro a un doctor, que nos sonreía amablemente—Mi nombre es Ronald Cavanaugh y estoy atendiendo al niño, nombrado como Winston ¿Beer? —Subió sus ojos de la lista, posándola en nosotros.
Bianca asintió—Sí, es nuestro apellido.
—Oh, entiendo—Sonrió—Como decía, tengo nueva información sobre el estado de Winston—Percibí la mano del pajarito posarse en mi hombro en señal de apoyo—No hemos logrado reducir el proceso de metástasis del cáncer, por lo que, en ese aspecto no ha habido avance…—Bertha suspiró con pesadez—Si bien, no ha recibido quimioterapia, los fármacos antineoplásicos por el momento han dado resultados positivos. Winston es uno de los pacientes considerados ahora como de alto riesgo y el hecho de que los medicamentos hayan sido eficaces, la intensidad de los mismos ha producido una intoxicación en el hígado—Carraspeó, acariciando su blanco bigote—Está en tratamiento, pero ha afectado a un órgano importante y eso es preocupante, por supuesto, haremos lo necesario para salvar el órgano, pero…—Suspiró—El estado del niño no es muy bueno y…