Opal & Rose: Cyan's Twin // #o&r3

Capítulo XIX

  Se alzaron aquellos pocos que seguían al ras del suelo, disponiéndose a obedecer las órdenes que el par de gemelas diese a continuación. Estas compartieron un instante de miradas cómplices, utilizando seguidamente sus poderes para manipular algunos de los ladrillos y escombros restantes del castillo, haciéndolos flotar con un ademán e indicándoles con sus movimientos hacia dónde dirigirse. Al llegar cada grupo de material a su sitio correspondiente, estos se apilaban para construir paredones y murallas que protegerían a esta familia de guerreros en su cruzada para salvar al mundo de la destrucción que le llegaría en manos de una de los suyos, así como Opal lo había hecho un corto tiempo atrás para protegerlos y planear con mayor clama su próxima, y algo apresurada, movida. Entonces, esta última realizó un gesto distinto con su mano hábil, la izquierda, alzando su dedo índice y girando varias veces la muñeca logrando que este complete varios círculos en el aire. Los otros cuatro comprendieron lo que les quiso decir, tanto con la seña como con la seriedad de su rostro y el ademán que con su cabeza hizo casi al instante, indicando una dirección. Menos de un segundo después, todos pegaron el cuerpo a la barrera más cercana, esperando a que Nathan realizase la próxima jugada. Así, sin mucho más preámbulo, ese hombre lanzó hacia donde estaba su nieta la última de aquellas granadas entregadas por el padre de esa chica, logrando que, tras esta estallar, se llenara toda la zona de un denso humo que apenas les permitía ver un metro a la redonda. Aprovecharon esa oportunidad, esos instantes de desconcierto, para separarse y dirigirse cada cual a una ubicación distinta, desde donde apoyarían el ataque de Ruby. Como Raphael había notado con anterioridad, los árboles volvían a crecer velozmente, cosa que le permitió a Rose atraer a ella una rama que alguno de esos tuviese y crear con ella, y algo de habilidad sobrehumana, un arco, y algunas flechas con otro montón de ramitas. Le lanzó aquel conjunto a Derek, quien pasaba cerca, y este lo atrapó pegándolo de inmediato a su cuerpo. Rapha cargaba con un par de pistolas tipo Taser, muy útiles si la meta no era aniquilar a tu objetivo, y tanto su madre como su tía utilizarían esas capacidades suyas que les permitirían derribar a Cyan, pero no acabar con ella. Y es que podía no parecer un punto importante de destacar, pero darle muerte a esa chica estaba totalmente fuera de sus planes. Lo ideal para ellos sería, tal vez, adentrarla en un estado de coma del que eventualmente se recuperaría, permitiendo que el resto planeara como contenerla a futuro mientras ella estaba fuera de combate. Por esta misma razón, solo planeaban utilizar armas no-fatales en su contra, o darle las más peligrosas a quienes, con una mayor puntería y precisión, podrían evitar fácilmente herirla de gravedad. A Nathan se le proveyó de una honda fabricada de la misma forma que el arco de Derek, mientras que Liam asistía a Ruby mediante dos pequeñas pistolas de aire comprimido con balines pesados de goma, lo suficientemente fuertes como para dejarle marcas en la piel o aturdir al objetivo, pero incapaces de matarlo. Asimismo le dejaba casi todo el trabajo a ese chico que insistía en enfrentar solo a su hermana, quien a su vez aprendía en el momento cómo liberar varias de sus habilidades, gracias también al estar presente cuando a Cyan se le enseñaba a hacerlo. Por eso mismo, ella traía una mayor ventaja en cuanto a magia y habilidad de ataque, llevando a que él realmente necesitara la asistencia de su tío, haciéndola retroceder cada vez que esta se le venía encima.

  De pronto, cuando el humo comenzó a disiparse, la joven y demente Cya se encontró con una ofensiva mucho mayor que unos instantes previos. Y el primer impacto provino del norte, una flecha que le rozó el brazo logrando crearle un raspón que inmediatamente comenzó a sangrar. Reaccionó adolorida, llevando su atención y la mano contraria a esa herida abierta, intentando cubrirla como le fuese posible. No alcanzó a levantar nuevamente la mirada en busca del sitio en que se hallaba quien la lastimó, puesto que al mismo tiempo impactó contra su cuerpo una bala de fuego, fuego que llegó a extinguir antes de que se propagara a través de su ropa. Nuevamente quiso buscar con la mirada el lugar desde el que se la estaba atacando, pero otra ofensiva la sorprendió desde la dirección contraria. Al principio pareció que estaba funcionando aquella estrategia para confundirla y debilitarla con atentados aleatorios, pero Cyan no tardó demasiado en identificar de dónde provenía cada cosa y comenzar a esquivarlas. Desde la segunda en adelante, ni una sola de las flechas la volvió a tocar, puesto que las oía venir con suficiente tiempo para apartarse de su camino y lanzar alguna de sus bombas ignífugas hacia quien ella no sabía que era Derek. Lo mismo con los proyectiles que Nathan aventaba con su honda, poco tardó aquella chica en evitarlos casi por completo. Necesitaban de constante agresión por parte de Ruby y Liam, los dos que seguían a una menor distancia del epicentro de su batalla, para así poderla llegar a sorprender de vez en cuando, mientras se cubría de ambos. Pero a los pocos minutos dejaron de creer en esa estrategia como algo factible, puesto que la amenaza parecía haberse vuelto más hábil que todo el resto. Más rápida, más alerta, algo que no supieron si debían atribuirle a su entrenamiento de los últimos años o al poder de las gemas recientemente adquiridas. Recibían más golpes de los que daban, y aquello no tardó en volverse peligroso, tedioso, llevándolos a apresurarse en busca de nuevas opciones para revertir tan desalentadora situación.

  Aun sin tener contacto directo entre ellos, los cinco concordaron de manera indirecta una sola y muy simple cosa: moverse. Los muros que las gemelas levantaron simulaban un óvalo cuyo perímetro rondaba los treinta metros, por lo que tenían espacio suficiente para moverse detrás de ellos y en distintas direcciones sin ser notados por ella, incluso sin el humo de las granadas. Aquello les regalaba una pequeña posibilidad, una muy leve ventaja, solo por poder defenderse de Cya. Aunque eso no les alcanzaba para derrotarla, no compensaba la intensidad de sus golpes o el aumento en su resistencia. Pero debían intentarlo, así que recorrían la zona, atacando y volviendo a moverse, mezclándose entre ellos y cambiando los patrones, todo con la única intención de tomarla desapercibida. Al principio creyeron que tendría buenos resultados, pero aquella sensación no les resultaba duradera, no desde que empezaba toda esta situación, desde que Cya había vuelto a casa, desde que salieron en busca de sus gemas. Pronto, la oleada de emociones los volvía a atacar, trayendo una enorme confusión en cuanto a estas. Les era difícil comprender incluso lo que sentían en cada momento, y es que se mezclaban tantas cosas en la cabeza que esta sin más se saturaba. El sentimiento no prosperó y las dudas nublaron su juicio, cumplir con su propósito se volvió nuevamente una idea lejana. Es que la chica no tardó en volver a escuchar el silbido de una flecha siendo disparada, igualmente con pequeños misiles que le lanzaban con una honda; alcanzó a percibir los ataques de Opal y Rose, como un cosquilleo en su columna vertebral que la hacía moverse hacia un lado, impidiéndole ser alcanzada por estos. Y, para peor, tenían otro problema relativo al ataque: Rapha comenzaba a flaquear.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.