Operación Renacer

Capitulo 1: El Fin del Hombre, El Inicio de la Máquina

La lluvia caía pesada sobre las calles de Valgrís, una ciudad marcada por la corrupción y la violencia. La neblina de la noche envolvía los edificios de acero y cristal, creando una atmósfera sombría y tensa. Alex Torres, un veterano de la policía, había sido testigo de todo tipo de crímenes durante sus años de servicio, pero aquella noche algo estaba fuera de lugar. Las luces de las patrullas se reflejaban en los charcos, como si la ciudad misma fuera una máquina rota, esperando a ser reparada.

Un atraco a mano armada en un banco había escalado rápidamente. Los ladrones estaban bien armados y dispuestos a todo, y la tensión en el aire era palpable. Torres sabía que esta misión sería diferente, pero nunca imaginó que terminaría de la manera en que lo hizo.

"Control, estamos en el lugar, esperando órdenes", dijo Torres a través de su radio, su voz firme pero con una pizca de duda. Sabía que las probabilidades de salir ilesos de esa situación eran escasas. Pero, como siempre, la lealtad a su equipo y su deber como policía prevalecían.

La situación comenzó a volverse caótica en segundos. Los ladrones, al verse rodeados, comenzaron a disparar sin piedad. Torres ordenó a sus compañeros que avanzaran, cubriéndose detrás de los coches patrullas mientras el sonido de las balas resonaba en la noche. Las puertas del banco estaban cerradas, pero los gritos de los rehenes se escuchaban a través de las paredes de cristal. La vida de personas inocentes pendía de un hilo, y Torres no iba a permitir que murieran bajo su vigilancia.

Con rapidez y destreza, se movió hacia el frente, cubriéndose con los vehículos. Sus pasos eran pesados, la adrenalina corriendo por su cuerpo, pero sus ojos seguían fijos en el objetivo. La primera ráfaga de disparos llegó desde la esquina del banco. Torres se agachó instintivamente, apenas sintiendo el silbido de las balas que pasaban rozándole la cabeza.

"¡Deben rendirse! ¡No tienen escapatoria!" gritó, su voz firme y autoritaria. Pero los ladrones, desesperados, respondieron con más fuego. Torres sabía que el tiempo se agotaba. Si no tomaban el control rápido, los rehenes podrían morir. Decidido, avanzó solo, desafiando el peligro.

Un golpe de calor recorrió su pecho cuando un disparo alcanzó su cuerpo. La sangre brotó instantáneamente, tiñendo de rojo la lluvia que caía sobre Valgrís. Torres se tambaleó hacia atrás, su vista se nubló, y las fuerzas le abandonaron. En un instante, la ciudad que había jurado proteger dejó de existir para él. Su cuerpo cayó al suelo, el dolor punzante en su pecho fue lo último que sintió antes de perder el conocimiento.

Horas después, en una instalación secreta bajo el control total del gobierno, un grupo de científicos y operativos comenzaban el proceso que cambiaría todo. El cuerpo de Torres, ahora sin vida, era colocado en una mesa metálica, conectado a máquinas que monitorizaban su estado. Nadie preguntó si él quería ser parte de este experimento. Ya no importaba. En el nombre de la seguridad nacional y el orden, su cuerpo se convertiría en la herramienta definitiva para enfrentar la creciente ola de criminalidad.

La operación era clara: un hombre caído, transformado en algo más. La ciencia avanzada y la tecnología militar se fusionaban, y el proyecto "Renacer" entraba en acción. Los científicos observaron en silencio mientras las máquinas comenzaban a trabajar, conectando cables y sistemas cibernéticos al cuerpo de Torres. No quedaba nada de su humanidad, solo un cascarón, y dentro de él, el motor de una máquina que seguiría órdenes sin cuestionarlas.




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