Operación Renacer

Capítulo 12: La Caverna del Olvido

El sol se estaba poniendo en Valgrís, tiñendo el horizonte con un color naranja sombrío. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, pero no traían consuelo, solo una sensación de alerta. Torres y la mujer llegaron a la entrada de lo que parecía una fábrica abandonada, un lugar oscuro y sucio, escondido en una zona industrial olvidada por los habitantes de la ciudad.

"La última vez que estuve aquí, todo estaba bajo control", dijo la mujer, mirando la entrada con desconfianza. "Pero ahora... no estoy tan segura."

Torres observó el edificio con atención. Un par de drones pasaron por encima de sus cabezas, y él apenas se inmutó. Sabía que en cualquier momento podrían ser detectados, pero eso no lo detendría. Su objetivo estaba claro. No importaba lo que tuviera que enfrentar, lo que tuviera que destruir. Solo había un camino adelante.

"¿Qué se supone que encontramos aquí?" preguntó Torres, mientras avanzaban hacia la puerta.

"La respuesta", respondió la mujer. "El gobierno tenía operaciones secretas aquí, investigaciones sobre la creación de soldados como tú. Pero hay algo más, algo que ni siquiera yo entiendo del todo. Necesitamos entrar y ver qué podemos encontrar."

La puerta se abrió con un chirrido metálico, y el aire en el interior era denso, como si todo estuviera cubierto por una capa de olvido. Torres entró primero, su presencia iluminada solo por las luces tenues de los dispositivos que llevaba en su cuerpo. La mujer lo siguió, pero mantenía la distancia, como si algo en el aire la pusiera incómoda.

Avanzaron por pasillos desiertos, llenos de maquinaria inactiva y antiguos equipos de vigilancia. Cada paso de Torres resonaba en el vacío, como un recordatorio de lo que se había perdido. La ciudad había sido consumida por el caos, pero este lugar parecía ser un vestigio de algo mucho más oscuro.

"Este era el centro de investigaciones clandestinas", dijo la mujer, observando los controles de una consola que aún brillaban con una luz tenue. "Aquí es donde todo comenzó. Y aquí es donde los responsables... pueden estar escondidos."

Un sonido retumbó a lo lejos, algo pesado, algo que no pertenecía al entorno. Torres se detuvo, analizando el ruido con sus sensores. Algo se movía en las sombras, algo que no debería estar allí.

"¿Oíste eso?" preguntó la mujer, acercándose a Torres.

Él asintió, sus sentidos detectando movimientos dentro del edificio. En ese momento, un grupo de figuras apareció de entre las sombras. Eran soldados, pero no como los anteriores. Estos llevaban trajes avanzados, con armamento pesado y una tecnología de vanguardia que ni siquiera Torres había visto antes.

"¿Quiénes son?", preguntó la mujer, nerviosa.

Torres estudió a los soldados. Sus corazones seguían latiendo, sus mentes seguían siendo humanas, pero sus cuerpos... eran tan modificados como el suyo. Había algo inquietante en la manera en que se movían, como si estuvieran atrapados entre dos mundos.

"Soy uno de ustedes", dijo Torres, con una frialdad que cortaba el aire. "¿Qué están haciendo aquí?"

Uno de los soldados dio un paso adelante, y Torres pudo ver una marca en su pecho, similar a la suya, pero mucho más avanzada. El hombre tenía la mirada vacía, como si fuera solo una sombra de lo que había sido.

"Somos los que quedaron atrás", dijo el soldado con voz apagada. "Los que no fueron seleccionados para el siguiente paso. Los que el gobierno abandonó."

Torres sintió una oleada de dolor recorrer su cuerpo. Estos soldados, como él, habían sido abandonados por el mismo sistema que lo había convertido en lo que era. Pero a diferencia de él, ellos no tenían una misión. Eran piezas de repuesto, olvidadas y dejadas a su suerte.

"Nosotros no somos como ellos", continuó el soldado, señalando a los demás. "Nosotros somos... monstruos. Y no vamos a dejar que nadie salga de aquí."

En ese momento, la batalla comenzó. Torres se lanzó hacia los soldados con una velocidad impresionante, desarmando a dos de ellos antes de que pudieran reaccionar. Pero el soldado líder era diferente. Su fuerza, su velocidad, todo en él parecía estar diseñado para derrotar a alguien como Torres.

El enfrentamiento fue brutal. Torres y el soldado se movían a una velocidad sobrehumana, sus cuerpos chocando con fuerza, el sonido de los golpes resonando por todo el edificio. La mujer se mantuvo atrás, observando con desesperación, sabiendo que solo uno de ellos podría salir victorioso.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Torres logró derribar al soldado líder. La máquina en su interior estaba al límite, pero la ira y la determinación lo mantenían en pie.

"Te quedarás aquí", dijo Torres, mientras observaba al soldado, que yacía en el suelo, incapaz de moverse. "No soy como ustedes. No voy a ser otro juguete del gobierno."

Con el soldado derrotado, Torres y la mujer continuaron su camino a través de la instalación. Sabían que estaban cerca de la respuesta que tanto buscaban. Pero también sabían que cada paso los acercaba más a un destino incierto. Un destino que solo ellos podían decidir.




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