Operación Renacer

Capítulo 15: El Precio de la Verdad

Las luces de la ciudad brillaban como faros apagados a lo lejos, mientras Torres y la mujer corrían por las calles desiertas de Valgrís. El sonido de sus pasos resonaba en la quietud de la noche. Ninguno de los dos hablaba, pero sabían que no podían detenerse. El peligro los acechaba desde las sombras, y su única esperanza era llegar a un lugar seguro.

"¿Dónde vamos?", preguntó la mujer, aún sin aliento, mirando a su alrededor con desconfianza. "¿Qué vamos a hacer ahora?"

Torres la miró brevemente. Sus ojos, aunque fríos, reflejaban una determinación inquebrantable. "Tenemos que encontrar al responsable de todo esto. Quien quiera que esté detrás de la conspiración, tiene que ser detenido."

La mujer asintió, pero el miedo seguía visible en sus ojos. "¿Estás seguro de que podemos hacerlo? El gobierno está en todas partes. Nos están buscando."

"El gobierno no es todo", respondió Torres. "Hay algo más. Algo que no comprenden. No es solo una cuestión de control, sino de poder. Algo mucho más grande de lo que imaginas."

Mientras caminaban, la mujer notó que Torres parecía más distante que nunca. Sabía que algo lo estaba atormentando, pero no tenía idea de qué. Decidió no preguntar, temerosa de que la respuesta la llevara aún más lejos de lo que podía entender.

De repente, Torres se detuvo en seco. Su cuerpo, antes erguido y preparado para cualquier cosa, ahora se tenso como un resorte. La mujer lo miró confundida, pero no dijo nada. Sabía que algo estaba pasando.

Un sonido bajo, casi imperceptible, llegó a sus oídos. Torres se giró lentamente, su mirada fija en una figura que emergía de las sombras. Un hombre vestido con un traje oscuro y una máscara metálica se acercaba a ellos, su paso sigiloso y calculado. La mujer apretó la empuñadura de su arma, pero Torres levantó la mano para detenerla.

"No dispares", dijo con voz baja, pero firme. "Este no es un enemigo cualquiera."

El hombre se detuvo a unos metros de ellos, su mirada oculta detrás de la máscara. Unos segundos de silencio pasaron, y finalmente, la figura habló.

"Torres... Te estábamos esperando."

La mujer frunció el ceño, mirando a Torres, quien no mostró sorpresa alguna. "¿Quién eres?" preguntó ella, más desconcertada que nunca.

El hombre inclinó la cabeza levemente. "Soy parte de un grupo que también busca detener lo que el gobierno está haciendo. Pero no es solo sobre ti. No eres el único experimento que han creado."

Torres frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad. "¿Qué quieres decir con eso?"

"Quiero decir", respondió el hombre, "que eres solo una pieza en un tablero mucho más grande. El gobierno ha estado creando soldados, pero no como tú crees. El proyecto no se trata solo de convertir a los humanos en máquinas. Se trata de algo mucho más peligroso."

Torres dio un paso adelante, su voz llena de incertidumbre y rabia. "¿Qué diablos estás insinuando?"

"Te lo diré todo", respondió el hombre, "pero no aquí. No en la calle. Es demasiado peligroso."

Torres miró a la mujer, quien parecía tan desconcertada como él. La decisión que debía tomar era clara, pero arriesgada. ¿Debían confiar en este desconocido? ¿Podía ser aliado o simplemente otra trampa del gobierno?

Sin embargo, algo dentro de Torres le decía que este hombre sabía más de lo que él mismo comprendía. El miedo y la incertidumbre podían aplastar su determinación, pero no ahora.

"¿Dónde nos llevas?", preguntó finalmente Torres, sin quitar la vista del hombre.

"Sígueme", dijo el desconocido, "y descubrirás la verdad. Pero ten cuidado. Ya no estamos solos."




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