Operación Renacer

Capítulo 18: La Ruta del Silencio

La ciudad de Valgrís parecía aún más sombría bajo la luz de la luna. El silencio era absoluto, interrumpido solo por el sonido de sus pasos y el leve crujir de las tuberías que serpenteaban por debajo de ellos. Torres y la mujer avanzaban a través de los túneles subterráneos, guiados por el mapa que el hombre de la máscara les había proporcionado.

"Esto es lo más cerca que he estado de las entrañas del gobierno", murmuró la mujer, mirando las paredes mohosas a su alrededor. "Parece una prisión."

"Es mucho más que eso", respondió Torres, su voz resonando en los estrechos túneles. "Es la base del control. El lugar donde se toman las decisiones que afectan a toda la ciudad."

La mujer frunció el ceño. "¿De verdad crees que Morales puede ser nuestro aliado? Si está tan involucrado en todo esto..."

"Él es la única oportunidad que tenemos", interrumpió Torres. "No hay otra salida."

Poco a poco, fueron avanzando por los túneles, hasta que llegaron a un punto en el que el silencio fue interrumpido por un sonido. Un ligero crujido provenía de detrás de ellos. Torres se detuvo, haciendo un gesto para que la mujer se quedara en silencio.

Algo no estaba bien. El sonido era sutil, pero lo suficiente como para hacerle sentir que no estaban solos. El instinto de Torres le decía que algo los estaba siguiendo.

"¿Escuchas eso?", susurró Torres.

La mujer asintió, mirando hacia la oscuridad. "Sí... No estamos solos."

Antes de que pudiera decir algo más, el sonido se intensificó. Alguien o algo se acercaba rápidamente. Torres reaccionó al instante, tomando su arma y preparándose para lo que fuera que estuviera a punto de ocurrir.

Pero lo que apareció en la esquina del túnel no fue lo que esperaban.

Un grupo de soldados, todos con la misma máscara metálica y los ojos vacíos, emergieron de las sombras. Torres y la mujer se prepararon para el enfrentamiento, sabiendo que no tenían muchas opciones.

"¡Deténganse!" ordenó uno de los soldados, su voz modulada por la máscara. "Este camino está restringido."

"Estamos en una misión", respondió Torres, sin ceder ni un paso atrás. "Y no tenemos tiempo para perder."

"Lo sentimos", dijo el soldado, "pero no pueden pasar."

Un tenso silencio llenó el aire, y en ese instante, Torres y la mujer sabían que la única forma de salir de esta situación era luchar.




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