El edificio que se erguía ante ellos era imponente, una fortaleza de concreto y acero que parecía desafiar a la misma ciudad. Torres y la mujer se detuvieron un momento para observarlo. Sabían que dentro de esos muros se encontraba la clave para detener todo lo que el gobierno estaba haciendo, pero también sabían que entrar allí sería como enfrentarse a una bestia sedienta de sangre.
"¿Estás listo?", preguntó la mujer, su tono grave.
Torres asintió. "No tenemos otra opción."
El hombre de la máscara les había proporcionado la ruta, pero ahora dependía de ellos infiltrarse en el complejo y encontrar al comandante Morales antes de que fuera demasiado tarde. Cada paso que daban era una apuesta, un riesgo calculado en el que podrían perderlo todo.
Entraron en el edificio, moviéndose en la oscuridad, evitando las cámaras y los guardias. Torres había sido entrenado para moverse con sigilo, y la mujer había demostrado ser igual de astuta. Juntos, formaban un equipo letal.
Al llegar a la sala principal, encontraron una pesada puerta de seguridad. Torres se acercó y con un rápido análisis, encontró la forma de desactivarla. La puerta se abrió lentamente, y en el interior, un hombre estaba esperando, de pie junto a una mesa llena de documentos clasificados.
"Comandante Morales", dijo Torres, su voz baja pero llena de autoridad. "Sabemos lo que está pasando. Necesitamos tu ayuda."
El comandante se giró lentamente, su mirada fría y calculadora. "¿Por qué debería confiar en ustedes?", preguntó, su voz firme. "El gobierno tiene sus propios planes. Y yo tengo mis propios intereses."
"Porque si no lo hacemos, todos perderemos", respondió la mujer, con una mirada intensa. "Lo que el gobierno está haciendo es mucho más grande de lo que imaginas. Están manipulando a la gente, controlándola a través de tecnologías que no comprenden."
Morales los observó en silencio, sus ojos brillando con una mezcla de desconfianza y curiosidad. Finalmente, dio un paso hacia adelante y asintió lentamente.
"Entonces, vayamos a lo que importa", dijo. "El gobierno no es lo que parece, pero no podemos derrotarlo con palabras. Necesitamos algo más."
Torres y la mujer se miraron entre sí. Sabían que este era el comienzo de una nueva fase de su lucha, y que, aunque el comandante Morales parecía estar dispuesto a colaborar, las verdaderas pruebas aún estaban por venir.