El "Evolucionado" que avanzaba hacia Torres era más grande, más fuerte. La mayoría de los "Evolucionados" eran humanos mejorados, pero este no era solo un humano. Era un monstruo, una creación de puro metal y carne que parecía más máquina que hombre. Torres podía ver en sus ojos una frialdad absoluta, como si no hubiera rastro de humanidad dentro de él.
"¿Cómo detengo a esto?", murmuró Torres, midiendo cada paso mientras el líder "Evolucionado" avanzaba con una velocidad aterradora.
"¡No lo enfrentes de frente!", gritó la mujer. "¡Debemos salir de aquí!"
Torres sabía que tenían razón. Enfrentarse a esa máquina de guerra era un suicidio, pero también entendía que no había muchas opciones. Si no lo derrotaban ahora, todo el esfuerzo que habían hecho hasta ese momento sería en vano.
Con un grito, el "Evolucionado" lanzó un puñetazo devastador hacia Torres, quien apenas logró esquivarlo. El impacto fue tan fuerte que el suelo tembló, y Torres sintió la presión de la fuerza tras cada uno de los golpes.
"¡Distráelo!" gritó Torres, mientras esquivaba otro golpe.
La mujer, con rapidez, tomó una de las granadas EMP del cinturón de Torres y la lanzó directamente hacia el "Evolucionado". La explosión dejó al líder parcialmente desactivado, su cuerpo temblando y sus sistemas fallando momentáneamente.
"¡Ahora!", gritó Torres, lanzándose hacia él con una brutal patada que lo derribó de nuevo al suelo.
La lucha fue feroz, pero al final, el "Evolucionado" cayó. Torres, agotado, se levantó lentamente, mirando cómo el cuerpo mejorado del enemigo se desactivaba por completo. "Es solo el comienzo", murmuró, mirando a la mujer, quien ya había reanudado el hackeo del sistema.