El aire se volvía más denso a medida que Torres y su equipo se acercaban a la base gubernamental. La tensión era palpable, y el sonido de las patrullas enemigas llenaba el aire. No había vuelta atrás. Sabían que el momento de enfrentarse a la verdad había llegado.
"Estamos cerca", murmuró Torres, avanzando con paso firme. "Recuerden, una vez dentro, no habrá tiempo para dudas. Tenemos que actuar rápido."
La mujer, al lado de Torres, ajustó su equipo y echó un vistazo a los rebeldes. El nerviosismo era evidente en sus rostros, pero todos compartían una determinación feroz. La verdad debía salir a la luz, y nada los detendría.
Con un rápido movimiento, el grupo se deslizó a través de las sombras, utilizando los caminos secundarios para evitar las patrullas. Llegaron a un gran muro de acero, que marcaba la entrada principal de la base. Torres señaló la entrada lateral, un pequeño agujero por donde podían infiltrarse sin ser detectados.
"Vamos", dijo con firmeza, y todos comenzaron a moverse en silencio.
La base gubernamental era un monstruo de concreto, acero y vidrio, un símbolo del poder absoluto. Dentro, los pasillos eran interminables, iluminados por luces frías y que reflejaban la desesperación de quienes habitaban allí. Sabían que el control total estaba en manos de unos pocos, y no podían permitir que la maquinaria del gobierno siguiera operando.
Mientras avanzaban por los pasillos, Torres no podía evitar recordar su pasado como parte del sistema. Había sido uno de los que protegía ese mundo de mentira, uno de los que mantenía el orden a toda costa. Pero ahora, era un hombre diferente. La misión que tenía por delante iba más allá de la justicia; se trataba de la supervivencia misma de la humanidad.
Finalmente llegaron a un gran salón de control, donde las pantallas parpadeaban con información sobre las operaciones en Valgrís. Torres se adelantó, acercándose al centro del control. La mujer y los rebeldes tomaron posiciones estratégicas mientras Torres manipulaba el terminal.
"Vamos a exponer toda la verdad", dijo Torres, mirando las pantallas que mostraban la magnitud del control gubernamental. En ese momento, las luces se apagaron, y una alarma comenzó a sonar. Sabían que el tiempo se les agotaba.
"¡Nos han detectado!", gritó uno de los rebeldes. "¡Tienen que actuar ahora!"
Torres frunció el ceño y activó un comando de emergencia. Las pantallas se llenaron de datos y gráficos, revelando los secretos más oscuros del gobierno. Los proyectos 'Evolución', los experimentos con humanos, el control absoluto sobre la vida y la muerte en Valgrís... Todo estaba ahí, a la vista de todos.
"Esto es lo que nunca quisieron que supieran", dijo Torres, mientras las imágenes de los 'Evolucionados' tomaban vida en las pantallas, mostrando su evolución de máquinas en seres humanos modificados. La ciudad entera podía ver ahora la verdad.
"¡Rápido!", ordenó Torres. "Tenemos que salir de aquí antes de que el gobierno nos arrastre de nuevo."
Con la información divulgada, el caos se desató. Las fuerzas del gobierno comenzaron a movilizarse, pero Torres y su equipo ya no tenían tiempo que perder. Se dirigieron hacia la salida, pero los soldados del gobierno aparecieron en el pasillo, listos para detenerlos.
"¡No dejaré que lo destruyan todo!", gritó uno de los soldados, apuntando con su arma hacia Torres.
"Ya nada puede detenernos", respondió Torres con firmeza, mientras avanzaba hacia el soldado y lo derribaba con un golpe rápido. No había tiempo para negociar, solo para luchar.