La lucha se desató en los pasillos de la base, un enfrentamiento sin cuartel entre los rebeldes y las fuerzas del gobierno. Torres, con la adrenalina corriendo por sus venas, peleaba con una ferocidad que solo alguien que había conocido la opresión podía tener. Cada golpe que daba a los soldados del gobierno era un recordatorio de lo que había sido y lo que aún podía ser.
Mientras tanto, la mujer, luchando junto a él, abrió una puerta secreta que llevaba directamente a los sistemas principales de la base. Allí, los últimos vestigios de la maquinaria de 'Evolución' esperaban, y solo destrucción total podía acabar con ellos.
"Tenemos que acabar con esto de una vez", dijo la mujer, mirando los sistemas que se encontraban frente a ellos. Torres asintió, sabiendo que solo con la destrucción del núcleo podrían evitar una catástrofe aún mayor.
Los rebeldes, aunque en menor número, luchaban con una fuerza que nunca antes habían demostrado. El ejército del gobierno era imponente, pero el espíritu de los hombres y mujeres que luchaban por la verdad era más fuerte. La base se transformó en un campo de batalla caótico, pero Torres y su equipo sabían que solo había una salida: la victoria o la muerte.