Cuando finalmente salieron de la base, la primera luz del amanecer comenzaba a iluminar las ruinas de la ciudad. Valgrís, aunque herida, seguía respirando. Pero la victoria aún estaba lejos. El gobierno tenía recursos, y no dejarían que todo el sistema se derrumbara sin luchar.
"¡Lo hicimos!" exclamó uno de los rebeldes, su voz llena de emoción, pero también de una tristeza profunda. Sabían que aún quedaba mucho por hacer. La batalla no había terminado, y las consecuencias de sus actos solo comenzaban a reflejarse.
Torres miró hacia el horizonte, donde las primeras señales de una nueva era comenzaban a hacerse visibles. "Esto no es solo un triunfo", dijo, mirando a la mujer. "Es un nuevo comienzo. El sistema ha caído, pero nosotros debemos asegurarnos de que lo que venga no sea aún peor."
La mujer asintió, sabiendo que la lucha por la libertad nunca terminaría. Aquel día no solo habrían destruido un gobierno corrupto, sino que también habrían abierto los ojos de la gente. Y el despertar de la verdad era el primer paso hacia la verdadera revolución.