Operación Sabotaje

La Evolución de los Androides

II

 

El viernes por la tarde, Immanuel Aaronsohn, el CEO de GlobalTech, se reunió con sus accionistas y algunos miembros del Gobierno. La reunión tenía el propósito de anunciar el lanzamiento del último modelo robótico: el Androide 350 (el número alude a un círculo casi completo, un androide casi perfecto). Este modelo tiene aspecto humano, salvo algunos detalles donde pueden vislumbrarse los engranajes y el flujo de energía utilizada para su funcionamiento.

La reunión se llevó a cabo en el último piso del edificio GlobalTech, en un salón lleno de ventanas que permiten ver el paisaje industrial de la actual ciudad de Chicago, con sus típicas luces de los rascacielos y de los automóviles aéreos. Este salón se utiliza para las reuniones más importantes. En él, luego de haber hablado de negocios, se agasaja a los invitados con comida, música, baile y diferentes placeres. Todo con tal de convencerlos de aprobar las propuestas de Immanuel.

El invitar a diferentes y específicos miembros del Gobierno tiene el propósito de congraciarse con ellos, para que entreguen los permisos correspondientes para llevar a cabo los proyectos, la mayoría de ellos exitosos.

Immanuel presidió la reunión, acompañado del vocero de la compañía y hombre de confianza, Augusto Glori. Augusto preparó los recursos audiovisuales para hacer la presentación.

―Señores ―saludó Immanuel―. Hoy, vengo a presentarles el futuro ―dijo apartándose de la punta de la mesa para darle lugar al spot publicitario.

Immanuel siempre fue un hombre poderoso y caprichoso, se sirve de todo tipo de manipulación para llevar a cabo sus propósitos. Algunos de sus proyectos más arriesgados han fracasado en el pasado, por lo que sus accionistas se andan con cuidado al momento de aprobar una propuesta. Luego de esto, él se hizo más precavido a la hora de presentar una idea o un lanzamiento, debe ser sutil y convincente, para esto utiliza todos los medios a su disposición, que no son pocos.

Con sus escasos cuarenta años, se ganó el favor del Gobierno Mundial para ser el principal proveedor de armamento, apostando y haciendo trampa a los funcionarios de los más altos cargos, incluido el actual Presidente. También alzó su compañía al puesto más alto del ranking usando los mismos métodos, obligando a las demás compañías fabricantes de tecnología a utilizar su sistema GT en comunicación, circuitos, codificación, seguridad, robótica, virtual, etc. En fin, todo lo que utilizamos hoy día es un producto GT de alguna forma.

En la cabecera de la mesa de accionistas comenzó a funcionar una imagen de holograma:

Apareció un gráfico animado de la evolución de los robots, desde el comienzo de su construcción, hace casi un siglo, hasta el día de hoy (el lugar del último modelo de robots permanecía vacío). Luego, una música de suspenso muy pegadiza empezaba a sonar y, uno a uno, los modelos más antiguos desaparecían, dejando la imagen en blanco.

—¡Bienvenidos al futuro! —decía la voz de un locutor, mientras un robot de aspecto humano se hacía visible—. Porque nos merecemos estilo, nos merecemos el mejor servicio.

Un ama de casa aparecía en la imagen de repente y decía: 
—No puedo presentarles a mis amigas un droide de servicio que luzca viejo, sucio, que no combine con la decoración.

Luego, el locutor intervenía:

—Nos merecemos tranquilidad.

—No confió en un robot trabajando conmigo. Simplemente, no luce confiable —decía un hombre en su oficina.

El androide de aspecto humano volvía a aparecer en el holograma, ahora más nítido, y el locutor continuaba:

—Robótica GlobalTech presenta su último modelo en droides de servicio. Su nueva imagen hará que evoluciones en tu relación con ellos.

Luego, todos los modelos A350, en todas sus presentaciones, aparecieron en la imagen, luciendo perfectamente humanos, a excepción de pequeños detalles, y el holograma acabó.

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Los presentes quedaron estupefactos. A pesar de la imprecisión de las imágenes, la idea de que un robot luciera igual que un ser humano fue bien transmitida. ¿Podía aquello ser posible?

―Muy bien ―dijo Immanuel, esperando una mejor reacción de sus invitados―. La publicidad no está terminada, le faltan algunos detalles, efectos de sonido, luces llamativas. Para cuando lancemos esta belleza, va a ser perfecta ―se disculpó apenado.

En la sala reinaba el silencio. Immanuel hizo una señal a Augusto y este se retiró.

―¿Qué? ¿No creen que lo haya conseguido?... Voy a mostrarselos.

Augusto entró con dos de los modelos A350, uno femenino y otro masculino. Él se situó al lado de su jefe y los androides le seguían. Los ojos de todos estaban pegados en ellos.




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