El recorrido para ir a la casa de los Cullen me lo tomé como el tiempo necesario para entablar un plan de cómo actuaría frente a los vampiros que tenían dones excepcionales.
Que, todavía seguía sin procesar del todo que en verdad las cosas estaban sucediendo. Podría tener aún la posibilidad de que estuviera soñando demasiado realista para mi gusto.
En primer lugar y lo que consideraba más importante, era que debía guardar las apariencias porque Edward era un lector de mentes. Así que haría lo posible para que no se me escapara nada, ni tampoco ser tan evidente de que era cuidadosa con lo que pensaba.
Tenía cierto temor por Eliana, porque seguramente podría ver o saber algo a través de ella si Eli pensaba sobre mi situación.
Alice era una vidente... ¡Alice! ¿Ella no me habrá visto venir, verdad?
«Bueno, si no soy importante para ellos. Entonces no habría razón para que ella me viera».
El siguiente era Jasper, capaz de influir y saber las emociones. Podría leerme fácilmente si notaba que sentía miedo, temor, o lo que fuera sospechoso. Cuando no debería pasar si yo no conocía su naturaleza.
También esperaba no ganarme el odio de Rosalie, pero quizás se ablandaría con la presencia de Eliana. Le gustaban los niños.
Emmett, el grandulón bromista, podría llevarme bien con él, ya que resultaba el menos problemático de todos sus "hermanos".
Esme era un amor en sí, con ella no tendría problemas, al igual que su esposo Carlisle. Ambos eran una pareja idílica, así que la cuestión de preocupación recaían en todos sus hijos adoptivos.
A medida que nos acercábamos al lugar remoto donde se ocultaban los Cullen, comencé a sentir una pesadez en la cabeza, como si alguien estuviera invadiendo mi espacio. Por si acaso, me mantuve tranquila, con los pensamientos a rayas.
«Oh, qué bonito es el paisaje. Deben ser unas bonitas vistas si viven por aquí la familia Cullen. ¿Aunque no es peligroso por los animales salvajes?»
Eran monólogos de ese estilo que mantenía en mi cabeza mientras que Eliana e Isabella conversaban, a veces me incluían, pero trataba de no ser tan partícipe porque no se me antojaba dar respuestas largas.
Y en poco tiempo, oculta entre grandes arbustos se hizo presente una enorme casa de dos pisos con un elegante y raro diseño por su estructura que aparentaba ser inestable. Tenía una fachada de madera con toques modernistas por los grandes ventanales.
Para mí asombro, afuera se encontraban formados los Cullen, esperando por nosotras.
—Hemos llegado a la morada Cullen.
Isabella apagó el motor y bajó con una sonrisa. Ella trotó hacia ellos, donde algunos de los presentes la recibieron con una sonrisa. Isabella se posicionó a un lado de quién identifiqué que era Edward, abrazándolo en el acto por la cintura.
Desde la distancia se notaba que era alto y de cuerpo formidable. Resaltaba su cabello cobrizo con mechones despeinado y más o menos enroscados. No podía detallar más por la distancia. Él le dedicó una breve sonrisa, pero su atención estaba puesta en el auto.
En nosotras.
En un rápido escaneo, vi en la posición más cercana de la fila, a dos personas esbeltas y altas, un hombre que le calculaba que estaba entre sus treinta por su apariencia, de cabello rubio y pálido, abrazaba por detrás a una mujer de cabello color caramelo en suaves ondulaciones que enmarcaban su rostro igualmente pálido. Ambos esperaban pacientemente con una sonrisa.
Al lado de la pareja también se encontraba una mujer extremadamente hermosa, destacaba con su sola presencia, opacando al resto de su familia. Una melena rubia con ondulaciones más marcadas, un rostro serio que rayaba lo intimidante y una posición de brazos cruzados. Aumentando un poco más lo recelosa que estaba. Si desviabas la mirada, te topabas con un cuerpo grandote y robusto por sus músculos, de cabello levemente lacio y oscuro, mostraba una sonrisa ancha y su boca modulaba, parecía bromear con Isabella porque giraba la cabeza de vez en cuando en su dirección.
Otra pareja se encontraba a su lado. Un hombre con una pose firme y rígida, cabello ondulado en rizos de color miel y expresión imperturbable. Abrazaba con un brazo a una mujer de facciones delicadas y cabello corto puntiagudo, al contrario que su compañero, mantenía una sonrisa reluciente.
Tragué saliva. Giré la cabeza y sonreí para tranquilizar a Eliana. Ya se había desabrochado el cinturón y se acercó a mi asiento mientras miraba con curiosidad por el ventanal del auto al grupo de personas.
—¿Ellos son la familia Cullen? —Entrecerró los ojos en lo que parecía evaluar a cada uno. Asentí. Comencé a hacer señas.
「 Parece que sí. Recuerda que debemos comportarnos, son la familia de Isabella. 」
Ella asintió comprendiendo. Para mi sorpresa, Eli contestó en lenguaje de señas.
「 Son muy hermosos incluso desde aquí. Parecen irreales. 」
Suspiré.
「 Ante personas hermosas, nosotras somos simples mortales. 」
Le di un toquecito a su nariz.
Ella se rió y comenzó a moverse para bajarse. Gesto que imité. Una vez afuera, de inmediato sentí que Eliana me tomó de la mano y se ocultó a media detrás de mí.
Recordé la personalidad de Eli, era un poco tímida al principio de las presentaciones.
Ignoré el hecho de que todavía sentía la pesadez en mi mente incluso mucho más intensa en el exterior.
Empezamos a caminar y noté que el semblante de la rubia se suavizó gradualmente al ver a mi hermana. Debía señalar que en mi mente procuraba que no se me escapara sus nombres antes de las presentaciones.
Me sentía un poco tensa, pero intenté relajarme. Cuando nos encontramos frente a ellos. Isabella sonrió y no tardó en hacer las presentaciones, dando un paso al frente sin todavía soltar al chico.
—Familia Cullen, les presento a estas dos personas que son especiales para mí, como unas hermanas más. Son Emilia y Eliana Walker. —Señaló con la mano a cada una respectivamente al decir los nombres.
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Editado: 08.10.2025