Gracias a la revelación del día anterior, de Eliana soltando un desahogo evidente y estando firmemente convencida de que las leyendas Quileute eran reales, me surgió una nueva preocupación.
Si esto ella lo sabía desde hacía tiempo y venía especulando y pensando en sus teorías cuando almorzamos en la familia Cullen... ¿Quería decir que Edward lo sabía, pero prefirió permanecer callado? No estaba muy segura, a mi me había puesto en la mira de todos en cuanto se me escapó una palabra.
¿O era que Eliana cuidó sus pensamientos? En cierto modo, la otra pregunta se veía más fiable que ésta. No creía que Eliana fuera consciente aún de que algunos vampiros tenían dones especiales, mucho menos que el novio de Isabella leyera la mente. De lo contrario, ya me lo habría contado.
No quise exteriorizar mis dudas, no quería preguntarle si había estado pensando en ello en aquel momento para no alertarla. Pero el hecho de que hubiera atado cabos con la sola presencia de ellos, me daba una pista de que sin duda estuvo dándole vueltas a la inmortalidad de los Cullen.
Esto solo me llevaba a una solución poco agradable, pero que estaba claro que pasaría. Cuando llegara el instante en que tuviera que cruzarme a Edward Cullen, no desaprovecharía la oportunidad y resolvería mi interrogante. Quizá, con un poco de suerte, no tendría que dar el primer paso y sería él mismo quien preguntara al respecto.
A parte de eso, Eliana y yo nos quedamos parte de la noche conversando, ella más que yo –irónicamente–, pero se debía a que no intentaba contar más de lo que sabía. También percibí que ella se sentía como liberada, como si estuviera contenta de por fin no sentirse reprimida y tener ahora a alguien con quien hablar acerca de sus teorías y en lo que creía.
Se notaba que llevaba cuatro años aguantando.
Fue de gran ayuda para que otras cosas comenzaran a cobrar sentido debido a algo que no pasé por alto tanto por lo que decía como las memorias que llegaron eventualmente durante la conversación.
«¿Cómo es que la Emilia original no se daba cuenta de que su pequeña hermanita tenía un crush con Jacob Black?»
Había muchas señales, pero la Emilia de las memorias lo asociaba con apego a verlo como un hermano mayor y no a algo más. En su opinión, Eliana era pequeña para sentir emociones de ese tipo.
¿Qué pensaba yo? Patrañas, amor era amor. El amor en sí era tan complejo que nunca podría reducirse a unas cuantas frases, muchos componían sus versos de sus sentimientos y el conocimiento, pero jamás se definiría en lo escrito.
Existían diferentes tipos de amor, a su vez que esos distintos amores se subdividian en escalas de intensidad, como también limitaban entre lo que era sano y lo insano.
En este caso, podría decir que mi hermana Eliana tenía un sentimiento inevitable que era la atracción a alguien, un sentimiento que al fin y al cabo también estaba relacionado con el amor.
A Eliana le brillaban de sobremanera los ojos cuando mencionaba a Jacob Black. Lo recordaba con mucho cariño y tenía aire de nostalgia porque lo extrañaba.
Un dato que me pareció de lo más interesante era el hecho de que la Emilia original mantenía contacto con los Black desde hacía mucho tiempo.
¿Cómo era posible?
Sin embargo, concordaba con las palabras dichas de los Walker y las memorias que llegaban de los Black.
En mi mente se iluminó una resolución esa noche porque había hallado una respuesta. Las cartas que mandó la Emilia original estaban dirigidas a los hermanos Black.
Eliana me ayudó a comprobar esa certeza sin querer, dando como respuesta también si Jacob había hablado con ella aparte como había mencionado que lo hiciera en una de las cartas.
Eliana contó que los extrañaba mucho y que no sabía nada de ellos desde hace tiempo. Ninguna de las dos tuvo una respuesta de los Black sobre porqué dejaron de responder repentinamente. Eliana dejó de recibir una respuesta de Jacob cuando cumplió los diez y "yo" a los dieciocho. Es decir, hacía un año.
Sinceramente, no sabía qué pensar sobre ello. Nunca imaginé que esta familia tendría interacción con personajes importantes de la saga, sobre todo de los metamorfos.
Así que inevitablemente los Walker ya estaban adentrados en lo sobrenatural implícitamente. Y eso no fue culpa mía.
Con cada añoranza que destilaba Eliana al mencionar a los Black, era una punzada de culpabilidad. Ya que sabía lo que pasaría en el futuro y sería una hermana con el corazón roto cuando llegue el momento de que Jacob Black se imprimara de Renesmee, la hija de Edward e Isabella.
Que por cierto... ¡Dieciséis años tenía ese muchacho!
Cuando leí por primera vez la saga y me di cuenta de las edades de ciertas personas, me caí para atrás. ¿Qué tan verdadera sería la apariencia de Jacob que a pesar de su joven edad, Isabella lo describió como una persona que aparentaba veintisiete años en Amanecer?
Demasiadas cosas a tener en cuenta ahora que me adentré. De todos modos, no permitiría la cercanía entre Jacob y mi hermana.
Ella podría estar todo lo entusiasmada que quisiera con el tema de los lobos y vampiros, pero no era el momento para que enfrentara ese mundo. Y así se lo hice saber, aunque intentó replicar que era injusto, al final prometió no presentarse en la tribu Quileute a buscar a los Black, hasta que se lo permitiera.
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Editado: 17.10.2025