Desde aquella conversación, mi mente había estado revuelta en muchas preguntas nuevamente. Parecía un ciclo interminable de interrogantes al que no podía verle fin, porque desde que pisé el mundo de Crepúsculo, sólo dudas albergué sin un momento de tranquilidad.
Desde esa despedida con Edward, inconscientemente lo comencé a esperar noche tras noche, observando fijamente el ventanal por si decidía aparecer en cualquier segundo, solo debía deslizar hacia arriba la ventana y entraría.
Internamente le pedí disculpas por desobedecer a papá Robin. Pero mi razón de citarlo en mi habitación, era por la seguridad de mi propia mente, no podía asegurar que no tuviera un desliz cuando fuera a explicar.
Así que la casa me brindaría esa tranquilidad de determinar en el momento qué decir.
Estos días definitivamente decidí no salir a ninguna parte con la intención de no toparme con nadie más, prefería tachar una cosa a la vez la lista de prioridades. Además de que aproveché la ocasión para también hacer aquella investigación que hizo una vez Isabella. Se lo mostraría a Edward como respaldo de que mi conocimiento provino de leyendas dichas.
Por esa parte ya no me preocuparía tanto.
Lo que sí me inquietó fue lo que reveló sobre Alice. Aunque había sido una pregunta que me hice, realmente no esperaba que ella hubiera tenido una visión sobre mí.
Que los tuviera, no significaba nada bueno para mí.
¿Pero por qué parecía que esa visión que tenía se trataba de mí verdadero yo? A quién Alice había visto fue a mi yo de pelo corto en mi dimensión.
¿Eso quería decir que ya me estaba viendo mucho antes de que yo ingresara a este mundo?
Suspiré y seguí observando los origamis del techo. La casa estaba silenciosa, todos dormían al ser ya las once de la noche.
Eliana estuvo pegada a mi costado los últimos días, así que hicimos varias actividades, como peinarnos el cabello, ella maquillarme a mí, posé como su modelo porque estaba aprendiendo la anatomía humana para sus dibujos, y hablamos de su actual tema favorito; lo seres sobrenaturales. En este caso, de qué hacer cuando te toparas con algún vampiro o lobo, la mayoría fueron respuestas poco realistas porque ninguna de las dos nos habíamos enfrentado a ellos y no existía una guía de cómo sobrevivir ante lobos y vampiros.
¡Y por fin pude preguntarle acerca de los aromas!
—¿Aromas? —preguntó confundida mientras levantaba la vista de su caballete.
En ese momento estábamos en su habitación mientras posaba sentada sobre su cama.
Arqueé una ceja y moví mis manos. Menos mal que elegimos una posición fácil en la que pudiera mover las manos al hablar si era necesario y no arruinara su perspectiva.
「 ¿Algunas vez has sentido como un aroma característico de alguien? 」
Frunció su carita en modo pensativo, regresó la vista a su dibujo y se quedó unos segundos en silencio mientras veía ligeros movimientos de su brazo.
—No, ¿tal vez te refieres a el olor sudoroso que a veces tienen algunas personas, o su loción?
Suspiré porque me imaginé que explicar aquello no sería sencillo.
Hice un ademán para capturar su atención.
「 No, me refiero más a un olor en concreto y único para esa persona. Por ejemplo, que esa persona tenga una tenue fragancia a vainilla. 」
Ladeó la cabeza y presionó el borrador del lápiz en su mejilla regordeta.
—¿Sin que sea a causa de algún producto? Tipo, literal emana de su cuerpo.
Asentí rápidamente porque había dado en el clavo justamente. Mi niña era tan inteligente.
Comenzó a negar con la cabeza, para mi decepción.
—Entonces no. Sólo he olido los típicos. —Hizo una pausa cuando regresó la vista a lo que estaba dibujando, pero cómo si hubiera procesado por fin la cuestión me miró con ojos sorprendidos y se levantó para acercarse a mí—. Espera, ¿tú sí puedes oler esos aromas peculiares?
Notando que no volvería a sentarse detrás del caballete, me hice a un lado para que también se sentara en la cama.
「 No sé cómo explicarlo, pero puedo reconocer aromas en ciertas personas. Mamá es rosas, papá menta y tú eres vainilla. 」
Eliana ladeó la cabeza y frunció levemente el ceño, agarró mis manos brevemente y cruzó sus piernas en una postura india.
—¿Será una consecuencia por el ritual? —Bajó la mirada a nuestras manos. Pero nuevamente me miró como si recordara algo—. ¡Oh! Lia, creo que no es por el ritual.
Parpadeé varias veces y ahora era yo quién fruncía el ceño. Solté su agarre para poder hablar, solo por un momento extrañé la habilidad de Edward.
「 ¿A qué te refieres? ¿Antes la Emilia de aquí te mencionó sobre esto? 」
Negó con la cabeza.
—No explícitamente, pero sí solía decir que le gustaba mi aroma a vainilla. No lo vi extraño porque tengo lociones de ese olor. —Se levantó de la cama y trotó hacia su escritorio, abrió un cajón y agarró un envase de crema.
Caminó de nuevo a la cama, entregándome lo que pensé sería la dicha loción. Al verlo, efectivamente era una crema corporal con esencia de vainilla.
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Editado: 26.10.2025