Corrimos hacia el mar y nos sentamos en la arena, estaba caliente pero era muy bonito así que no nos importo, me quedé mirando el mar absorta en mis pensamientos, llevábamos una hora fuera del lugar en el que Carlos nos dejó y aún no nos está buscando, ¿deberia preocuparme?.
–¿Quieres entrar?
–¿Adónde?– pregunté confusa a Cloe.
– Al agua, ¿donde más?– dijo burlándose por la pregunta tonta.
Sonreí ante su respuesta y mire hacia el mar – Pero no traemos vestidos de baño.
– ¿Que pasa Selene acaso te da miedo estar en el agua?– dijo mientras se quitaba el saco y se dejaba la blusa corta.
– ¿Estarás en pantalón?
–Si ¿porque no?– y alegremente se acercó más y más al agua.
Sin pensarlo más hice lo mismo que ella y la seguí hasta el agua, el agua nos llegaba a la cadera así que empezamos a tirarnos agua una a la otra, todo era risas y risas hasta que nos cansamos y nos tiramos en la orilla.
–Creo que ya debemos ir para ayudar a Asha – dije con una sonrisa mientras miraba a Cloe.
– Tienes razón.
Nos acercamos hasta el lugar donde ya se encontraban unas cuantas personas comiendo y platicando.
– Mis niñas las estaba esperando, pensé que se las había llevado la marea – dijo mientras nos extendía unos platos con comida.
– Creo que se nos pasó un poco el tiempo– Dijo Cloe mientras agarrabamos unas cucharas para empezar a comer.
La comida se veía deliciosa, era un rico pescado a la plancha con tostones fritos, arroz y ensalada, se me hizo agua la boca y no espere mucho tiempo para empezar a comer.
Poco después empezaron a llegar personas y la playa se empezó a llenar, así que empezamos con el trabajo de ayudar a Asha, entregamos la comida y recibimos el dinero, al llegar la tarde la playa poco a poco volvió a quedarse sola.
– Señora Asha solo falta lavar esta losa y acabamos por hoy– dijo Cloe en el sector de lavabo mientras yo recogía basura y la metía en bolsas para botarlas en un lugar adecuado.
–Déjalo ahí mi niña yo lo hago.
– No se preocupe señora, además ya estoy acabando – la señora Asha solo sonrió mientras limpiaba toda la cocina.
– Señora Asha ¿Dónde puedo botar la basura? – pregunté sin poder ver donde se votaban los plásticos.
– Ahorita mi niña te enseño donde para cuando pase el camión de la basura.
Dejamos todo tal y como lo encontramos limpio y bien organizado para el siguiente día.
– Señora Asha disculpe que no le agradecimos antes, por estar hablando con las personas nos olvidamos de decirle –dijo Cloe llamando la atención de la señora.
– Es cierto muchas gracias por todo, mañana o cuando podamos pasamos y le pagamos la comida, por cierto estaba deliciosa– dije haciendo énfasis en que le pagaremos.
– No tiene que preocuparse por eso niñas, es más extiendan una mano y cierren los ojos. – dijo esperando a que hiciéramos lo que ella quería.
Algo confundidas le hicimos caso, cerré los ojos con fuerza y extendí una de mis manos, después de un corto momento sentí una mano sobre la mía, que dejó una especie de papel, así que lo agarre con cuidado de que no se fuese a caer.
– Ya pueden abrir los ojos.
Al abrir los ojos pude ver en mi mano un poco de dinero, algo sorprendida mire a mi hermana y era lo mismo, algo incrédula le pregunté.
–¿Por qué?
– Por el trabajo que hicieron hoy, se lo merecen– dijo con una sonrisa dulce y llena de amor.
–¡Gracias!
–¡Gracias!–dijimos en unísono.
No pude ocultar mi alegría era mi primer pagó, pensé que mi primer pago sería en la empresa de papá después de hacer algún trabajo donde algún jefe me tratase mal o me himilara frente a los demás, pero estaba contenta, realmente feliz y no solo por el pago sino la sensación de que hice algo que estuvo bien.
– Es hora de ir a casa niñas, otro día nos vemos– nos dio un beso en la frente a cada una y se fue hacia el pueblo dejándonos allí paradas.
– Me siento bien ¿Como te sientes Selene?
– Contenta, es una hermosa mujer refleja mucha tranquilidad a pesar de trabajar en la cocina, aunque creo que nos vio necesitadas de cariño.
Nos reímos un poco y continuamos con nuestro nuevo rumbo, un rato después llegamos nuevamente al camino, agarramos nuestras maletas y me quedé parada allí. Pensé que Cloe sería la primera en caminar hacia delante pero no, no lo hizo se quedó a mi lado, y con un nudo en la garganta pude preguntar.
– ¿Aún sientes ese presentimiento?
– Ajá– dijo moviendo levemente su cabeza de arriba a abajo.
– yo la empiezo a sentir y tengo miedo de que se haga realidad.
Cloe agarro mi mano y apretamos al mismo tiempo, dándonos fuerzas para empezar a caminar por el sendero.
A medida que avanzamos nos encontramos con una pequeña reja la cual hacía dentro se encontraba un poco de pasto haciendo ilusión de que era una especie jardín, luego de ingresar nos dimos cuenta que nos encontrábamos en la parte trasera de la casa, la única puerta y ventana que había daba a una cocina, no era tan grande pero se veía bonita.
–Hola papá, ¿estás aquí?– pregunté esperando alguna respuesta.
–Selene mira– dijo mientras señalaba el interior de la nevera – Nada, no hay nada, no ha venido, nos dejó – dijo con ojos llorosos.
– No, no nos ha dejado, tal vez no ha regresado– dije lo más rápido posible para tranquilizarla.
– Selene abre los ojos llevamos todo el día fuera, por lo menos habría dejado una nota– dijo enojada.
Sin decir nada salí de la cocina hacia el interior de la casa, nada.
No había nada ni nadie en ella, mis ojos se cristalizaron y no pude evitar sentarme en el piso de la sala a llorar.