La fe y nuestro caminar en Dios siempre están batallando con nuestra mente. Los pensamientos son como el alimento a una gran incubadora, la cual alimentara o destruirá lo que crece en ella.
2 Corintios 2:11 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
Estamos en un mundo donde interactuamos con otras personas que tienen distintos tipos de carácter, gustos, etc. Algunos son personas tratables, otros nos dejan con raíz de amargura solo con preguntar algo pequeño.
También estamos expuestos a que nuestras mentes sean bombardeadas en su subconsciente con la música de una propaganda, en el bus, algo que vimos al pasar, etc. Todo nos llena, nos contamina. Debemos saber canalizar y limpiar nuestra mente a diario, ya que no somos seres ermitaños.
Muchos cristianos a esa exposición al mundo les llaman Fortalezas Espirituales, las cuales se forman a nuestro alrededor y debemos derribarlas o formaran cubículos en nuestras mentes sembrando dudas, creando puertas abiertas.
El pecado no es ver o sentir algo contrario a Dios, sino almacenarlo en nuestros corazones.
La escritura es un arma poderosa, un versículo que aprendas a diario será un escudo para bloquear o anular todo mensaje que llegue a tu vida errado, o contaminante. Hebreos 4:12 nos dice, “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
“Padre, te alabo y bendigo.
La batalla de la vida está en la mente y nuestra batalla en las oraciones está en ella. Por lo tanto, te pido Señor que protejas mi mente y la de tu pueblo de todo ataque demoniaco (sea espiritual, tecnológico, dimensional, físico, etc.) enviado a estorbar nuestras oraciones y ponernos temor, inseguridad, poca fe.
En el dulce nombre de Jesucristo, renuncio por mí y por tu pueblo a todo espíritu antagónico que me impida orar conforme a tu propósito, voluntad y corazón.
Renuncio a todo cubículo antagónico a ti, a lo que eres realmente, a lo que me dices que yo soy en Ti y opaca mi fe.
Ato a la entidad que estorba y quiere hacer fortalezas en mi mente, a todo lo que en forma consciente, inconsciente deje entrar a mi mente, en mis pensamientos y está creando una muralla entre tú y yo, a todo lo que este formando puertas abiertas en mi vida.
Ordeno salir de mi mente a ellos y subordinados. No tienen parte en mi vida, en mi mente les ato, suprimo en toda potencia, autoridad y dominio enviándolos a los pies de Cristo, que jamás regresen a mi vida, en el dulce nombre de Jesús.
Ahora Señor, cumpliendo tu palabra someto y cautivo mis pensamientos, a la obediencia de Cristo, en el nombre de, Jesucristo
Amén