Parte del Cuarto Capítulo: "Lemuria"
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Mientras tanto, en el palacio imperial de Mu, el emperador Yaoh recibía un mensaje de alguien de quien menos lo esperaba. Era un mensaje del emperador orbeiano Reikor, en el cual solicitaba una reunión diplomática para tratar temas relacionados al Sistema Solar. Yaoh no lo podía creer, era la primera vez en su mandato como emperador que el Gran Reikor solicitaba una reunión. A Yaoh se le pasó por la mente avisar a sus aliados de Atlanta y Nordia, pero prefirió no hacerlo hasta después de la reunión con Reikor. La reunión fue pactada en Orbeia.
Yaoh, dudando un poco, abordó su nave imperial y se dirigió a Orbeia. Mientras duraba el corto viaje, conversaba con su almirante Shon-Par en la cabina de mando. Shon-Par le decía a Yaoh que presentía que el Gran Reikor tenía algo oscuro planeado y que deberían cuidarse a cada instante al arribar a Orbeia. Yaoh le contestó a Shon-Par que él conocía la naturaleza de los reptilianos y que estaría alerta en todo momento.
La nave de Yaoh pronto se posicionó en órbita orbeiana, la vista era esplendida dado que de esa posición se podía contemplar al único satélite de Orbeia -conocido actualmente como luna-, que era el más blanco y brillante del Sistema Solar.
Pronto la nave arribó a Relys, la capital de Orbeia y la ciudad más grande de todo el Imperio Orbeiano. Relys era una ciudad totalmente metálica, estaba compuesta por nueve plataformas principales ancladas a la superficie del planeta, la plataforma más importante era circular y las ocho plataformas restantes de forma romboide se casi unían a la principal, formando la figura de una flor, y a su vez habían dieciséis plataformas secundarias que estaban ubicadas entre las ocho plataformas romboidales principales, formando finalmente un círculo con un diámetro de veinte kilómetros. Esa era Relys un conjunto de plataformas de las cuales se erigían cientos de rascacielos y construcciones fabulosas. Entre los espacios de cada plataforma, se extendían parques inmensos que le daba una vista hermosa a la ciudad desde el cielo.
Shon-Par preguntó a Yaoh: «Señor siempre me pregunte el porqué de dicho diseño arquitectónico de Relys.» Yaoh le contestó que era un secreto el diseño de Relys, pero que él en una ocasión se enteró que dichas plataformas no son más que inmensas naves espaciales-ciudad que, en caso de un desastre o guerra, podrían desprenderse de la superficie del planeta y orbitarlo. Shonpar quedó perplejo con dicha explicación.
La nave que traslada al emperador Yaoh aterrizó en una zona central de Relys, específicamente en el Palacio Galáctico Orbeiano. La escolta del emperador Reikor fue a recibir a Yaoh mientras bajaba de la nave con Shon-Par y seis oficiales, los invitados fueron dirigidos a uno de los salones del templo donde aguardaba Reikor.
Ni bien llegaron al salón, Yaoh se saludó con Reikor en la forma orbeiana, tocándose la frente y extendiendo el brazo con la palma abierta hacia la otra persona. Reikor de pronto sin más preámbulo le dijo a Yaoh: «Quiero que la reunión sea solo entre los dos, sin oficiales.» Entonces los oficiales de ambos bandos se retiraron y cerraron las puertas del salón.
-Bueno Reikor, acá estoy, dime para que pactaste esta reunión -dijo Yaoh.
-La intención de esta reunión -le respondió Reikor a Yaoh- es que intercedas ante la Alianza Solar, de la cual tú formas parte, para que nos ayuden militarmente.
-Nunca has pedido nuestra ayuda desde que te hiciste emperador de Orbeia, ¿Por qué ahora lo haces? -le preguntó Yaoh.
-Es que tenemos un conflicto con unos seres procedentes de la Galaxia Andrómeda -le respondió Reikor-, con quienes tuvimos contacto en el Sistema de la estrella Arkab, el cual explorábamos.
-Estos hechos lo hemos mantenido en total reserva, no queríamos alarmar a los ciudadanos de nuestras colonias próximas a Arkab -replicó Reikor.
Reikor continuó manifestando que recientemente la Alianza Solar ha tomado decisiones que han alejado los lazos de amistad con Orbeia, pero no se pronunciará por ello, porque lo importante ahora es su ayuda.
Yaoh no podía creer lo que Reikor le contaba, respondiéndole que era imposible que seres de la Galaxia Andrómeda hayan venido a nuestra Vía Láctea. Yaoh continúo argumentando que si con la tecnología actual, la cual permite doblar el tejido espacio-tiempo y superar la barrera de la luz, podemos cruzar nuestra galaxia en cuatro meses orbeianos de extremo a extremo, sería imposible utilizar la misma tecnología para cruzar el espacio intergaláctico dado que aún no se ha estudiado esa posibilidad, y si fuera posible nos demoraríamos seis años en llegar a la Galaxia Andrómeda. Por lo tanto, Yaoh concluyó que estos seres pueden ser habitantes del extremo opuesto al brazo de Orión de nuestra galaxia, el cual casi no se ha explorado.
Reikor persuadió a Yaoh a entender que estaba equivocado, dado que estos seres, según la información de sus espías, utilizaron agujeros de gusano para llegar a la Vía Láctea desde la Galaxia Andrómeda. Y a diferencia de ellos, nuestras civilizaciones aún no tienen la tecnología para crear un agujero de gusano que nos pueda trasladar de un lugar a otro en el universo, en un instante.
Yaoh encaró a Reikor, preguntándole si no sería su imperio el que quería conquistar a esos seres. Reikor vaciló y dijo: «Yaoh, Yaoh, en verdad por qué piensan mal de nosotros. Esos seres andromedanos, son los que atacaron primero y después siguen ustedes y cualquier otra civilización de nuestra galaxia.»
Antes de despedirse, Reikor le dio a Yaoh una micro memoria de oro con la información del ataque andromedano en Arkab. Posteriormente Yaoh dejó Orbeia con sus oficiales para dirigirse a Lemuria.
En el trayecto de regreso a Lemuria, el emperador lemuriano le contó a su almirante Shon-Par todo lo ocurrido en la entrevista con Reikor. Tras escuchar a su emperador, Shon-Par le aseguró que dicha historia de los andromedanos podría ser una trampa maquinada por Reikor.
Editado: 02.08.2019