Monstruo.
Los humanos definen como monstruo a aquella criatura incapaz de sentir amor. A la criatura cuyo único deseo es la destrucción de la humanidad y su estilo de vida. Pero con mis propios ojos he presenciado al más terrible de los monstruos, y me dejó simplemente enamorado"
—Douglas T. Butcher
El frío del invierno soplaba a las afueras. Como cada noche, AJ había sufrido una pesadilla. Los rayos del mediodía molestaban en su cara, no le dejaron permanecer entre las sábanas mucho tiempo y tuvo que reaccionar, pero al levantarse se percató, al mirar por la ventana, de que se encontraba en una casa rodante en movimiento.
Tenía las manos cubiertas de sangre y había una sutura en su abdomen, fuera lo que fuera apenas lo habían tratado con primeros auxilios. Consiguió apoyarse en una puerta del baño con el propósito de llegar a la cabina, pero por error abre la puerta.
En su interior había una chica inconsciente, esposada y amordazada, envuelta en ropas rasgadas y ensangrentadas, se podía leer en su camisa un gafete "Olivia Ortega".
Cerró la puerta sin hacer preguntas, no tenía tiempo para esto. En un último esfuerzo llega a la cabina donde se encontraban Winnyfer y un extraño hombre que nunca había visto conduciendo el vehículo.
—AJ, despertaste —exclama la chica mientras corre hacia él para abrazarlo y ayudarlo a caminar.
—Winnyfer, ¿qué está pasando? ¿Dónde estamos? ¿De quién es este camión? —pregunta alarmado y con dificultad.
—¿No lo recuerdas? —pregunta confundida.
—Winny. ¿Qué pasó...? —En ese momento un furioso fulgor explotó en su ojo izquierdo encendiéndose en una luz verde, al mismo tiempo que sus manos empezaban a brillar en un mar de colores. —¿Que, qué les pasa a mis manos? ¿Qué me ocurre?
No entendía por qué, pero todo a su alrededor empezaba a brillar en colores distintos a los del espectro visual.
—AJ, tranquilízate te lo contaré todo, pero debes calmarte—Le pide Winnyfer suavemente, sosteniéndolo para aplacar su confusión.
36 horas antes...
Días atrás el equipo de Lady había llegado al estado de Washington después de su larga gira por el mundo. Estaban felices y entusiasmados, por fin podían regresar a la sede. Las cosas parecían marchar bien y el futuro tenía un tinte optimista.
Pero una llamada telefónica cambiaría las expresiones de la mitad del equipo.
—¿quién habla? —pregunta Winnyfer atendiendo el teléfono.
—¿¡Dónde se habían metido!? Todo el mundo los ha estado buscando. —Se escuchaba la furiosa voz de un hombre —¿Siquiera han visto las noticias?
—Perdona Roger, pero la antena de comunicación del vehículo fue dañada tras un incidente.
Roger Grover, tanto para Winnyfer como para AJ había sido un pilar emocional fundamental. Un amigo de confianza para la familia Wagner y su abogado en el caso de los prometeos, además de también ser el CEO del bufete patrocinador del grupo de Lady. Era prácticamente parte de la familia.
Detuvieron rápidamente el vehículo e hicieron reparar la antena de radio. Tras un rato fueron capaces de recibir señal de radio e internet. Cada uno buscó en sus celulares aquello que se les había mencionado, y lo que leyeron en la noticia más vista del día era alarmante.
«Anoche, en la ciudad de Washington, fue encontrado y arrestado el excientífico de "Dive Solutions” Douglas Tobías Butcher. El científico había sido uno de los principales responsables implicados en el caso de Toronto, el cual, según la investigación policial, estaba asociado a la desaparición de 150 niños y la muerte de 98 de ellos. Esta era la primera evidencia de ese caso en 10 años y debido a la naturaleza de los crímenes, su caso entrará a tribunales el mismo día de mañana a las 12:00 horas.»
Sofía y Steve vieron la noticia confundidos, no entendían por qué eso era tan relevante para AJ y Winnyfer.
El doctor Douglas tenía una terrible apariencia, el cabello rubio hasta la nuca, piel pálida como vampiro y sus ojos rojos similar a la sangre. El hombre era un verdadero demonio hasta la médula. Tomaron el teléfono y marcaron a Roger de nuevo.
—¿Qué significa esto Roger? —pregunta AJ, alterado y sorprendido.
—Dinos, por favor, ¿es cierto? —agregó Winnyfer.
—Así es, por fin el maldito metió la pata. Supongo que no han olvidado su rostro.
—No —aseveró contundentemente la chica—no sería capaz.
—Lo recuerdo muy bien —gruñó AJ sin despegar los ojos de la pantalla.
—Entonces será mejor que preparen sus trajes, porque serán testigos en su juicio —les asegura con un tono serio —Ah, un último detalle, se ha acordado que ninguno de los presentes puede hablar al respecto de lo ocurrido a terceros.
Esa información no era nada nuevo, desde el día en que fueron liberados, el caso de los prometeos había sido puesto inmediatamente bajo la más absoluta confidencialidad.
Hablar sobre los experimentos o sobre los prometeos con terceros estaba prohibido. De cualquier forma nunca estuvieron interesados en exponer la verdad al mundo, solo que sus captores recibieran justicia.
Sin reparar en lo que se estaban metiendo, ambos jóvenes asintieron mirándose el uno al otro con mirada confidente, ya no había pensamientos en sus mentes, solamente el primitivo deseo de ver pagar a ese hombre.
El camión se puso en marcha por la carretera hasta perderse en el horizonte, conduciendo hacia su destino.
Al caer la noche. Ambos arribaron a un departamento propiedad de AJ, Prepararon todo lo necesario e intentaron dormir, pero ninguno de los dos fue capaz de conciliar el sueño.
—¿Puedes dormir? —susurró AJ, sentía a Winnyfer moviéndose extrañamente a mitad de la noche.
—Supongo que tú tampoco —responde bajo —Ver su rostro en las noticias me afectó más de lo que creí.
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Editado: 25.06.2022