En un principio existía un equilibrio.
Uno que duró hasta que el hombre apareció. Con su fuerza e inteligencia llegó a ser la especie dominante, pero entonces, un hombre inventó un arma y se convirtió en el humano dominante. Para vencerlo tuvieron que crearse más armas, con los siglos, las armas evolucionaron hasta que fueron ellas mismas el ser dominante. Pero llegó el día en que un solo hombre superó a todas las armas creadas a lo largo de la historia humana.
Y ese hombre fue el primer "Order".
—Douglas T. Butcher
Ciudad Helix, Año 2067.
Medio día, el sonido de las olas llenaba el aire. Los barcos pesqueros circulaban por el puerto de ciudad Hélix, el cielo brillaba en un opaco tono gris y los faros de luz quemaban a los pobres insectos que tenían la mala fortuna de acercarse demasiado.
La mujer de negro llegó a su destino, lo conocía, había estado ahí en el pasado, pero nunca se había acercado tanto a la costa.
Frente a ella una pequeña embarcación, donde había un hombre dormido con un notable miasma a alcohol y con un libro cubriendo su rostro. La mujer subió al bote y arrebató el libro de su cara.
—"Mil y una observaciones del mundo, por Douglas T. Butcher". ¿Tienes puta idea de la basura que estás leyendo? —reclamo sobresaltando al barquero.
—¿Qué hora es? —balbucea el hombre desubicado.
—¿Tú eres Ben Harrison? —Pregunto.
—¿Quién pregunta? —gruñó malhumorado antes de notar a la mujer frente a él, —Ah, hola, hola. Ese soy yo, pero mis amigos me llaman "Sharkie".
El hombre tenía un aspecto indecente. Una barba desaliñada y con restos de comida le cubría todo el rostro, usaba lentes de sol a pesar del clima y sus ropas estaban bañadas en alcohol y quién sabe qué otros fluidos.
—Necesito que me lleve a estas coordenadas —ordena, entregando un papel con números escritos. El hombre se limpió las manos en el pantalón y tomó el trozo de papel para leerlo.
—Hmm, me temo que no se va a poder. Todas las aguas por encima de la falla de San Andrés son territorio de la alianza o la secta del mar rojo —objeta el hombre con un aire despreocupado.
—Lo sé, Pero sé que podrás hacerlo, así como has completado tus pequeñas excursiones a China —se impone la mujer cambiando la actitud desentendida en el rostro del hombre.
—¿Cómo lo sabes? —exclama, poniéndose a la defensiva.
—Ese es mi trabajo, Sharkie. Rastreo personas, cazo personas, mato personas —repone la mujer —Has estado en la lista por un tiempo, sé que movías armas para la secta del mar rojo hasta no hace mucho. ¿No te gustaría salir a cambio de un favor?
—Eres una Rider —reniega atrapado, pero de igual manera le pone una sonrisa —¿Y qué puedes hacer tú por mí?
—Empecemos con dejar tu cabeza pegada al cuello.
—Sí, pero... —añade gesticulando con la mano izquierda para desviar la atención de su mano derecha que lentamente se deslizaba hacia su arma.
—Te recomendaría no hacer eso, Sharkie. Esperaba que al menos alguien con habilidades "médium" supiese cuándo no puede ganar una pelea.
La afirmación lo frenó en seco, muy pocos sabían que él era realmente un médium.
“Los médiums” son un tipo de usuarios cuyas habilidades residen en sus ojos, son capaces de ver más que una persona promedio. El caso de Sharkie era uno de los menos comunes, poseía la habilidad de ver el nivel de peligro de un objeto, lugar o individuo.
Era como un pequeño destello. Con esa habilidad pudo sortear los oscuros mares sin ser detectado por la alianza, incluso en una embarcación tan pequeña y maltrecha.
Sharkie estaba atrapado, alejó las manos mostrándolas vacías . Ya no valía la pena disimularlo, se retiró los lentes revelando un brillo anaranjado en sus retinas.
Ante sus ojos, la mujer emanaba un brillante destello magenta más grande que la totalidad de su cuerpo, ella sola era tanto o más peligrosa que una tormenta eléctrica a mitad del mar. La única forma de salir con vida era cooperar.
Sharkie le hizo un gesto amistoso y sin más demora, partió rápidamente al interior de la embarcación, el motor tosió varias veces hasta finalmente encenderse. Mientras tanto la mujer volvió a abrir el libro y lo empezó a ojear.
Hace 10 años en un lugar indeterminado…
Olivia siempre ha sido una chica extraña. Vivía temiendo de su condición, haciendo todo lo posible por evitarla, pero más que nada temía lo que la gente diría de ella y lo que podría pasar si se activase en un momento inoportuno. No, En realidad nunca tuvo miedo.
Desde su perspectiva, ser un bug no era nada más grave que estar enfermo. No era diferente al cáncer o el VIH, pero nunca imaginó la magnitud de la oscuridad que dormía dentro de su cuerpo.
La joven levantó la mirada solo para encontrar un completo y oscuro vacío. Su cuerpo se sentía mucho más ligero y bajo la cintura sentía agua hasta los tobillos.
No era capaz de ver los dedos de sus manos frente a su rostro, pero, pese a eso estaba en completa calma. Tras un tiempo y sin nada mejor qué hacer, empezó a caminar en la oscuridad.
Pasó el tiempo y todo cuanto veía a su alrededor era la nada.
Ideas empezaron a cruzar su mente: «¿Esto será un sueño?, ¿O es efecto de mi bug?, Quizás estoy muerta, ¿será así por siempre o se supone que estoy esperando algo?». Se hizo muchas preguntas, pero no la más importante de todas.
La joven, sin pensarlo, se pasó las manos por la nuca, cuando algo la atrapó, no la dejaba mover su mano. Intentó zafarse, pero eso le había mordido con fuerza los dedos, aumentando su agarre al igual que el dolor en la joven.
El suelo bajo el agua empezó a hundirse como fango, sus pies quedaron inmovilizados rápidamente, el agua a sus pies se volvía viscosa y pesada como el alquitrán. En un descuido cayo y su mano restante también fue inmovilizada.
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Editado: 25.06.2022