"Cuando era un adolescente, me fascinaba la mitología, historias provenientes de distintas partes del mundo, algunas de grandes hazañas, otras de grandes traiciones, pero ninguna supera a la traición de Tyr y Fenrir"
"atados por siempre, en el perverso lazo de nombre Gleipnir"
—Douglas T. Butcher
Rumania Año 1452 D.C
La humanidad ha contado historias, algunas de grandes dioses que cuidan de ellos, otras de monstruos asechando en la noche impacientes y sedientos de la dulce ambrosía de la carne humana.
Pocos eran los que sabían en esas épocas que dichas historias no se comparaban en nada a la realidad.
Las criaturas de la oscuridad vagaban por la tierra, en este periodo conocido como "el oscurantismo", la iglesia hizo todo lo posible para detener el avance de la horda oscura, pero sus esfuerzos poco a poco eran diezmados.
Pero cuando esta guerra entre la luz y la Oscuridad llego a sus 1000 años y la humanidad más lo necesitaba, ocurrió un milagro, no hecho por un dios, un milagro dado por el mismo demonio.
La horda ya había conquistado más del 70% del continente eurásico, pero en una noche de luna roja fue diezmada, no por un ángel, ni por un ejército, si no por una persona, una persona que vendió su alma al mismísimo demonio para acabar con este mal milenario.
Aun ahora, tras siglos de haber terminado esa guerra, aquellos que comparten la sangre del héroe maldito siguen pagando su deuda con el demonio.
El nombre de esta familia maldita es...
Lions Bay Año 2057, el presente...
AJ no comprendía lo que estaba viendo, durante este tiempo él siempre pensó que la naturaleza de la habilidad de Olivia era que un monstruo habitaba en su interior, pero quien estaba frente a él, aunque no era humano, estaba lejos de ser un monstruo.
La mancha negra en el cuerpo de Olivia, ya la había cubierto totalmente, cambiando a un tono magenta oscuro.
Repentinamente de su ojo empezó a crecer un aura roja, similar a la de la bestia, en respuesta la mano de Olivia se movió a gran velocidad, tomando los fragmentos de la mano de AJ, antes de que él pudiese percatarse.
—Será mejor que las dos se tomen un tiempo fuera —exclama mientras rodea su ojo con la mordaza, haciendo desaparecer el aura de la bestia.
—¿Quién eres tú? —pregunta AJ, alterado al ver al monstruo frente a él. —Tienes el cuerpo y la voz de Olivia, pero, no eres ella.
—Qué interesante, eres capaz de verme —afirma intrigada —Debes ser capaz de percibir el espectro de la quintaesencia.
—¿Quintaesencia? —pregunta —¿Te refieres al aura? .
—Como quieras llamarla no interesa, el punto es que puedes verme —espeta con un claro tono de ansiedad —Es decir, ¿estamos teniendo una conversación? No he tenido una en muchos años.
—¿Cómo puedes estar calmada si...? — AJ repentinamente nota algo sospechoso
—Oh, cierto, estamos rodeados de cucarachas —señala ante las criaturas —De verdad, son una abominación, qué clase de Chamán incompetente crearía Draugrs tan maltrechos, además el desperdicio de sangre es desagradable, un uso muy mediocre de sacrificios. ¿Sabes qué?, ya me decidí, voy a enseñarle a este amateur, lo que puede hacer una Bruja de verdad, solo necesito... —exclama mirando detenidamente a AJ— algo de sangre.
Tentáculos negros emergen de la tierra, atrapando a AJ y llevándolo frente a la Bruja.
Ella lo vio detenidamente a los ojos, su mirada era negra como la de un asesino que ya no encontraba ni el placer en matar; la mandíbula en su cuello se partió extendiendo una larga lengua frente al rostro de AJ.
La lengua sube lentamente por su rostro hasta su cabello, agarrando una liendre, acto seguido suelta a AJ lanzándolo fuertemente contra el suelo.
—Muchacho, ¿sabes acaso como un insecto puede matar a un gigante? —pregunta la bruja, mientras aplasta el insecto entre sus dedos, dejando caer una diminuta gota de sangre en su lengua —Simplemente no puede...
Repentinamente cayó el silencio, las criaturas a su alrededor que corrían y gritaban frenéticamente habían callado, mientras que sus auras se volvían más tenues.
AJ estaba sin palabras ante la monstruosidad que estaba vistiendo la piel de Olivia, conforme el rostro de la bruja se llenaba de una gran euforia.
—Ahora, ¿qué haré contigo...?
Desde las montañas, los Mercenarios veían confundidos lo que había pasado, mientras que Kane repentinamente empezó a sudar y respirar gradualmente con más fuerza hasta colapsar en el suelo de cansancio.
—¡¿Qué es esto?! —exclama arrodillado en el suelo.
—¿Qué pasa, Kane, tienes mal de altura? —pregunta Roxanne con una expresión burlona.
—¿Qué es esa cosa? —aclama con miedo que rápidamente se convierte en ira —¡¿Qué demonios es esa cosa que se está devorando mis creaciones?!
En el pueblo la niebla empieza a despejarse, mientras que las calles se muestran llenas de cuerpos amorfos cubiertos en vendajes, todos ellos apuntando hacia la bruja, que devoraba rápidamente sus auras.
Uno a uno los cuerpos empezaban a encogerse, hasta volverse cenizas, mientras que, en las montañas, el arquitecto de esta obra, empezaba a ser drenado junto con su trabajo.
Los brazos de Kane empezaron a cubrirse de un óxido negro, provocándole un gran dolor.
—Oye, Kane, ¿te estás muriendo? —pregunta, con una expresión arrogante en el rostro —Si te mueres, ¿me puedo ir a casa? Estoy aburrida.
—Maldita adicta, ¿qué no comprendes lo que nos pasará a los dos si regresamos sin el objetivo? —aclama agonizando en el suelo —¿Tienes alguna idea del terror que conlleva ir en contra de las ordenes de un Grimm?
—Qué lamentable eres Kane, temes a los Grimm y al concilio, eres débil y lamentable —afirma viéndolo con desdén, claramente ella no veía la situación con claridad.
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Editado: 25.06.2022