Order Volumen 2

I: Estación de media noche

"el diccionario define familia como las personas con quien naces y creces. Pero he visto familias destruirse entre ellas, por cosas insignificantes, como he visto a completos extraños formar lazos familiares de la nada"

"y también he visto esos lazos romperse"

—Douglas T. Butcher

Ciudad de des mohines, hace 15 años...

Aquella era una mañana de verano aún en horas de la madrugada y un autobús arribó a la ciudad.

El aire era seco y el viento tenía la fuerza para derribar a una persona, el vehículo realiza varios desvíos en la ciudad, aparentando la ruta de un autobús normal.

Pero en su interior ninguno de los pasajeros eran personas normales, justo antes de regresar a la estación, el autobús se desvió de su ruta.

Discretamente ingresó en la carretera, acercándose hacia una ruta subterránea, el autobús ingreso a una velocidad de 90 kilómetros por hora con todos sus pasajeros.

El paso subterráneo tenía una longitud de 800 metros, cuando el vehículo salió 40 segundos después, conservaba su velocidad, pero algunos de sus pasajeros habían desaparecido.

Se realizó una grabación del camión y se crearon muchos mitos urbanos, algunos piensan que fueron abducidos por alienígenas o eran fantasmas, ni el camión ni su conductor fueron vistos de nuevo.

Este es uno de los mayores misterios de la ciudad, pero la realidad es muy diferente a la ficción.

En el interior del túnel un camión registró su entrada, mientras una trampilla se revelaba a un costado del paso.

El camión fue ingresado dentro, mientras que al otro extremo del túnel salía un camión exactamente idéntico al primero, pero por un error en el conteo salió con un número dispar de pasajeros.

En el interior del túnel, el primer autobús se detuvo, todos sus pasajeros empezaron a bajarse, cada uno de ellos, traía una pequeña maleta con sus posesiones personales más importantes.

Hombres vestidos de blanco empezaron a escoltar a los pasajeros, hacia unas escaleras, primero bajaron un total de 230 escalones, seguido avanzaron en línea recta por 1 kilómetro, realizaron una curva y avanzaron otros 200 metros, solo para subir un nuevo grupo de escaleras.

Hasta llegar finalmente a una gran habitación donde los estaba recibiendo un hombre, cabellos rubios y cortos, tez aria y un par de llamativos ojos rojos.

—Sean todos ustedes bienvenidos, mi nombre es Douglas Butcher a partir de hoy todos y cada uno de ustedes se reportan directamente conmigo —exclama el hombre —Entiendo que todos ustedes tienen cierto grado de experiencia en el campo militar, así que pueden referirse a mi como mariscal si les hace sentir mejor, pero me gustaría que todos nos llevemos bien este próximo año.

A pesar de su nada sutil presentación, ninguno de los presentes reaccionó, dejando al doctor en ridículo, se recompuso y los envió a sus recamaras, no sin antes notificarles que el próximo día tendrán mucho trabajo por hacer.

Los pasajeros empezaron a caminar dentro de las instalaciones, el lugar parecía emular un hospital, había una peste a salitre y humedad en las paredes.

Aunque las condiciones eran poco favorecedoras, era mejor que como muchos de ellos habían estado viviendo hasta el momento.

Al mirar alrededor se podía apreciar, como cada uno de los presentes poseían vestimentas y tatuajes característicos de la marina, el mossad, la KGB, la brava, incluso la yakuza japonesa. Y también, la fuerza aérea francesa.

De entre todos los hombres presentes solo se podía identificar a una única mujer, usaba una gorra y un abrigo de la fuerza aérea, mientras mantenía la cabeza hacia abajo.

Muchos de los presentes empezaron a hablar entre ellos mientras se dividían las recamaras, por el contrario, sin hablar con nadie la mujer ingresó en la habitación más cercana y cerró la puerta.

Pero justo antes de que la puerta se cerrara, alguien puso el pie en medio y la abrió.

Tras la puerta se podían presenciar tres hombres, cada uno con vestimentas de las fuerzas armadas danesas.

—Hola preciosa, veo que corriste muy rápido a nuestra recamara —exclama el enorme danés —seguro habrás notado que cada habitación cuenta con 2 literas. Descuida seremos gentiles contigo.

—¿En serio? —responde con una mirada sombría resaltada por el negro de sus ojos, mientras sale de la habitación —Bien, la recamara es toda suya, no quisiera perturbar su momento de privacidad.

—Espera —reclama el danés mientras impone su mano sobre el hombro de la mujer —No tienes que ponerte tan a la defensiva, serán 400 días de confinamiento, no me sentiría bien si dejara que una bella flor como tu ande por ahí a merced de cualquier... agresor.

Los daneses empiezan a reír a sus espaldas, cuando la mujer hace salir un ligero silbido de sus labios, simultáneamente generando un leve corte en la parte superior de la mano del danés, provocando que la suelte.

—Vuelve a dirigirme la palabra y morirás, vuelve a ponerme una mano encima y morirás sin brazos—exclama la soldado.

La mujer vio directamente a los daneses, negros y profundos como un abismo, y como un abismo, el hombre no podía evitar querer más.

—Eres una mujer bastante picante ¿no? —señala el danés relamiendo su herida

La piel del enorme hombre empezó a adquirir una consistencia reptiliana, escamas lo suficientemente gruesas como para bloquear el disparo de un tanque, posando nuevamente una mano sobre el hombro de la mujer.

—Sabías que siempre que no lastimemos al personal científico, podemos hacer lo que se nos venga en gana, ¿no? —aclama el danés.

—¿En serio? —pregunta la soldado

—Esta es la tercera vez que hago este proceso y no es raro que alguno de los voluntarios sufra algún accidente, a los de arriba no les interesa lo que pase aquí abajo —señala el danés mientras se acercaban los tres a la soldado.




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