VI: Nieve que cae al amanecer Acto 3

He viajado por más de 10 años y esta es la última página de mi diario.

Fui capaz de esconder el secreto lo más lejos que pude de los míos.

Pero al final me encontraron y abandonaron a mi suerte a los pies de una montaña sin nombre.

Hice cuanto pude, creí haber hecho lo correcto, pero a qué precio

Nuestra fuerza existía en nuestra unidad, pero yo nos he separado

Perdóname padre, perdóname madre, perdóneme fundadora.

Yo y solo yo he destruido esta familia

—Diario de Víctor Van Helsing, Última cita, 30 de diciembre de 1903

Ciudad de Minsk, años atrás…

El sonido de un balón rebotando en el suelo de un gimnasio hace eco, mientras un grupo de estudiantes de último año de una preparatoria, jugaban un partido.

Entre ellos había 9 hombres y mujeres jóvenes con edades rodeando los 17 y 18 años, y en uno de los equipos, una jovencita de tan solo 11.

A pesar de estar perdiendo el juego por dos puntos, aquella jovencita tenia tal control de la situación que pocos eran quienes podían creer su edad, esta se veía obligada a realizar el doble de esfuerzo a causa de las claras diferencias de tamaño y velocidad.

Aun así, nadie tenía en duda que, si esa niña jugase en contra de otros niños de su edad, los aplastaría brutalmente.

El partido finalmente terminó y sin haber realizado mas puntos el equipo de aquella jovencita perdió, pero nadie la juzgó, por el contrario, todos estaban seguros de que la próxima vez podrían ganar.

La joven con una toalla en los hombros, camina hacia las gradas donde su hermana la estaba esperando.

—No tenias que quedarte Rebecca —señala la jovencita.

—Recuerda que Mama siempre nos pide regresar juntas a casa —responde Rebecca.

—No tienes que hacerle caso de manera tan literal —reclama la joven con una leve risa —pero ya que estamos aquí que tal si vamos a tomar algo, de pronto se me antojo cocoa.

—Claro…

Ese fue un periodo de tiempo muy tenso entre las hermanas, conforme crecieron empezaron a diferenciarse la una de la otra, Rita más que Rebecca.

Rita entonces era la numero uno en atletismo de su escuela, tenía gran destreza en cualquier deporte que intentara, y se volvía el centro de atención de todos quienes la rodeaban similar a un sol.

Rebeca en cambio se volvió una luna, siendo recordada por todos únicamente como la hermana de Rita, físicamente era débil y no tenia coordinación, sus gustos eran considerados burdos por lo que no tenía ningún amigo personal además de su hermana.

Lo único que aun tenían en común era que ninguna era buena en los estudios, pero aun así a Rita le iba un poco mejor que a ella.

Rebecca se sentía opacada por su hermana, pero nunca sintió rencor hacia ella, por el contrario, cuando estaban juntas sacaban lo mejor de la otra.

Aun así, el sol siempre brillara mas que la luna; por lo que durante todo el tiempo en que Rebecca pudo liberarse del control de Victoria, entrenar con Reinhardt y prepararse para la noche esperada, el temor de que la hermana equivocada hubiese tomado esta responsabilidad nunca desapareció.

Ciudad de Brasov, 2 de febrero del 2052....

En las habitaciones del hotel yace un profundo silencio, mientras que en la oscuridad un grupo se movía con rapidez, evadiendo las cámaras, siempre ocultos entre las sombras; neutralizando a cualquiera que los viera o estuviera a punto de verlos.

Entre ellos dos sombras se acercaban a una de las habitaciones…

A la alcoba ingresan dos personas, un hombre alto con una máscara blanca de un lado y negra del otro, y una joven mujer de pelo teñido de rojo y una máscara completamente blanca.

Observando directamente hacia una cama y a la persona envuelta en sábanas sobre ella, lentamente se acercan al lugar, pero al remover las sábanas solamente encuentran un grupo de almohadas acomodadas.

—Maldición, no está aquí... —exclama la chica.

Las alarmas del lugar empiezan a sonar, dándose cuenta todos que habían caído en una trampa, de las demás habitaciones donde supuestamente debía haber inquilinos del hotel, emergen agentes fuertemente armados rodeando la habitación donde estaban.

En el exterior, los enmascarados restantes eran rodeados por los agentes del grupo Lantrosu; se las habían jugado, estaban rodeados y no había una forma limpia de salir de esto.

—No puedo creer que haya movido a Rita de lugar —espeta Rebecca quitándose la máscara.

—Sabíamos que algo como esto podría pasar —responde Reinhardt haciendo lo mismo —apégate al plan.

—Lo sé, solo quería evitar que quedase atrapada en el fuego cruzado —exclama.

—Entramos en delta 2 Moonman, Clown ¿qué es lo que ven? —pregunta Reinhardt por el comunicador.