Order Volumen 4

VI: Línea Roja

Desde mi infancia me han señalado por ser terca.

Pero, ¿qué es la terquedad realmente?

¿Puede alguien realmente decir que no es terco?

Cuando la gente me habla y me llaman terca.

Solo me recuerdan que he vivido siguiendo mi convicción y no hay nada de malo en eso.

Seguiré viviendo así hasta el último día, no me importa lo que los demás piensen.

pues seré fiel a mí misma.

—Olivia T. Ortega

El mar, padre y madre de toda la vida de la tierra, un sonido tranquilizante y un arrullo constante para todas las formas de vida del planeta.

Así era en el pasado, hubo una época en el que el mar albergaba cientos de millones de formas de vida, más de las que uno podría imaginar.

Ahora las olas están en silencio y las playas de todo el mundo están llenas de los hijos muertos del mar, algunos de ellos incluso antes de siquiera nacer.

Científicos de todo el mundo culparon a la contaminación y a la presencia del hombre de este desastre, pero la verdad era otra.

La Tierra, como todo en ella es un ser vivo y como un ser vivo, puede enfermar, puede debilitarse, envejecer y eventualmente morir.

Pensamos ciegamente que este pequeño fragmento de fango durará para siempre y si llegaba a desaparecer sería totalmente nuestra culpa, pero la realidad es que hay más de lo que el ojo permite ver. Fuerzas superiores planeando y conspirando en todo momento.

Al final solo somos una flor en un jardín, con suficiente abono, agua y luz para prosperar por mucho tiempo, pero la belleza de una flor recae en que por mucho que la cuides esta no vivirá para siempre.

Año 2067, en algún punto de Europa del este...

Hubo una época donde el medio día era la hora más calurosa del día y donde el sol estaba en su punto más alto, pero ahora solamente durante fracciones de segundo es posible sentir un poco de ese calor.

En una colina frente al mar, desde la que se lograba apreciar un gigantesco castillo en el horizonte, se encontraba una mujer recostada en el césped consumiendo gratamente una canasta de manzanas.

Esta solo sentía el viento del mar y los rayos de luz en su rostro mientras sostenía una sonrisa, que rápidamente desapareció ante la aparición de unas plumas blancas frente a ella.

—Debí suponer que estaría aquí —afirma un hombre frente a la mujer, de piel y cabellos completamente blancos y ojos rojos cual sangre —Mi señora no puede solo desaparecer así, recuerde que aún no ha cumplido con todas sus responsabilidades del día de hoy, déjeme decirle que con este tipo de comportamientos le está dando un mal ejemplo a la señorita Rebel.

—No necesito que me sigas solo para recordármelo, para eso tengo un teléfono lleno de alarmas que no dejas de programarme —reclama con desagrado.

—Le pido que me perdone si la ofendí...

—No te disculpes Vlad, de cualquier forma, no vine aquí sin motivo alguno —responde levantándose junto a él —Me iré por un tiempo, yo en tu lugar aprovecharía para descansar pues estoy por ponerte una tarea difícil entre manos.

Entre los altos cuerpos de hierba que se levantaban en la colina una criatura resaltaba sobre ellos, un pequeño roedor de pelaje plateado, un cuerno en su frente y ojos rojos con la apariencia de una ardilla, a quien la mujer vio con una expresión de desagrado, pues lo conocía y repudiaba...

—Parece que es hora de irme, lo dejo en tus manos Vlad... —Espeta caminando junto a él.

Al escuchar ese comentario Vlad se da la vuelta con velocidad solo para ver que la mujer ya no estaba ahí, pero curiosamente algo había cambiado.

A su alrededor de entre la maleza personas empezaron a levantarse poniendo al hombre en alerta y dejándole en claro la naturaleza de la situación en la que se había involucrado su señora.

Minutos antes, Zona muerta Cocytus...

Al otro lado del mundo la situación había dado un giro abismal…

En estos instantes inclusive en los puntos más recónditos de la zona muerta Cocytus, cada Wraith que yacía en su ciclo de hibernación había despertado, montañas empezaron a flotar por los aires, mientras monstruosidades de todas formas y tamaños se daban a relucir.

Pero de todas las criaturas que había en esos infernales bosques de hielo, los más aterradores avanzaban rápidamente hacia sus presas.

Fuego, luz y cortes, se daban a relucir mientras los Wraith despertaban, ante las criaturas de inconmensurable fuerza quienes se cruzaban en su camino.

Docenas de gigantescas criaturas se hicieron presentes, salamandras del tamaño de un barco recubiertas en una gruesa capa de hielo, pero esto no cambio su ritmo.

Los Wraiths exhalaron un bestial aliento de hielo que borro los gruesos arboles del bosque en cuestión de segundos, lamentablemente tras unos segundos su ataque fue interrumpido, mientras sus cuerpos eran brutalmente despedazados.




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