Capítulo 29 – La hermandad oculta

El equipo descubrió que no eran los únicos tras esas pistas. Desde hacía siglos, una hermandad secreta se encargaba de borrar pruebas y manipular archivos históricos. El Vaticano era solo una de sus ramas; en Asia, órdenes monásticas mantenían selladas cuevas con esqueletos gigantescos y tablillas que hablaban de los visitantes estelares. El poder que poseían esas organizaciones era inmenso: gobiernos, universidades y medios eran influenciados para ridiculizar cualquier hallazgo.

En el pasado, los sobrevivientes humanos de las guerras habían formado clanes dedicados a preservar la verdad. Grabaron en piedra, escondieron bibliotecas y pasaron historias como mitos para que las generaciones futuras recordaran, aunque fuera en forma de cuentos. Esos guardianes de la memoria juraron proteger los secretos del oro, pues sabían que algún día alguien lo buscaría por codicia.

En el presente, el arqueólogo comenzaba a sentir el peso de esa conspiración. No solo era una investigación académica: ahora estaba en medio de un juego de poder global, donde la verdad podía costar la vida