Orquídea

12. Fiesta.

Orquídea.

Nuestra floristería resultó un negocio muy lucrativo luego de que me trasladé de ese barrio de mala muerte, directo a la ciudad, donde podía ser vista por todos y mi felicidad era plena, pues las ganancias fueron más de lo esperado, tanto que ya deseaba comenzar a pagarle a mi patrocinador por su bondad.

Las chicas que trabajaban con nosotros eran muy hábiles y los pedidos se terminaban en menos tiempo, algo que me hacía respirar con alivio, puesto que la cantidad de gente que venía cada día era demasiada, encantados con el aroma o la belleza de las flores.

—¿Cómo va el inventario y la cantidad de dinero?—pregunté a Rina, pues era la encargada de las finanzas y administración de la tienda.

—Estamos vendiendo de manera exorbitante en apenas un mes transcurrido y me sorprende, tu habilidad realmente es algo que la gente admira, sobre todo las personas de clase alta de esta zona —respondió.

—Es maravilloso, estoy muy contenta y todo gracias a ustedes que me apoyan en mis sueños —expresé con tanto sentimiento que tenía los ojos cristalizados.

—Te lo mereces, eres una excelente jefa y con un temperamento magnífico —comentó Kelly, una de mis empleadas.

—También es una fantástica alumna, ha aprendido muy rápido todo lo que le estoy enseñando sobre maquillaje y estilo femenino —añadió Rina.

—Hago lo que puedo—dije, algo tímida.

Nuestra relación iba mejorando poco a poco y nos volvíamos demasiado cercanas, así como confidentes, nos apoyábamos de una manera increíble, por lo que me sentía muy cómoda a su lado.

—Vamos a demostrarlo con la fiesta de mañana, recuerda que mi hermano te invitó a la reunión de empresarios y aceptaste acompañarlo, así que debemos ponerte regia para la ocasión especial —declaró.

Había olvidado la petición de Noah y mis nervios se dispararon con el recordatorio de su hermana, la ansiedad me tenía a punto de comerme las uñas, debido a que no estaba segura de la fortaleza que adquirí en ese tiempo, sobre todo la autoestima que no poseía desde el día que me casé con Alan, mi ex marido.

—¿Es obligatorio que asista a esa fiesta?—pregunté.

—¡Por supuesto! No puedes dejar plantado a mi hermano y menos cuando se ve tan entusiasmado con llevarte a su lado —aseguró.

—¿En qué me metí?—dije, tapando mi cara con las manos.

—No tengas miedo, puedes estar segura de que Noah te va a proteger y darte tu lugar como mereces, confía en su criterio —pidió.

—Creo en él sin dudas, pero las personas que estarán presentes no me conocen y seguro que se van a acercar con curiosidad, es lo que me preocupa, ya que no suelo ser una chica tan abierta para conversaciones con desconocidos —expliqué.

—Responde solo lo que creas conveniente y relájate, seguro que la vas a pasar muy bien, puesto que mi hermano es muy buen anfitrión —prometió.

Sus palabras me dejaron más tranquilas y continué trabajando todo el día, hasta que debíamos regresar a casa. Entonces el chofer de la familia nos recogió en la entrada de la floristería.

Nos fuimos después de un ambiente laboral de buenas ventas y, desde que llegamos a la casa, vimos que Noah nos estaba esperando en la entrada, lo que me pareció extraño, nunca nos recibía de esa manera.

—Hola, bienvenidas a casa—dijo.

—Hermanito, tu actitud es sospechosa —habló Rina, mientras se movía en su silla—. ¿Qué te traes?

—Tengo una sorpresa para Orquídea y necesito vendar sus ojos para que todavía no la vea —informó.

—¿En serio?—cuestioné.

—Sí, ven conmigo—pidió.

Hizo que me diera la vuelta para poner la cinta que cubriría mis ojos y luego me ayudó a caminar hacia el interior de la residencia, recibiendo los aplausos de su hermana, que era cómplice de sus locuras, poco a poco nos movimos por la casa, aunque no sabía en qué dirección, simplemente me dejé llevar por su guía, hasta que nos detuvimos en algún punto.

—¿Lista para recibir tu regalo?—preguntó.

—Sí.

Me quitó el lazo que me privaba de la vista y, desde que se aclaró mi visión, quedé anonadada por la impresión que me dejaba lo que veía encima de la cama, causando que no pudiera contener las lágrimas por la emoción.

Era un hermoso vestido con bordado de flores en 3D, color rojo hada / naranja, en malla color nude, largo hasta el suelo. Cuerpo corsé con escote, corazón y tirantes florales. El diseño era simplemente algo demasiado hermoso.

—Dios mío—susurré.

—Fue bordado a mano con tu gusto y personalidad, pedí expresamente que fuera algo que te pudiera representar, por lo que creo que es perfecto para que lo uses mañana en la noche —explicó.

—¿Orquídea, qué te parece el regalo de Noah?—averiguó Rina.

—Estoy sin palabra, es demasiado precioso y muy a mi estilo, gracias —dije.

—Rina, tú te encargas de lo demás, peinado, maquillaje y zapatos, ya que sabes más que yo de ese asunto —pidió Noah a su hermana.

—No te preocupes, voy a dejar a mi querida amiga como la mujer más hermosa de todo el evento —prometió.

No podía creer que todo eso me estuviera pasando, muchas cosas buenas seguían llegando y me preguntaba qué había hecho en la vida para que mi suerte cambiara de esa forma. Dios puso a personas maravillosas a mi lado y no me sentía sola como antes, sino que creía que por fin tenía a una verdadera familia que me apoyaba en todo.

Esa noche cenamos como siempre lo hacíamos, conversando sobre el día y nuestras actividades. Por suerte, el asunto del beso parecía que se había olvidado porque Noah no lo mencionó en ningún momento, algo que agradecía por la vergüenza que me daban mis acciones.

Rina y yo nos habíamos pasado todo el tiempo en un lugar donde las mujeres se hacían rutinas de belleza. Fui depilada con una cera que me causó mucho dolor, fue una tortura. También me hicieron un facial con limpieza de cejas, aparte de una pedicura / manicura. Por último, arreglaron mi cabello con un peinado muy bonito que era perfecto para el vestido que iba a usar.




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