Orquídea

18. Conflicto interno.

Orquídea.

Después de pasarme todo el día recibiendo indirectas y expresiones pícaras de mi cuñada, finalmente nos regresamos a casa para descansar de un día ajetreado, aunque muy productivo, debido a la cantidad de pedidos que tuvimos de los clientes.

El negocio iba viento en popa, tanto que podía pagar las cuotas que le prometí a Noah por lo que invirtió en la floristería, también pagaba el sueldo de los empleados y por último, guardaba mi ganancia en una cuenta de banco, hasta pude cambiar a mi madre de asilo para que recibiera mejor atenciones.

La extrañaba mucho, a pesar de que no me reconocía y quería visitarla muy pronto, solo que no era el momento adecuado para hacerlo.

Tenía mucho sueño por la actividad nocturna que tuve y deseaba descansar. La madrugada anterior fue demasiado intensa, tanto que estaba dispuesta a dormir por dos días seguidos como mínimo; aun así, no podía hacerlo por causa de mis responsabilidades.

Cuando nos íbamos acercando a la casa en el auto de la familia, ambas fruncimos el ceño cuando observamos varios vehículos que se estacionaban afuera de la propiedad y como no pertenecían a la casa, pensamos que quizás había alguna nueva visita, aunque nadie solía aparecer de repente en nuestra puerta.

—¿Quién nos estará visitando? No solemos recibir a nadie después de la muerte de nuestros padres y menos a estas horas, casi de la noche —comentó mi acompañante.

—Ni idea —dije.

Mi corazón aceleró los latidos de un momento a otro y dio un vuelco, por dos razones: una de ellas era la ansiedad que me producía estar con muchas personas alrededor y la otra era la vergüenza que me daría estar frente a Noah, después de lo que hicimos en su cuarto.

El chofer se estacionó en el frente para que saliéramos del auto y me ayudó con la silla de la cuñada para que se pudiera sentar, entonces nos acompañó hasta la entrada de la mansión.

Desde que entramos, escuchamos algunas voces como si hubiera una conversando animada y Rina se movió hacia la sala para buscar de donde provenían las personas que hablaban, en cambio, yo comencé a caminar hacia mi habitación para evitar el encuentro con quienes fueran que estuvieran ahí, pero fui detenida por su brazo.

—¿A dónde vas?—preguntó.

—Es visita de ustedes y no quiero interrumpir—expliqué.

—Ven aquí, de ninguna manera voy a permitir que me dejes sola —impidió mi huida.

Hice caso de inmediato y me moví a su lado para acompañarle. Cuando entramos en la sala, nos encontramos con la sorpresa de que se trataba de la socia de Noah, Cathleen y a su lado había dos personas mayores muy elegantes, quienes nos miraban con mucha atención.

—Hola, Rina, qué bueno verte después de tanto tiempo—habló la señora elegante—. Parece que te sientes mejor después de lo ocurrido.

—Así es, estoy tratando de sobrevivir en mi condición, señora Roy.

¿Señora Roy? Entonces eran los padres de esa mujer y, según veía, tenían cierta relación muy cordial o muy cercana para ser exactos, algo que me causó mucha inseguridad.

—Te veo muy cambiada, Rina y me alegra mucho, eres joven, bonita, necesitas tener esperanzas, empezar de nuevo —añadió el señor con muchas canas sobre su cabeza.

—Por favor, si deseas, puedes llamarme Bárbara —respondió su esposa, luego sus ojos me evaluaron—. ¿Y ella es?

—Mi novia, Orquídea Anderson —presentó Noah, poniéndose a mi lado para rodear mi hombro con su brazo—. Vive con nosotros.

Ambos padres se sorprendieron, hasta parecían confundidos y luego miraron a su hija con cierta interrogante en sus miradas, la cual también parecía asombrada por la información que mi novio había acabado de soltar sobre que vivía con ellos, de hecho, se sentía un ambiente incómodo que no me gustaba para nada.

—Un gusto conocerlos—respondí.

—¿Hija, nos puedes explicar cómo es este asunto? Vinimos aquí con el interés de que ustedes hablaran sobre compromiso o matrimonio y resulta que Noah tiene pareja, ¿qué pretendes?—cuestionó el señor que supuse era su padre.

—Así lo acordaron ustedes con los difuntos padres de los dos, los señores Tremblay y resulta que me han dejado de lado por esta mujer desconocida…

—No es una extraña, sino mi cuñada que aceptamos sin problema, sin importar cuál sea su origen y por eso te exijo más respeto —advirtió Rina.

—Padre, si Noah no quiere estar conmigo como se había acordado, entonces saca la sociedad que hiciste con sus padres y espero que sea pronto, no pretendo seguir trabajando con alguien que es un desagradecido traidor.

—Es muy inmaduro de tu parte, mezclar lo personal con lo profesional, ¿qué clase de empresaria eres?—reclamó Noah.

Veía su mirada llena de furia en mi contra y su intensidad me daba miedo. Tampoco deseaba perjudicar a mi novio por estar conmigo, por eso debía pensar bien en nuestra relación futura.

—Ya te dije, no creo que podamos seguir siendo socios si insistes en quedarte con una mosca muerta que te tiene hechizado y me deja en vergüenza delante de las familias más importantes de la alta sociedad —insistió su socia.

—No me importa lo que digas y me disculpo con tus padres, pero ese trato del pasado no va, es una decisión que no pienso cambiar por nada del mundo.

—Bien, te aseguro que esta humillación no se va a quedar así —amenazó, apurando a sus padres para abandonar la casa.

—¡Vete y no vueltas, payasa!—gritó Rina.

—No hagas eso, por favor, o vas a empeorar las cosas para el negocio de tu hermano —supliqué.

—Olvídate de eso, mi hermano sabe cómo resolver sus asuntos sin aceptar chantajes, ¿quiere separar la sociedad? Que lo haga, ya veremos cómo le va, mientras que nosotros podemos salir adelante —explicó.

—No te preocupes por un tema que no te afecta en nada y mejor dime, ¿cómo amaneciste esta mañana?—preguntó Noah, provocando que mis mejillas se pusieran calientes como brasa.




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