Orquídea

24. El colmo.

Orquídea.

Había llegado el día de conocer el género de nuestros pequeños y nos sentíamos bastante emocionados. Mi vientre estaba enorme a pesar de que iba en el umbral de los cinco meses, aunque según los médicos, era normal por el tipo de embarazo que gestionaba.

De todos modos, nos preparamos mentalmente para que fuera lo que Dios quisiera, y desde que entramos en el consultorio de mi doctora, ambos nos tomamos de la mano para observar todo el proceso, además de escuchar lo que nos decían sobre nuestros hijos.

—Hasta ahora, su desarrollo va perfecto y se puede ver que se encuentran completamente formados, los latidos son regulares, bastante normales, en fin, son muy saludables —comunicó.

—Es una buena noticia—susurré, después de apretar la mano de mi novio.

—No te pongas ansiosa —pidió él.

—De acuerdo.

—Bien, ahora vamos a buscar la manera de que nos dejen ver sus genitales y así comprobar qué serán cuando vengan a este mundo —dijo la doctora.

—Qué emoción—dije, con una sonrisa de alegría.

La doctora comenzó a revisar la imagen mediante un equipo de sonograma y prestaba atención a los detalles, hasta que se detuvo para apuntar algo en su computadora, entonces se giró hacia nosotros para decirnos lo que vio en pantalla.

—Uno de ellos no quiere abrir sus piernitas para mostrarnos lo que esconde, pero los restantes sí nos confirmaron y se trata de dos niñas, de hecho son más grandes que el tercero tímido, por lo que estaremos vigilando su proceso de crecimiento a partir de este instante —declaró.

Noah y yo nos miramos con emoción cuando supimos que veían dos nenas, pero nos sentimos algo desconcertados por la información que nos proporcionó del bebe restante, lo que dio paso a la preocupación, así que decidimos indagar más sobre el tema.

—¿Es anormal que ocurra?—preguntó mi novio a la doctora.

—No, en realidad, cuando hay embarazos múltiples y la cantidad supera a dos fetos, suele suceder que luchan dentro del vientre materno por los nutrientes que la madre produce, aún no sabemos las razones por lo que pasa esto, pero por lo general, no causa ningún problema, simplemente uno de los fetos será más pequeño a la hora de parto—explicó.

—¿Entonces no tenemos que preocuparnos?—interrogué.

—Para nada, todo está controlado—aseguró.

—¿Cuándo sabremos el género del tercer bebé?—averiguó Noah, se veía bastante ansioso.

—En la próxima cita es probable que lo sepamos y por el momento nos quedamos con que hay dos niñas en su vientre, felicidades, señora Tremblay—felicitó.

—Gracias, estoy muy feliz—dije.

—Yo también, es una bendición lo que recibimos por ser buenas personas y a partir de ahora, nos dedicaremos a preparar las habitaciones de los tres, aunque en los primeros meses los mantendremos unidos dentro de nuestra habitación —comentó.

—Me parece perfecto— acepté su propuesta.

—Gracias por atendernos, nos vemos en la próxima cita. — Noah se despedía de la doctora.

—Por aquí espero por ambos, en hora buena. — La doctora se marchó.

Me levanté de la camilla para ponerme la ropa dentro del baño y desde que salí, me abalancé sobre mi pareja con las lágrimas rodando por mis mejillas, nunca creí que tendría la felicidad absoluta hasta que apareció Noah en mi camino, demostrando que siempre habría una luz al final del túnel, que nada estaba perdido todavía.

—Estoy tan emocionada y contenta, que creo que no me cabe dentro del pecho esta sensación tan descriptible—expresé.

—Me siento de igual manera, sobre todo porque por fin obtuve lo que tanto deseaba y con tres regalos extras, ustedes cuatro junto a Rina son mi mayor complemento —susurró.

Sujetó mi mano para abandonar del consultorio y caminamos por el pasillo del hospital privado, bajo la mirada de las personas que esperaban para recibir atención médica. Se movía con elegancia, presencia y porte varonil, recibiendo las miradas de muchas mujeres presentes en el sitio.

No me daba celos, sino todo lo contrario. Tenía el orgullo de que un hombre tan atractivo me viera con ojos de amor y que fuera mío, cuando cualquier mujer más bonita que yo, lo habría podido tener a sus pies.

Subimos en el auto para regresar a casa y, mientras manejaba, no pude evitar que mis ojos detallaran su perfil. Era realmente guapo, por lo que deseaba que mis hijos se parecieran a él en todo, hasta en la mínima característica física.

Mis ojos de mujer enamorada lo veían como alguien tan inalcanzable. A pesar de que dormía a su lado todos los días y tenía su completa atención, aún me costaba procesar que era el hombre de mis sueños, hecho una realidad.

—Me vas a gastar si sigues mirándome así —dijo de repente.

Mis mejillas se calentaron enseguida, provocando que me pusiera tímida y tuve que bajar la cabeza para ocultar la pena que me daba que me descubriera infraganti.

—Perdón…

—Estoy bromeando, te aseguro que puedes detallarme todas las veces y el tiempo que quieras, soy tuyo, recuérdalo —expresó.

—De acuerdo.

—Tengo una tontita hermosa—se burló.

Minutos después, íbamos haciendo entrada en nuestra residencia y fuimos interceptados por el encargado de seguridad de Noah. Venía con una especie de sobre en la mano, el cual entregó a su jefe.

—¿Qué es eso?—preguntó Noah.

—Es una citación en la corte por parte de su antiguo socio, Alan Palmer —informó.

—¿Qué? No puedo creer que se atreva a tanto —reclamé con evidente enojo—. ¿Ahora qué quiere?

—Según veo aquí, me acusa de agresión, violencia y también por el asunto de las acciones, dice que le robe descaradamente, por lo que exige una compensación de más de veinte millones de dólares —detalló.

—¡¿Es una broma?!— exclamé muy alterada.

—No te alteres, nena, que tus emociones pueden afectar a los bebés —pidió.




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