Necio amante fui
Al creer que eras mía
Que tus miradas furtivas y tus sonrisas secretas eran mías
Pero fuiste tan mía, como mía es la luna
Como míos son los océanos.
La noche se hace más fría, insufrible
Cada minuto que transcurre tu rostro se hunde en negras melancolías
Tus dedos se aferran a otra piel, con la vana ilusión de ser libre
Suspiras, gimoteas
Hastiada vigilas la noche, con esperanza aún, de encontrar un poco de luz
Pero tu flor se marchita, y enredaderas cubren tus labios.
Amantes van y vienen, las enredaderas te adoran como joyas preciosas
Prisionera eres de tu ilusión de libertad
Te veo entre las gruesas gotas de lluvia
Ahogarte en desdichas
Te tomo entre mis brazos
Y vuelves al polvo
Suspiras, gimoteas
Tus labios son dádivas de los dioses a los mortales
Tus labios no son míos
Y tú, nunca fuiste mía.