Orquídea de plata

Maiz

La anciana molía el maíz

Cosechado por su marido en campos ajenos

De frenéticos campesinos

Su brazo cansando clemencia pedía

Pero el fuego de sus vísceras ansiaba comida

Molió, molió, y molió

Hasta que tenía suficiente harina

Complacida la tomó y fue a su cocina.

El aroma del maíz tostado

 

Encendió sus mortecinos corazones

Atrajo a su viejo marido

Pusilánime se sentó en la silla frente a la mesa

Con un vaso de caña en la mano y una botella de aguardiente en la otra

Cansado, melancólico, ¿cuándo no lo estaba?

Rememoró su larga vida

Y exclamó:

¡Que desdicha me cubre! Trabaje desde la niñez en estas tierras y su pago para conmigo fue ser infértiles. Estoy cansado y ya no puedo robar más maíz.

El anciano lloró

 

Y su esposa lo abrazó;

No temas, amor mío, celebremos nuestra ida que Dios será bueno

Sus labios se unieron

Los vasos fueron colmados

Y la vida, aunque infeliz, placentera.




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