Nací en un país sin patria, ni dioses
En donde el trigo no es del campesino
Sino del perezoso bajo el bananal
Y la vida no es de uno, sino de quien posea el arma.
Nací en un país sin bandera,
De gente babélica, supersticiosa
Llaman dios a un hombre con ligera oratoria
Nací en un país sin próceres, porque mi gente no tiene memoria, y solo se encargan de vivir el día.
En sus momentos de corta lucidez, parecen un poco a humanos y recuerdan:
¡En la patria vieja, no había hambre, era el mejor país!
Nací en un país de gente sin cultura, sin tierra, que visten trapos rojos y ondean banderas inventadas.
Nací en un país sin amor, porque lo único digno de ser amado era un hombre vestido de rojo.
Nací para ser el dócil esclavo de una patria muerta
Pero mis cadenas reclaman que sirva a mi musa y a sus letras.