Te vi
Quizás tú también me viste
El indomable flujo de la pólvora y el trote del caballo hacía imposible aquella secreta mirada
Pero como audaz ladrón me escabullí entre los hombres verdes que empuñaban sus lanzas y vi aquellos ojos de plata
El universo se detuvo, frente a ti la flor abría su codicia, el turpial huía y los tambores de guerra sacudían los lechos.
Trate, en vano, tocar tus mejillas, pero tu rostro se agrietada por los silencioso truenos de las lanzas amarillas.
Huía, pero mis piernas saltaban a tu agonía
Asustada rezabas
Los mortales a tu diestra decían;
"¿Aún cree en esas cosas?"
El zumbido de las máquinas acechaba los cadáveres
Estos, en su vanagloria, posaron sus atributos frente a las llameantes máquinas de acero verde
"¿Ves mi hermoso cuerpo? ¡Será el obstáculo de tu carroza!"
La vida se nos iba a en eso
Dichosos observadores.
Te vi
Quizás tú también
Intente rescatarte de las garras de los hombres verdes y sus gazanias
Pero a mi diestra los mortales clamaban;
"Esa mujer ya no tiene vida, no tiene salvación"
Cállense, cállense
Mientras el lirio crezca en su corazón y su mirada sea de temor
Daré mi vida por aquella mujer asustada de ojos de plata y cabello alborotado.