Los líderes vestían un harapiento bosque escarlata
Discutían sobre un singular nombre
"Debe llamarse Páez, por el verdadero libertador, el primero fue un traidor"
Su criado irrumpió con rostro agitado
El concilio exclamó
"¿Otra guerra ha llegado?"
No, una portuguesa se ha extraviado
El río la ha atrapado
Buscaron mil hombres dos noches sin descanso
Al tercero encontraron una hermosa dama
De ojos como el firmamento claro, y cabellos de flor de árbol
Yacía con sus labios besando la tierra esclavizada.
¡Qué maldición tienen los portugueses con el río!
Cada siglo el río reclama sus orquídeas
Y una mujer de hermosos rizos.